Un adolescente y su novia. Son felices y están muy enamorados. Nunca se esperaron la tragedia; el joven se embriaga en una fiesta y tienen un accidente en el automóvil. Ella muere. Naturalmente, él se siente culpable.
Pero la chica no se ha ido. Se queda en este mundo como un fantasma. No quiere irse ni estar sin su amor. Desafortunadamente él no puede verla ni escucharla. Ella susurra cosas a su oído que él percibe subconscientemente, como si fueran ideas propias, pero por más que lo intenta, no puede hacer sentir su presencia.
Por un tiempo ella se contenta con pasar todo el tiempo junto a él y reconfortarlo tanto como pueda. Al parecer logra efectos positivos en él. Sutilmente logra influenciarlo para que deje de tomar alcohol, deje de sentirse culpable y recomponga su vida. Todo parece funcionar bien.
Las cosas empiezan a cambiar conforme pasa el tiempo. El joven crece, la novia fantasma no. Él empieza a superar la muerte de su novia. Ya no pasa horas mirando fotos donde aparecen juntos. Ya no visita su tumba frecuentemente. La novia fantasma quiere verlo feliz, pero saber que la olvidan la hace sentir miserable. Recuerden que ella no ha cambiado, sigue siendo una niña y sigue enamorada de él.
Pasan algunos años y el chico que ahora es un joven adulto empieza a salir con otras mujeres. La novia fantasma está molesta y celosa. Empieza a sabotear sus salidas metiéndole ideas locas en la cabeza, con su habilidad para hacerse escuchar subconscientemente, para que él se comporte como un estúpido y arruine sus posibles nuevas relaciones.
Incapaz de encontrar la felicidad, el joven recae en la depresión. Regresa a la bebida, se involucra en peleas, pierde su trabajo. La novia fantasma tiene una sensación agridulce. Por una parte ha conseguido que él no se involucre con nadie más, pero por otra parte ha convertido su vida en una mierda. Una noche el joven tomó una gran cantidad de pastillas para dormir que casi terminan con su vida. A la novia fantasma se le ocurre un horrible plan: si él muere entonces podrán estar juntos para siempre.
Ella empieza a orilliarle cada vez más a hacer actos auto destructivos susurándole al oído pensamientos venenosos, intentando que él se odie a sí mismo. Él se aleja de su familia y amigos. Un día compró un arma sin siquiera saber realmente para qué. La novia fantasma odia hacer esto, pero cree que es la única manera.
Olvidé mencionar algo. En todo este tiempo la novia fantasma ha visto a otras personas acompañadas por sus propios fantasmas. Nada terrible como se ve en las películas de horror. Hay, por ejemplo, un hombre a quien su padre fantasma todavía lo sigue para darle consejos. Una madre que perdió a su hija, pero la niña todavía camina junto a ella tomándole la mano. El espíritu de un perro labrador que mueve la cola cuando llega su amo. Estos fantasmas pueden verse entre ellos, pero no se detienen a hablar por temor de perder de vista a la persona que más aman.
Por fin el joven parece que ha tocado fondo y está listo para terminarlo todo. La habitación está oscura y calurosa. El arma está en el buró. La novia fantasma sabe que ha llegado el momento pero no tiene el valor para verlo morir. Lo deja solo. Camina hasta el parque y ve a otras personas con sus fantasmas, pero ahora nota cosas que antes no percibió.
El consejo del padre fantasma, siempre crítico, parece francamente abusivo, constantemente reprendiendo a su hijo por su fracaso e insuficiencia. El hijo parece miserable. La madre de la pequeña niña no puede mirar otros niños jugando sin soltar las lágrimas. El perro labrador fantasma ya no está, sin embargo el niño, que ahora es un joven tiene una nueva mascota y se ve feliz. La novia fantasma se da cuenta que lo que ha hecho está mal.
Regresa apresurada a la habitación de su novio, que está a punto de dispararse en la sien. Le ruega que no lo haga. Suplica y llora. Él no quiere escuchar esos pensamientos que invaden su mente. En el cajón del buró están las fotos olvidadas de cuando eran jóvenes y estaban vivos los dos. Ella logra meterle en la cabeza que abra el cajón y vea lo felices que eran juntos. Después de llorar un rato, el joven toma el teléfono y llama a su madre para pedirle que lo salve.
El joven ingresó a terapida, dejó la bebida y empezó a tomar medicamentos para la depresión. Fue un largo y duro periodo pero lo consiguió. La novia fantasma está feliz, pero parece estar desvaneciéndose al paso de los meses. Sabe que al fin lo dejará ir. En algún momento ella se esfumó para siempre.
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La Desventura
Short StoryLa vida cotidiana, encuentros y desencuentros, drogas, amigos, sexo, fantasía, humor y amor en relatos cortos.