Existe esta persona. Vamos a llamarla Jeny. La conocí recién y nos hicimos buenas amigas. Nos mandamos correos o mensajes de texto durante el día y a veces hablamos largo rato por teléfono. El asunto es que últimamente ha estado actuando de una manera que no me gusta. Ejemplos: Manda mensaje "¡Hola!" y si no le contesto de inmediato se molesta y manda mensajes reclamándome. Se ofende si le digo que no puedo comer o tomar el café con ella.
Hace unos días le dije que no podía salir a restaurantes/antros todos los fines de semana porque no me alcanza el dinero, si acaso puedo una vez al mes y no siempre, y en lugar de ser comprensiva me estuvo jorobando el alma con que solo se vive una vez, el dinero va y viene, Dios proveerá, etc. En fin. Es rara.
Siempre se queja de que está gorda, que debería bajar de peso y cosas así. Un día estuvo duro y dale con eso, que la lonja asquerosa por aquí y por allá y se me ocurrió decirle que si tanto asco le daba su cuerpo que mejor lo sacara de su mente y dejara de hablar de eso. Error. Por la noche me mandó un mensaje sentidísimo diciendo que nunca pensó que me diera asco su cuerpo. Tuve que disculparme mil veces a pesar de que no lo dije en ese sentido.
Desde entonces dejó de hablar de su cuerpo y empezó a hablar del mío. Que si estoy muy flaca. Que casi no como. Que la anorexia es peligrosa, que me voy a morir. En fin. Fuimos a cenar hace unos días (le dije que no tenía dinero, pero insistió tanto que no me pude negar), ella pidió un corte de angus al no sé qué y yo una ensalada y delante de la mesera gritó ¡Sabía que ibas a pedir una ensalada! Y empezó a carcajearse buscando la complicidad de la mesera que solo le sonrió y se fue. Toda la cena fue regañarme por no comer, por correr en las mañanas (que hueva, según), por fumar hierba cuando estoy sola, por no salir más, etc.
Como ya estaba un poco harta de que toda la plática fuera sobre mí le inventé que no me podía quedar hasta después de las 11 porque había quedado de verme con mi amigo Juan. Ay, mi madre, hagan de cuenta que estaba con mi marida. Se empezó a quejar de que la abandonaba para irme a fajar con un hombre, que el sexo es placer pasajero pero la amistad es para siempre, que no se vale ponerle horario a la amistad, etc. Total, que empezó a tomar vodka tras vodka y cada dos o tres tragos checaba el reloj y me decía "ya falta X tiempo para que te den tu revolcón" o cosas así.
El caso es que cuando traen la cuenta me empiezo a despedir, pero como es de esos restaurantes que tienes que pagar en la caja pues allá vamos. Llegamos a la caja y le dice a la señorita "cobre la mitad a esta tarjeta" y se pone a hojear revistas y yo con el ojo cuadrado porque me comí una ensalada de 79 pesos y una naranjada natural sin azúcar que no sé cuanto costó pero no creo que más de 40 pesos, más propina lo mío eran como 150, pero la cuenta total era de 900 y tantos por todo lo que ella pidió. Así que con todo el dolor de mi alma saqué el billete de 500 (que es mi reserva para casos de emergencia) y le dije a la cajera que el cambio lo dejara de propina para la mesera, porque alguna vez fui mesera y sé las chingas que se lleva una.
Cuando salimos del restaurante le pedí al valet que llamara un taxi. Estábamos a dos cuadras de mi depa, pero Jeny vive a una media hora más o menos de ahí. Tiró indirectas de irse conmigo a casa de Juan pero me hice la que le habla la virgen. Cuando llegó el taxi le dije adiós con la mano y ya me iba pero ella se me acercó mucho y dijo "Que no te vas a despedir de mí?" y me tiró un beso que apenas logré esquivar.
Bueno, hasta acá te he contado puras cosas malas de ella y pensarán qué demonios me pasa por tener una amiga así, pero en realidad estar con ella es muy divertido. Es muy inteligente y súper ocurrente. Siempre tiene algo que contar, sabe de muchas cosas y conoce a mucha gente.
Y bueno, hoy por la mañana me habló para preguntarme mis planes para semana santa y le dije que iría a Veracruz a pasarla con mis padres y sorpresa: Decide en ese momento que también va a Veracruz. Me preguntó si podríamos vernos allá. Le dije que iba en plan tranqui, que en Vera no salgo mucho porque no quiero recaer en ondas que no me hacen bien, ni ver a gente que no me conviene, pero que no tenía plan ni nada mejor que hacer, así que podíamos ir a un café. Se ofendió porque le dije que no tenía nada mejor que hacer y me colgó. Bueeeenooo... Qué se le va ha hacer, pensé.
El asunto es que hace rato me mandó un mensaje avisando que ya está en Vera pero que no consigue hotel y quiere saber si se puede quedar conmigo en la casa de mis papás y ahora tengo que explicarle que yo voy en el bus, pero rumbo a Puebla, porque mis papás decidieron pasar la semana santa con los compadres en Cholula.
ESTÁS LEYENDO
La Desventura
Historia CortaLa vida cotidiana, encuentros y desencuentros, drogas, amigos, sexo, fantasía, humor y amor en relatos cortos.