Parte 25

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Sentí como si algo me llamase al bosque, buscaba a mi mate, tal vez se sentía así, el deseo de buscar algo, entonces lo seguí, sé que debía quedarme con Nila y Silene, pero era más fuerte que yo, siempre estuve solo mi padre acaparaba solo para el a mi madre y luego cuando ella partió, su corazón se volvió frio y ya no hubo más sentimientos yo debía de ser el alfa, él tenía su manada pero yo ahora tenía que tener la mía, nunca hubo un abraso o una felicitación, nunca nada más que obligaciones, cuando se me dijo que debía conseguir una luna, enserio la busque pero no con el deseo que todo el mundo tiene, ese anhelo de querer de tener algo que proteger y de sentirse protegido en los momentos más vulnerables, lo hacía porque las reglas indicaban que un alfa debía tener una luna y a medida que pasaba el tiempo no lograba encontrarle, entonces mi padre sentencio que el escogería una para mí, mi corazón se oprimió y vi como el ultimo pedazo de libertad se escurría como agua entre mis manos, corrí con desespero por ayuda a quien sentía mi par y abecés hasta como un padre, corrí hacia Alistar por concejo y así mi interior se calmó, paso un tiempo y comencé a soñar con mi luna pero no la veía solo en mi se formaba la imagen del cubil de Mid Moon, entonces mis esperanzas de libertad revivieron y mi deseo de soledad de finalmente acabar con ella.

Es por eso que ahora corro por el bosque, a lo lejos diviso una figura borrosa algo me hace caer, aprieta con fuerza mi pecho y me dicta que lo siga, no quiero hacerlo pero mis pies no me obedecen, me hace correr por el bosque, las ramas lastiman mi rostro pero no puedo detenerme, mi lobo intenta tomar el control, pero pareciese encadenado a mi cuerpo humano, lucho y escucho risas irónicas y un fuerte olor uno que me da temor huelo sangre, y mi cabeza empieza a punzar, nuevamente caigo, el dolor es insoportable pero justo cuando veo que mi cabeza va a explotar puedo divisar la figura de un hombre acercarse a mí, vestido con unos jeans negros y una remera manga larga, sus ropas parecían desgastadas, intento desesperadamente subir mi mirada y veo a un hombre de tez blanca de cicatrices en el pecho tenía el cabello rapado a los costados color rubio cenizo, y barba, sus profundos ojos azules demuestran una furia contenida, me miraba con soberbia, camino hasta mí y con actitud sobradora levanto mi mentón.

-Miren que tenemos aquí... un pequeño cachorro de alfa.

-Eres al que buscan. No podía dejar que avanzara, tenía que obtener algo de información de él.

-Hmm... aun tienes el aroma de Nue encima, te hace querer protegerla aunque no sea tu luna. Dijo Oliendo el aire como si cada partícula de él le causase un éxtasis desconocido.

-No la vas a obtener.

- ¿Y quién me lo impedirá?, ¿Tu?... un patético remedo de alfa, crees que puedes conmigo... anda te dejo que pegues el primer golpe.

Dijo el con toda la soberbia que lo consumía, se alejó unos pasos y pude sentir como esa precio que me tenía en el suelo arrodillado desaparecía lentamente, camine hacia ale pero sin importar que por más que asestase puños en él no le hacían nada aun cuando me mostrase como alfa el solo los esquivaba con una sonrisa sobradora, sus ojos se tornaron amarillos con un reborde color rojo sonrió y ataco, no puedo llegar a describir el dolor ni sus movimientos, apenas podía verlo, pero si podía sentir sus garras que se clavaban en mí una y otra vez sin descanso hasta que mi vista comenzó a tornarse borrosa.

- ¿Qué pasa alfa?... ya no puedes más. Dijo Erik tomando del cabello a Aarón quien apenas podía moverse. -Vamos... llámalo.

-No... se dé... quien hablas. Dijo escupiendo sangre.

En ese preciso instante el estruendoso grito de un águila rompió la situación del momento Erik miro hacia el cielo y una gran águila dorada se abalanzo sombre el tomándolo con sus garras y alzándolo por los aires para arrojarlo con fuerza hacia el suelo.

En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora