8. Bokuto-san y ¡Akaaashiii!

3.5K 480 257
                                    

-Mami, mami…

- ¿Qué pasa, Atsushi? -preguntó adormilado el omega de negros cabellos y serenos ojos grises.

-Papá ya no está -dijo el niño que era una copia idéntica de su madre.

-Cariño, Bokuto-san tenía trabajo muy temprano el día de hoy -contestó Keiji sentándose en la cama para cargar a su retoño de 4 años-, pero volverá temprano para jugar contigo.

- ¿Lo prometes? -preguntó el pequeño.

-Lo prometo, Atsushi.

Keiji Akaashi tomó en brazos a su hijo y lo besó en la mejilla, el pequeño rió con fuerza y correspondió a los mimos del moreno mayor. Aún era temprano, así que al omega no le importaba quedarse en su cama viendo la televisión junto a Atsushi; además, le gustaba sentir el perfume masculino y embriagador de su esposo, rodeándolo.

A las nueve decidió que ya era suficiente holgazanería, por lo tanto tomó a Atsushi en brazos y se dirigió a la cocina para preparar su desayuno.

Su casa era de un solo piso y era una combinación perfecta entre lo moderno y lo tradicional; la gran propiedad del matrimonio Bokuto-Akaashi estaba rodeado de árboles, igualmente el amplio jardín central -que era la pieza clave en la construcción- tenía varios cerezos, algunos juegos infantiles recientemente instalados, un pequeño estanque con dos carpas y un asador de carnes a petición del enérgico alfa.

Las cuatro amplias habitaciones se encontraban al este de la casa, cada una con un baño propio, hacia el sur se encontraban el gimnasio, la sala de juegos, el estudio privado de Akaashi y el cuarto de lavado; por el oeste estaban el gran comedor, la sala de estar, un baño para los invitados y la oficina de Bokuto. Finalmente, al frente de la propiedad, un amigable recibidor, una sala donde Keiji solía recibir a las visitas, un cuarto de juegos para Atsushi y la cocina con su gran despensa. Todo había sido planificado bajo los gustos del omega de gris mirada; Kotaro también tuvo sus exigencias como que un largo pasillo conectara todo y fuera la entrada principal de luz, después de todo la idea de un gran jardín en medio de todo, le había gustado mucho.

Fue Iwaizumi el encargado de diseñar y construir su casa; si bien en ese momento iniciaba su propio consorcio totalmente independiente de su familia y apenas había cumplido 22 años, su talento y dedicación eran excepcionales. Por eso Bokuto confío plenamente en su amigo al momento de construir la casa de sus sueños; antes de mudarse a su casa habían vivido en un bonito departamento en el centro de la ciudad, pero la llegada del pequeño Atsushi hizo que Kotaro y Keiji buscaran un mejor hogar para criar a su primogénito.

Mientras preparaba el desayuno, Akaashi sonreía al ver a su hijo con el carácter vivaz de su padre, pero que había heredado su apariencia. Su sonrisa se acentuó pensando en el largo camino que recorrieron juntos antes de llegar a ser el matrimonio que era.

Keiji Akaashi conocía a Kotaro Bokuto desde la escuela primaria, por casualidad se encontraron cuando unos niños molestaban al ya imperturbable Keiji. Bokuto, como buen impertinente que ya era, defendió valientemente al pequeño moreno de los chicos que eran mayores que ellos; el resultado de aquel primer encuentro fue una fuerte amistad que duró años y las rodillas raspadas.

Akaashi consideraba a Bokuto demasiado ruidoso, incluso parecía ser que el mayor era el omega, pues Akaashi solía ser más calmo ante todo. Sus conocidos bromeaban diciendo que el pobre Keiji terminaría casado con Kotaro, pues él era el único que aguantaba su enérgico y bullicioso carácter; al alfa de grisáceos cabellos y grandes ojos amarillos, jamás le molestó aquella insinuación.

Cuando ambos quedaron en la misma preparatoria, Bokuto fue increíblemente feliz por tener a Akaashi a su lado: al fin podría tener un armador que no se desesperaba con él y que lo entendía perfectamente. Gracias a la participación del omega en el equipo de vólibol, la Academia Fukurôdani fue de las mejores del distrito durante el tiempo en que Akaashi y Bokuto estuvieron juntos.

DevórameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora