Parte 40

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Abrió la puerta buscando a su luna, esta yacía atada de pies y manos muy lastimada, el olor a lilas la hizo abrir sus cansados ojos, creyó que su vista la engañaba, pero él se acercó, acaricio con suavidad su rostro.

-Ya termino... él no te hará daño luna. Dijo con la voz más suave.

-... ¿En verdad eres tú?. Dijo ella incrédula.

- ¿Quién más?. Él se acercó aún más, deposito su rostro en su cuello y ella inmediatamente lo aparto, lo miraba como si hubiese algo en él.

-Aléjate... no eres el. Y en ese preciso instante aquella imagen idílica de una habitación impecable rodeada de sábanas blancas y una elegante cama de dosel dio paso a un sucio calabozo en donde la única luz que entraba era la de una pequeña casi diminuta ventana por la cual asomaban débiles los rayos de la mañana, y frente a ella no había nadie más que un Erick furibundo aguantando golpear a una Nila que yacía encadenada con sus brazos sobre su cabeza.

-No estas muerta solo por lo que eres, ten eso en cuenta.

-Preferiría morir que pertenecer a otra persona que no sea mi alfa.

- ¿Tu alfa?, dime ... ¿Dónde está tu alfa?... si fueses mi luna hubiese salido a buscarte inmediatamente, ¿Pero lo ves aquí?, ya es casi otro día.

-Aun así. En un arranque de ira el sujeto con tal fuerza el rostro de Nila que hizo que ella mostrase una muesca de dolor y el débil quejido que salía de sus labios no hacía más que dibujar una macabra sonrisa en el rostro de Erick.

- ¿Cuánto te durara esa fuerza Nue?. Dijo retirándose, en el instante que lo hacía Zatar con una mirada fría ingreso y estudio detenidamente a Nila quien no le perdía mirada.

- ¿Sabes que esta tortura puede terminarse con aceptar lo que él quiere?.

- ¿Por qué hacen esto?... saben que el vendrá a buscarme.


-Tu querido alfa puede ser como el mío, pero Erick lleva siendo alfa mucho más tiempo de lo que el tuyo finge ser un lobo común, no tendrá oportunidad. Dijo colocando un puñado de hierbas en un pequeño hornillo que despedía un dulce aroma, tan embriagador que hacía que las pupilas de Nila se dilatasen. -El musgo carmesí hace que ustedes los zorros sufran un frenesí de calor, es cuestión de tiempo que no puedas soportarlo.

-Mi mente puede jugarme malas pasadas, pero se cuándo no es el.

-... .Zatar sonríe maliciosamente. -Al final de esta noche ... lo único que harás será rogar por que Erick te marque y te haga suya y tu querido alfa llegará tarde. -Dijo burlonamente, antes de retirarse.

Las horas pasaban y Nila recordaba cada minuto con su alfa, las lágrimas que salían de su alma clamaban por su presencia y el dolor en su pecho se hacía presente al no tenerlo cerca, lastimosamente miro hacia el único rayo de luz como si buscase la esperanza que en ese lugar no había.

-... No sé quién eres, yo no te conozco, pero si eres quien me guio hacia él te pido que lo guíes a mi ... diosa luna... temo en algún momento que estas fuerzas que poseo finalmente me abandonen. Dijo con angustia finalmente cayendo nuevamente inconsciente.

Las horas habían pasado y el agudo dolor de una quemazón sin nombre hicieron que Nila despertase entre gritos, reconocía esas frías manos que portaban el látigo que rasgaba como papel la piel de su espalda.

- ¿Por qué haces esto Ura?.

- ¿Por qué crees?... puede que Alistar perdone, muchas cosas aun cuando no llegue a tiempo, pero un cuerpo deformado lleno de cicatrices lo hará alejarse de ti.

En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora