— Tener novio es una mierda.— lloriquea Dafne.
— No seas boba, disfruta. Yo hago lo mismo con Damián.— miento.
Joder, Dafne lleva lloriqueando y protestando desde que nos hemos sentado a comer. A ver, la entiendo perfectamente. Entiendo que desde que está con Axel, y yo estoy supuestamente saliendo con Damián, casi no nos vemos ni pasamos tiempo juntas. Me duele tanto como a ella sentir este distanciamiento, pero, evidentemente, lo que ella no sabe es que ahora mismo le conviene más estar junto a Axel que junto a mi. Él puede protegerla, yo aún no. No estoy preparada para enfrentarme a Kenia.
Miro hacia los lados y veo a mi hermano sentado en la.mesa con sus amigos. Una llamada bastaría para que volviera a sentarse con nosotras y ayudarme a convencer a Dafne de que pasar tiempo con su novio no es del todo malo. Pero no quiero hacerlo; está tan feliz riendo y bromeando con sus amigos, que me sentiría como un monstruo si le hago volver a mí y a mi miseria.
Respiro hondo y me armo de paciencia mientras Dafne sigue despotricando sobre las desventajas de tener novio. Si las gemelas estuviesen aquí en lugar de estar castigadas por suspender un examen, ahora mismo tendría un apoyo extra para convencer a Dafne. Pero no están, y eso me deja a mi sola contra el problema de mentir sin saber mentir.
— Es que ya casi ni te veo.— sigue protestando.— Pero es que tampoco puedo ver a Axel todo lo que quisiera. Quiero dividir el tiempo. Estar contigo y con él y...
— ¿Ese es el problema?— exploto. Mi tono ha sido un poco cortante, lo sé. Pero es que de solo pensar que Dafne es capaz de dejar de pasar tiempo con Axel para estar conmigo, me pone enferma. En serio, estar conmigo en estos momentos es lo equivalente al suicido. Mientras que con Axel, significa seguridad y supervivencia.
Dafne no dice nada. Se queda un tanto desbocada por mi repentina respuesta. Un segundo después, asiente.
— Dafne... Yo siempre voy a estar aquí.— le recuerdo. Arrastro una mano por encima de la mesa y agarro la suya. La aprieto para que sienta mi afecto.— Te recuerdo que prometimos ir a la universidad juntas.— Alza la mirada y una sonrisa tonta asoma en sus labios.
- Los Ángeles nos espera.- canturrea. Ambas reímos al recordar la cantidad de promesas que implica eso.
- ¿Pero qué es eso?- exclama una chica al otro lado del comedor.
- ¡Qué bonito!- exclama otra. Seguida de otra, y otra, y otra más.
Dafne y yo miramos en dirección al origen de tanto griterío. Y aunque nos vemos obligados a ponernos de pie sobre el banco, no vemos mucho. Solo atinamos a ver un enorme ramo de globos que acapara toda la gama de colores posibles.
- Dios mío... Sea quien sea, se habrá dejado los pulmones dentro de alguno de eso globos.- comenta Dafne con una nota de admiración.
No se lo discuto. El ramo de globos es tan grande que solo conseguimos ver más piernas de quién lo arrastra. Solo nos queda esperar a que se los entregue a la chica afortunada para poder verle la cara.
El ramo de globos esquiva un par de mesas con dificultad, y no es hasta que varias personas hicen un pequeño pasillo, que nos percatamos de que viene en nuestra dirección. Directo a nuestra mesa.
- No puede ser.- balbucea Dafne.
- Hostia puta.- casi estoy yo más emocionada que ella.- Me encanta este tío.
El ramo de globos se detiene frente a nuestra mesa y... ¡Tachan! La cara de Axel se asoma entre ellos con una sonrisa de enamorado.
- Dafne Blake,- habla lo suficientemente alto como para que parezca estar haciendo una petición de matrimonio.- Te gustaría ser mi acompañante este sábado por la noche.
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Escala de grises #PGP2024#
Teen FictionUna vida triste, pérdidas que duelen, y amores que matan. Sí... matan. Jamás pensé que mi vida pudiera resumirse a una simple frase construida a base de un juego de palabras. Pero, sobre todo, lo que jamás me hubiera esperado, era que aquella frase...