El rubio se yergue y lo mira, desafiante, mientras que Damián, muy seguro de sí mismo, enarca una ceja espectante. Ahora mismo, estoy segura de que si le digo a Damián que lo saque de aquí a patadas, lo hará sin dudarlo. Sin embargo, no quiero meterlo en problemas.
- No. Ya se iba.
El rubio me mira incrédulo, casi como si se hubiese quedado con ganas de pelea. Frunzo el ceño y lo fulmino con la mirada. No voy a permitirle saciar sus ganas de pelea en esta fiesta, y bajo ningún concepto pienso permitirle que meta a mi chico en problemas.
- Pues yo creo que acaba de interrumpir una conversación.- replica el rubio.
¡¿Peor qué?! Endurezca el gesto y suelto algo similar a un gruñido. Y aunque estoy preparada para decirle cuatro frescas, la amenaza impresa en mis ojos es suficiente para hacerlo huir.
Mientras el rubio se mezcla entre la gente y Damián lo sigue con la mirada, como si quisiese asegurarse de que no va a volver, yo suspiro agotada y me siento en el taburete. No me había dado cuenta de lo que cansaba estar tan enfada y en completa tensión hasta este mismo momento.
Damián rodea la pequeña mesa y se agacha a mi lado, apoyando una mano en mis rodillas.
- ¿Estas bien? ¿Te ha molestado?- su ojos centellean de preocupa y rabia.- Ahora mismo vuelvo.- en cuanto hace ademán de levantarse, lo agarro de la mano. Él me mira un segundo, analizando mi cara con cautela.- Solo voy a dejarle claro que no puede ir molestando a las chicas de esta fiesta.
Sonrío. Ahora que lo conozco, me doy cuenta de que miente fatal.
- Qué asco de gente.- bufa Dafne colándose al interior de lo que es el improvisado guardarropa. En cuanto la miro y veo sus mejillas coloradas, me doy cuenta de que está muy pero muy cabreada.- Me acabo de topar con un imbécil de los peores.
Damián y yo nos miramos, después la miramos a ella.
- ¿Un imbécil rubio? - soltamos al unísono.
Sólo por la cara de extrañeza y sorpresa que pone Dafne, me doy cuenta de que hemos dado en la diana.
- ¿A ti también?- pregunta casi en un grito.- Joder qué tío. Cuánta hambre hay por el mundo.- el asco en su tono es casi palpable.
- Bueno... - Damián se agacha un segundo y me da un beso en la frente.- Ya no necesitas que te haga compañía.- desliza una mano hasta mi cara y me acaricia la mejilla con ternura.
Jo, ¿se puede ser tan bueno y guapo al mismo tiempo?
- No, de eso nada. No encuentro a Axel, y aunque eso me cabrea y pienso matarlo en cuanto lo vea, al menos tengo tiempo para sustituir a Ray aquí y que podáis disfrutar un rato.- le interrumpe Dafne.
- Dafne, no es nece...- intento decir, pero ella me agarra del brazo y me levanta del taburete de un tirón.- Iros a tomar viento, venga.- nos apremia. Y para más énfasis, nos empuja a ambos hasta dejarnos fuera del guardarropa.- No hagáis nada que yo no haría.- nos guiña un ojo juguetón.
Ay madre. Creo que acabo de ponerme roja como un tomate. ¿Nada que Dafne no hiciese? Joder. Dafne es la seducción personificada; volvería loco a Axel en la pista, conquistando, enamorandolo una vez más en cada simple movimiento, y después lo remataría en la cama. Y yo... Yo ni siquiera se...
- ¿Bailamos?- no sé en qué momento me ha cogido de la mano, pero lo ha hecho, y ahora me está arrastrando hacia la pista.- No te voy a mentir, flor, no sé bailar.- confiesa, y yo siento un alivio casi instantáneo.- Pero lo vamos a intentar, ¿vale?
Quiero negarme. En serio, creo que sería lo más correcto antes que exponerme y hacer el ridículo tronchandole un dedo del pie a Damián bajo la fuerza de mis tacones. Pero, por algún motivo que no puedo explicar, la seguridad que me da ir de su mano y hacernos ver como la pareja que somos frente a los demás (ahora, de verdad), me empuja a asentir frenéticamente con la cabeza. El sonríe, jovial, y eso es lo único que necesito para saber que he tomado la decisión adecuada.
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Escala de grises #PGP2024#
Teen FictionUna vida triste, pérdidas que duelen, y amores que matan. Sí... matan. Jamás pensé que mi vida pudiera resumirse a una simple frase construida a base de un juego de palabras. Pero, sobre todo, lo que jamás me hubiera esperado, era que aquella frase...