5. Tetsuro y Kenma

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Tetsuro abrió los ojos apenas el despertador sonó anunciando que ya debían prepararse para iniciar su ajetreado día, así que empujó suavemente al delgado rubio que dormía a su lado usando una de sus playeras.

-Kenma... es hora de levantarse.

-No quiero -contesto entre sueños, el rubio.

-Kenma, el desayuno es las diez, debemos darnos prisa -el alfa lo intento de nuevo.

-Tengo sueño...

-Te dije que no te durmieras tarde jugando... -reprochó el alto moreno.

-No quiero usar un kimono.

-Sólo será hoy. Además, te ves bien usándolos.

-Me aprietan el estómago y es molesto -contesto el omega con los ojos aún cerrados.

Suspirando, Tetsuro alzo la ropa del rubio para pellizcar el plano abdomen de su joven pareja.

-Kenma, no tienes ni un gramo de grasa... Deja de ser perezoso y levántate.

-Me molesta el kimono -con esa sencilla oración Kenma le puso fin a la discusión.

El alfa lo observó mientras se volvía a enroscar en la cama para seguir durmiendo. En realidad todas las mañanas era la misma rutina con el omega, lo que lo hacía pensar que en verdad Kenma era como un gato, lindo, esponjoso y dormilón; además, era desinteresado y sólo pedía atención cuando en verdad la quería, aunque tampoco se quejaba si él llegaba y lo mimaba.

Tetsuro Kuroo suspiro resignado. Nunca se imagino que su vida sería así, mucho menos pensó que se casaría tan pronto con aquel durmiente omega.

Todo había empezado tres años atrás,  cuando se ofreció a ayudar a Iwaizumi a encontrar una pareja. El malhumorado alfa había estado muy presionado por su familia para contraer nupcias, sobre todo porque era el miembro más joven y soltero del clan, así que era un tanto urgente para el prestigio de los Iwaizumi, que se asentara; por esa misma razón se organizó una fiesta, donde se invitaron a muchos omegas para que el muy molesto Hajime eligiera de entre todos ellos, a su pareja.

Kuroo asistió para burlarse de los altos estándares marcados por el alfa, sobre todo porque desde que lo conocía, juraba que no se casaría con un omega -por ese tiempo, Iwaizumi los consideraba molestos por sus celos y el alboroto que causaban-. En cuanto ambos llegaron a la fiesta, observaron que la familia de Hajime en verdad había invitado a muchos omegas, y ya que los asistentes de Kuroo y de Hajime tenían ya las especificaciones de los posibles candidatos a la atención del malhumorado alfa, ambos decidieron pasearse y tontear.

Fue al momento de salir de los baños que Kuroo chocó con un delgado cuerpo; bajó la mirada para disculparse y se encontró con unos grandes y ambarinos ojos que lo miraron por un segundo, antes de bajar la vista y seguir con su camino. En ese mismo instante, supo que aquel omega sería su pareja.

Durante horas lo siguió con la mirada, se dio cuenta de que el rubio se alejaba de las personas y que evitaba a toda costa llamar la atención, lo que era un tanto ridículo gracias a su apariencia. Poco después lo vio de la mano de un alto y escandaloso omega castaño, era interesante ver su forma de actuar junto a su compañero.

-Saben algo... -dijo espontáneamente Iwaizumi, al lado de Kuroo.

-¿En serio? -repuso el moreno, con una burlona sonrisa.

-Son demasiados molestos.

-Yo diría que son inteligentes.

-Me interesa el alto.

- Oh, eso sí es interesante -Kuroo se recargo sobre el barandal donde Iwaizumi estaba apoyado. Estaban en segundo piso del salón y podían observar bien el espectáculo que ambos omegas armaban-. No recuerdo quién dijo que los omegas son molestos, ¿lo sabes tú?

DevórameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora