32. Resignación

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Estaba hecho.

Tooru se había ido.

4 largos meses ya habían pasado, casi 5, llevaba la cuenta.

Desde que él se fue se sentía vacío, incompleto. Pero, en contraste a toda la situación se sentía presionado al no ser capaz de dar el primer paso rompiendo el lazo que los unía.

Tenía por seguro que era cuestión de tiempo para que su amado y creído omega se fuera, por lo que se había sorprendido que se mantuviera tanto tiempo sumiso a la situación que llevaban juntos; eso lo llevaba a preguntarse porqué demoraban tanto en llegarle los papeles para iniciar los trámites del divorcio, ya que habiendo deseado durante tanto tiempo su libertad, ahora no habían señales de avanzar con el que fue su más grande sueño.

¿Debería él iniciar los trámites? Hacerlo significaba buscar un abogado que lo ayudara porque desde la última vez que vio a Bokuto, éste le reiteró que sería el abogado de Oikawa y lo apoyaría durante todo el proceso, por lo que estaba solo contra el mundo.

No era como si le molestara la decisión del búho, en verdad agradecía que él tuviera esa disposición de apoyarlo, era consciente que podría ganar un buen acuerdo para Oikawa, ya que por lo general otro tipo de abogado podría hundir y hacer ver mal al omega.

Eso le molestaba aún  más.

¿Por qué se seguía preocupando? Bueno, definitivamente era un idiota que aún anhelaba lo mejor para su (no) omega aun sabiendo que esfuerzos eran inútiles.

Sin embargo, Iwaizumi ya no pensaba en el bienestar del omega como una forma de llegar a su corazón -por fin había comprendido que jamás lo lograría sin importar lo mucho que se esforzara-, sino que lo hacía con el único deseo de verlo bien y feliz.

El alfa también suponía que lo hacía porque a pesar del dolor y enojo que sintió al saberse engañado, amar a Tooru seguía siendo inevitable para él.

Justo por eso dejó de buscar a extraños con los que reemplazar o tratar de olvidar al omega, sabía que hacerlo no tenía sentido, no cuando solo podía pensar en él aun cuando penetraba todos esos bellos cuerpos que ya no podían siquiera satisfacerlo.

Iwaizumi se sentía solo, más cuando al confesarle a su familia que Tooru lo había dejado se inició una pequeña guerra entre ellos.

La confesión de Hajime desató furia de Masahiro por lo que el hombre ordenó que buscaran al omega y lo trajeran de regreso; claro que Hajime se había opuesto totalmente a esa decisión causando un quiebre total con todos los Iwaizumi, por lo que ahora, sin pareja y sin familia, solo le quedaba concentrarse en su trabajo para ocultar su dolor y dejar de pensar en Tooru

Sin embargo era imposible.

Debido al lazo que aun los unía podía sentir la felicidad de su pareja a pesar de estar separados por cientos de kilómetros.

Gracias a ello fue consciente que Tooru gozaba de muchos momentos felices -inclusive más de los que pasó a su lado-, también sentía varias veces un cansancio agotador  -el cual no entendía-, ira e instintos asesinos que aparecían y desaparecían con la misma velocidad, podía sentir como el ego del omega muchas veces subía hasta las nubes  y también percibía últimamente -y no quería saber por qué- olas y olas de excitación sexual, seguidas de frustración intensa.

Últimamente el omega era una montaña rusa de sensaciones y sentimientos. ¿Qué rayos estaría  pasando en su vida?

El lado positivo de las cosas era que como ya estaba tan acostumbrado a ocultar sus emociones no le costaba trabajo seguir haciéndolo.

Sólo en raras ocasiones, cuando no tenía la compañía de nadie y observaba las fotografías que habían sobrevivido a su violenta purga, sus esfuerzos por ser fuerte se venían abajo haciendo que un profundo dolor se instalara en su pecho.

Afortunadamente eso casi no pasaba gracias a que Hanamaki y Matsukawa estaban constantemente a su lado para distraerlo. Ayudaba también que Kuroo lo mantuviera ocupado con una posible remodelación para su hogar.

—Hey Iwaizumi, ¿no se supone que tienes una cita con Kuroo a las 16:00? —preguntó Issei sacando de sus pensamientos al hombre.

—Aun tengo tiempo —contestó Iwaizumi estirándose sobre su silla—. Además, no me ha confirmado el lugar.

—Eso o quiere pasar más tiempo con Kenta… —Hanamaki jugaba con su móvil sentado en uno de los sofás de la oficina de su jefe.

—Seguro que es eso… —dijo Matsukawa burlón—. No deja de quejarse sobre lo cruel que es Kenma con él.

—No es tan malo —comentó Iwaizumi—, Bokuto la tuvo peor en aquella ocasión en la que jugaba con Atsushi y el bebé se cayó. Akaashi casi le corta las bolas por su descuido.

—¡Cierto, cierto! ¡Ya lo recordé! —dijo el más alto—. Fue en un día de campo que organizaron los padres de Bokuto, el pobre creyó que Atsushi era lo suficientemente grande para deslizarse por el tobogán a pesar que Akaashi le advirtió que con siete meses aun era muy pequeño...

—Entonces Bokuto ignoró a Akaashi y deslizó al pequeño por el tobogán —terció Matsukawa—. Tuvo suerte que el tobogán no fuera tan grande y que Atsushi no llorara mucho gracias a que heredó su cabeza dura.

—Aun así Akaashi casi le corta las bolas a Bokuto —dijo Hajime con una ligera sonrisa—. ¿Durante cuanto tiempo Bokuto no se les pudo acercar? ¿Lo recuerdan?

—¿Meses…?

—Creo que incluso Akaashi amenazó a Bokuto con dejarlo e irse con Konoha en vista que no poseía sentido común —Hanamaki reía recordando aquel accidente

—Y Konoha disfrutó molestando al búho —comentó Iwaizumi.

—Bueno, no lo culpo… era tan divertido ver a Bokuto al borde de la desesperación creyendo que en verdad Akaashi lo dejaría por Konoha —opinó Mattsun.

—Entonces Kuroo seguro exagera.

—… ni tanto. Kenma le pide más cosas a Lev que a él, y eso lo tiene loco —dijo Iwaizumi con calma.

—¡Entonces verlo debe ser muy divertido! —después de una carcajada, Hanamaki y Matsukawa gozaban de la imagen mental que tenían de Kuroo siendo blanco de las crueles y secas actitudes de su omega.

Mientras tanto, y en lugar de asegurarse que todos los materiales que había solicitado para una obra fueran los adecuados, Hajime giró su silla hacía el ventanal y se preguntó cómo se hubiera comportado Tooru con él en caso de haber tenido niños. Seguramente lo hubiera ignorado para recurrir a Matsukawa y Hanamaki para cualquier requerimiento.

Lo más probable es que solo lo hubiera necesitado para los llantos de madrugada, seguramente y con un pie frio en su espalda lo hubiera sacado de la cama diciendo adormilado: Iwa-chan… el bebé.

Y él hubiera ido a atenderlo encantado de la vida.

Ese tipo de pensamientos recurrentes lograban que Hajime no pudiera avanzar con la decisión de dejar a Tooru libre, no podía evitar creer que en caso hubieran concebido aunque fuese un niño, éste hubiera sido tan lindo como el castaño logrando que él cediera completamente a la voluntad de su hijo y su omega. Hubiera sido un bebé muy amado. Podrían haber llegado a ser felices.

Despertó de su sueño cuando la puerta del despacho se abrió, dejando pasar a Hiyori quien con una sonrisa coqueta dejaba las facturas revisadas y aprobadas por el contador de la empresa.

Los coqueteos de la rubia se habían vuelto más frecuentes al saber que Iwaizumi estaba separado, razón por la cual no desaprovechaba ninguna oportunidad para pasar algo de tiempo a solas con el alfa que tanto le atraía, sin embargo no lograba grandes avances, ya que aun siendo una mujer guapa, Iwaizumi no tenía ninguna intención de llevársela a la cama.

—Los documentos que pidió, señor —dijo la rubia detestando que los guardaespaldas de su jefe estuvieran con él.

—Te informaré si necesito algo más —fue la seca respuesta de Iwaizumi.

—Claro, estoy para lo que requiera…

Con una sonrisa que pretendía ser linda, Hiyori miró por unos segundos a Iwaizumi con la intención de seguir adelante con su plan de invitarlo a comer con ella. Sabía que Hanamaki y Matsukawa estarían atentos, pero no por eso estaba dispuesta a dejar pasar más tiempo así que debía aprovechar que su jefe estaba disponible para una nueva relación.

—… Señor, me preguntaba si… —empezó la chica con un sonrojo.

—Un minuto… —repuso Iwaizumi sacando del bolsillo del pantalón su móvil—. Kuroo, ¿A qué hora nos vemos?

Mattsun no disimuló su diversión al ver a la rubia asistente de su amigo haciendo un puchero gracias a que fue interrumpida.

—Empieza a darme risa—comentó Hanamaki a su compañero en un susurro.

—Es divertido —dijo Issei—, cree que de verdad tiene una oportunidad.

—…. Nadie tiene una oportunidad —repuso Maki pensando que Hajime sólo tenía ojos para una persona, a la que irónicamente había lastimado demasiado.

—Bien, voy para allá… ¿No tienes problemas con que vengan, cierto? De acuerdo, en un rato nos vemos —dijo Iwaizumi terminando su llamada.

— ¿A dónde vamos…? —quiso saber Takahiro levantando una ceja.

—Comeremos cerca de aquí con Kuroo y Kenta… al parecer Kenma debió ir a la universidad y dejó a Kenta a cargo de Kuroo —repuso Hajime notando que su asistente seguía ahí—. No necesito nada más.

—S-sí, señor —Hiyori dejó la oficina cabizbaja y avergonzada, pues siempre que reunía el valor para acercarse al alfa era interrumpida.

— ¿No sería mejor decirle que se limite a hacer su trabajo? —preguntó Issei cuando volvieron a quedarse solos.

— ¿Para qué? Es absurdo tener que recordarle a alguien que debe ser profesional.

—Entonces despídela y contrata a alguien más —opinó Hanamaki.

—Lo haré cuando encuentre un reemplazo más eficiente que ella… No iremos a un lugar donde se pueda fumar así que, Matsukawa, fuma antes que veamos a Kuroo.

—No tenía pensado fumar ¿sabes?

Los tres hombres salieron de la oficina para darle el encuentro a Kuroo, comentando lo extraño que era que al fin pudiera pasar algo de tiempo junto a su hijo sin tener que ser observado por la inquisidora mirada ambarina de Kenma.

Ya que el lugar donde se reunirían con Tetsuro quedaba a unas manzanas del edificio donde laboraban, los hombres decidieron ir caminando para hacer tiempo y abrir su apetito también.

Así, mientras Iwaizumi era testigo de la sutil forma en la que Makki e Issei coqueteaban, trataba de sentir alguna de las emociones que podía estar experimentando su distante omega.

Sin embargo, ese día parecía ser tranquilo para Oikawa porque Hajime no sentía absolutamente nada.

“Supongo que es mejor así…” se dijo el hombre recordando lo mal que se sentía cada vez que se percataba que Oikawa no lo necesitaba para nada, a veces olvidaba que el chico era muy independiente para algunas cosas.

Eso lo llevaba a pensar también en lo pretencioso que fue al creer que por cocinarle y mimarlo podría llegar a ser indispensable para él, ahora se daba cuenta que Oikawa podía tener a cualquier persona haciendo lo mismo que él hacía.

Sí, había sido muy tonto.

Después de caminar por unos treinta minutos, llegaron al restaurante donde los esperaba Kuroo y al hacerlo fueron conducidos de inmediato al lugar donde el moreno ya estaba sentado con Kenta en sus piernas.

Ese día el primogénito de Tetsuro usaba un mameluco color azul y un babero blanco, además de un pequeño gorro a juego. Su padre iba vestido casualmente y se veía en verdad feliz por tener algo de tiempo a solas con su hijo.

Mattsun fue el primero en querer tomar en brazos a Kenta y eso hizo antes de saludar al alfa de afilada mirada. Después de Matsukawa, Hanamaki saludó a Tetsuro, siendo Hajime el último en saludarlo.

Kuroo no se molestó cuando los primeros minutos se centraron en Kenta, en verdad adoraba presumir a su pequeño Kenma a todo aquel que lo conociera. Además, estar lejos de su adorado omega que seguía tratándolo como a un imbécil también resultaba reconfortante.

— ¿Ya decidiste qué tipo de remodelación quieres? —Preguntó Hajime cuando llegó su turno de sostener a Kenta—. Decidas lo que decidas, debo ver los planos del pent-house.

—No, aun no hay nada decidido —repuso Kuroo—. Kenma sigue creyendo que no es necesario hacer nada en el lugar, y si lo hay sólo espera deshacerse de mí por un tiempo, creo que es lo único que por el momento le interesa.

— ¡Hombre, qué difícil! —se burló Issei jugando con las manos de Kenta.

—… te acostumbras con el tiempo —dijo el alfa alzando los hombros—. He pensado que tal vez lo mejor sería vender el pent-house y mudarnos a los suburbios.

— ¿Tienes alguna idea del lugar?

—No, sólo lo pensaba… ya sabes, una casa con un jardín es un mejor lugar para tener a tus hijos —contestó Kuroo sonriéndole a Kenta.

—Oye, ¿estás diciendo que esperas tener más niños aún cuando tu omega te odia? —quiso saber Maki bastante confundido—. No sé si eres idiota o solo finges serlo.

—Lo entenderán cuando tengan su primer bebé —dijo Kuroo con una sonrisa burlona observando al castaño.

—Maki no quiere —repusieron Iwaizumi y Matsukawa al mismo tiempo.

— ¿Qué? ¿No quieres una familia con Matsukawa? Qué cruel —ahora era el tiempo de Tetsuro para burlarse.

—Dice que no podrá dar a luz —contestó Issei cruzando los brazos sobre su pecho.

—Lo dices porque no será tu trasero el que partan en dos.

— ¡Vamos! ¡Te verás bien con un mini tú en brazos! —insistió Kuroo.

—Yo seré el padrino —sonrió Iwaizumi burlón.

—Y yo te ayudaré a ser mamá —terció Matsukawa recibiendo un golpe en la nuca.

—… en fin, el búho me dio esto para ti —dijo Kuroo sacando una pequeña tarjeta blanca del bolsillo de su chaqueta.

— ¿Una fiesta? ¿Tuvo algún logro? —preguntó Iwaizumi observando que simplemente se trataba de un invitación a una celebración en casa de Bokuto.

—Sí, dijo que será una fiesta “masculina”… —contestó Tetsuro con una sonrisa burlona.

— ¿Y qué celebran? —quiso saber Issei curioso.

—Eh… ya sabes… Akaashi y él serán padres de nuevo —confesó Kuroo con un poco de vergüenza—. Ya sabes, al búho esas cosas lo emocionan mucho.

—Ya… pero no creo que sea correcto que vaya —repuso Hajime llamando a un mesero.

—Eso fue hace meses, Bokuto ya está más tranquilo y tú también —dijo Kuroo—. Además, conociendo qué tan tonto es, seguro que es su forma de hacer las pases.

—No estoy molesto con él, así que no hay de qué preocuparse.

— ¿De verdad…? —preguntó Kuroo recordado que la última vez que Hajime y Kotaro hablaron casi se fueron a los golpes.

La conversación fue interrumpida debido a que un mesero llegó a la mesa para tomar la orden, por lo que Kuroo tuvo que esperar hasta que al ambiente volviera a ser el indicado para retomar uno de los puntos que deseaba hablar con Iwaizumi.

Sin embargo, se le hizo difícil ya que Hajime cargó a Kenta para que sus compañeros comieran con calma y sin tener que preocuparse por el pequeño que se movía tratando de alcanzar con sus manos los objetos que pasaban frente a sus ojos.

Se hizo más difícil aun cuando notó que Iwaizumi no mostró interés en tocar una vez más el tema sobre la invitación de Bokuto, dando a entender que prefería no hablar de eso, no al menos en esa ocasión en la que se habían reunido para conversar sobre Tetsuro y las posibles renovaciones que deseaba implementar en su hogar.

Kuroo lo entendía y respetaba sus decisiones, sin embargo no estaba de acuerdo en la forma en la que dejaba que las cosas sucedieran, desde su punto de vista, hablar sobre lo que había pasado era mejor que pretender que no existía motivo por el cual decaer anímicamente, razón por la que fue muy cuidadoso al encontrar la forma de retomar parte de su conversación original.

—… Bokuto dice que morirá cuando Akaashi vaya con sus padres —decía Tetsuro—, pero tampoco es como si pudiera hacer mucho si él tendrá que salir de la ciudad por unas semanas.

—Bokuto siempre ha dependido mucho de Akaashi —comentó Iwaizumi.

—Bueno, no es del todo así… cuando esperaban a Atsushi, Akaashi no dejaba que Bokuto se apartara de él —dijo Issei quién también recordaba esos momentos.

—Se supone que es lo que pasa cuando tienes de pareja a un omega —comentó Takahiro con descuido.

—Sí, eso se supone.

La simple replica de Iwaizumi alertó a los otros hombres sobre su falta de tacto al hablar de esos temas a pesar de saber que Oikawa se había ido sin dejar ningún rastro que seguir.

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