Estrenando mi nueva ropa y con la espada guardada en la vaina que tan acertadamente ha personalizado Damián, comenzamos con el entrenamiento.
Es más duro que nunca, pero estoy tan entusiasmada que me da igual. La felicidad que siento por el detalle que ha tenido Damián me permite soportarlo todo. Tanto así, que incluso me descubro sintiéndome mucho más motivada que nunca.
Sé que solo ha sido un regalo, pero esa forma tan nerviosa de actuar ha significado muchísimo para mí. Quizá me esté volviendo loca, o esté viendo cosas dónde no las hay, pero algo me dice que ha Damián le importo. Aunque sea un poquito. Aunque sea solo como para preocuparle si me gusta o no su regalo.
Ajeno a mis pensamientos (o eso espero) Damián no para de darme lecciones mientras se pasea frente a mí con las manos cruzadas a la espalda. Parece todo un capitán, observando que lo esté haciendo todo tal y como el dice, sin margen de error.
- Repite las lecciones una a una mientras las haces para que te vea.- ordena. Se detiene frente a mi y me observa con dureza.
Estoy sudando a chorros. Tengo la respiración acelerada y mi corazón no late, galopa. Parece que se me va salir del pecho en cualquier momento. Aún así, me siento tan activa y preparada que hago lo que me pide sin rechistar.
- Lección uno: desenvainar la espada antes de entrar en combate. Toma más tiempo desenvainar la espada que recibir un golpe.- cito. Desnudo el precioso filo de mi espada.- Lección dos: conservar la calma, mantener los músculos flojos y la respiración regulada. Estar tensa podría limitar mis movimientos.- respiro hondo y ladeo el cuello hacia los lados, liberando tensión.- Lección tres: mantener el equilibrio. Tener los pies separados a la altura de los hombros y evitar cruzarlos en cualquier movimiento.- separo los pies y cuadro los hombros.- Lección cuatro: tener los codos flexionados y cerca del cuerpo, evitará que extienda los brazos y pierda estabilidad. - flexiono los brazos hasta que los codos quedan a centímetros de mis caderas.- Lección cinco: espada extendida y apuntando a la cara o garganta del enemigo.- la empuño con firmeza y la sostengo teniendo la cara de Damián en el punto de mira.- Lección seis: analizar al oponente y el terreno. Conocer mis defectos y mis virtudes y emplearlas a mi favor.- finalizo.
Y con esto último, no sé ni qué narices hacer.
Mi cara debe de ser la viva imagen de un chiste malo, porque Damián me regala una sonrisa socarrona y aplaude vagamente.
- Bien, ahora que ya sabes la teoría, vamos a la práctica.- me guiña el ojo.
Ay madre. Me sé la teoría, y parece fácil, la verdad. Pero de ahí, a llevarlo a la práctica... Bueno, eso ya es otro tema muy diferente.
Sin esperarlo, Damián se abalanza sobre mí. Me coge la mano derecha y me retuerce sin mostrar ni el más mínimo esfuerzo. Pierdo el equilibrio, la fuerza en la mano derecha, y termino dejando caer la espada a los pies de Damián.
- No dejes que te desarmen jamás, pero si lo haces,- habla, dándole una patada a la empuñadura y lanzándola a varios metros lejos de nuestra posición. Lejos de mi alcance. Genial, ahora ya sí que no tengo posibilidad de ganar.- tendrás que esquivar a tu oponente hasta que puedas llegar a coger tu arma de nuevo.- explica.- Bajita y delgada no son sinónimo de debilidad, sino de agilidad. Tienes que ser rápida, escurridiza, esquiva. Analiza a tu oponente y encuentra sus defectos. Por ejemplo; si tu oponente es alto, tiende a cubrirse el torso, así que puedes atacar las piernas. Asesta un buen golpe, puedes hacerlo caer. Y una vez caído... - puntualiza señalándome con el dedo índice.- No dejes que se levante de nuevo. Acaba con él.
- Pero...- quiero decir. Pero con ese mismo "pero" Damián vuelve a arremeter contra mí. Con un movimiento rápido, se inclina hacia a mi, me hinca el hombro en las costillas y me hace volar, literalmente, por encima de su cabeza. Caigo de espaldas al suelo.- ¡Joder!- chillo. Un dolor punzante me recorre la espalda.
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Escala de grises #PGP2024#
Teen FictionUna vida triste, pérdidas que duelen, y amores que matan. Sí... matan. Jamás pensé que mi vida pudiera resumirse a una simple frase construida a base de un juego de palabras. Pero, sobre todo, lo que jamás me hubiera esperado, era que aquella frase...