Cuando llega la hora del almuerzo, estoy que me caigo. Tengo un agujero enorme en el estómago. Cojo una bandeja y la lleno de todo tipo de comida. Tengo tanta hambre, y voy tan atontada comiéndome con los ojos toda la comida que llevo, que ni me entero de que cuando me siento en mi mesa de siempre para esperar a Dafne, ya hay alguien ahí sentado. Mi hermano. Es mi hermano.— ¿Mik?— pregunto extrañada. Veo que tiene una bandeja con un sándwich mixto y una manzana. Ay dios.— No vas a almorzar conmigo, ¿verdad?— espero que diga que no.
El muy puñetero sonríe, sus ojitos azules empequeñecen cuando sus prominentes pómulos ceden ante la tirantez de sus labios, y revuelve sus rizos rubios despreocupadamente.
— Por supuesto que sí. ¿No puedo pasar más tiempo con mi hermana?— y por el tono de su voz, sé que lo que quiere es estar cerca de mí para vigilar mis pasos.
Suspiro. Mi hermano es más terco que una mula. Sé que si intento convencerle de que se marche, lo que conseguiré será todo lo contrario. Es mejor dejar que crea que ha conseguido engañarme y que me he tragado eso de que solo quiere pasar más tiempo conmigo. Al fin y al cabo, cuando se canse de ver que no hago nada malo, terminará volviendo a la mesa donde le esperan sus amigos.
Agarro la hamburguesa que he traído, le doy un mordisco y saboreo la mezcla de salsas con las que he empapado el pan. En cuanto trago, le pregunto a mi hermano por sus exámenesy vuelvo a dar otro mordisco a mi hamburguesa. Cómo es de esperar, a Mikael se le iluminan los ojos de alegría por mi iniciativa para entablar una conversación. La verdad es que hacía mucho que no hablábamos más de lo necesario. Desde que mamá y papá murieron, Mikael desarrolló cierto complejo de padre conmigo, y a veces resulta tan sumamente protector, que hasta me cuesta hablar con él como lo hacíamos antes.
— Pues creo que he aprobado todo. Tengo que esperar a que me den los resultados, pero creo que los he hecho bien. ¿Tú qué tal te encuentras?— Me obligo a mostrar una leve expresión de inocencia. Como si mi hermano no me conociera lo suficiente como para tenerme calada.
— Bien, supongo.— Miento como una bellaca. Y como si el destino tuviese algo contra mí, Damián pasa frente mi mesa camino a la suya. Sin darme cuenta, lo sigo con la mirada. Veo que Mikael se gira y sigue mi línea de visión. Después vuelve a centrarse en mí.
— ¿Qué hay con el tío ese, Ray?— finjo no saber de qué habla. Aunque lo sé de sobra. A Mikael nunca le hizo gracia que tuviese novio, cuando se enteró de que estaba con Christian, casi le da un pasmo. Así que, si por algún casual, cree que me gusta Damián, después de todos los rumores que corren sobre él y sus infinitos ligues... Seguro que Mikael lo cuelga de un pino antes de que se acerque a dos metros de mí.— Ray. — insiste y aprieta los puños sobre la mesa.
— ¿Quién? ¿Damián y Axel? — la voz de Chloe es como una melodía celestial en mis oídos. Sin darse cuenta, acaba de dar fin a un interrogatorio del que no hubiera sabido salir. La miro y veo que Ivanna y Dafne vienen también. Las gemelas se sientan junto a mi hermano, y Dafne a mi lado.— Axel es el nuevo novio de Dafne.— comenta Chloe, así, como si no tuviese importancia. Dafne asiente mientras mastica una patata frita.— El otro es su hermanastro. Aún no lo conozco, pero está de buen ver, eh...
«Touche. Pero es imbécil.»
— ¿Cómo pueden ser hermanos si tienen la misma edad?— pregunta Ivanna. Se da la vuelta en el banco y los mira descaradamente.— No se parecen en nada. Son como el día y la noche.
— Porque no son hermanos, sino hermanastros.— explica Dafne.— Axel me contó que su madre y el padre de Damián se conocieron cuando eran unos niños. Así que se han criado juntos. De hecho tienen el mismo apellido. Son como uña y carne.
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Escala de grises #PGP2024#
Teen FictionUna vida triste, pérdidas que duelen, y amores que matan. Sí... matan. Jamás pensé que mi vida pudiera resumirse a una simple frase construida a base de un juego de palabras. Pero, sobre todo, lo que jamás me hubiera esperado, era que aquella frase...