Capítulo XV: Una Sorpresa en el Cumpleaños de Yoshino

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     —Puedo verla

     Un par de amigos se habían infiltrado en la casa de la tercera que formaba el grupo. El rubio estaba plantado cerca de la ventana y le informaba al castaño sobre cualquier movimiento. Habían planeado una fiesta sorpresa para compensar que durante tres años seguidos habían olvidado su cumpleaños.

     —Todavía no está listo —respondió el castaño mientras llevaba en las manos un inmenso pastel de cumpleaños.

     —Date prisa, acaba de bajar del auto —dijo el rubio—. Tienes al menos dos minutos, se le han caído las llaves.

     El castaño tardó muy poco en encender un par de velas sobre el pastel. Cuándo estuvo listo, se colocó frente a la mesa y le hizo señas al rubio para que lo acompañara. Rieron como un par de cómplices, hasta que la puerta de aquella casa se abrió y entró la festejada.

     — ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, YOSHI!

     Yoshino se llevó un susto de muerte al ver ahí a sus dos amigos. Luego los fulminó con la mirada.

     — ¿Qué están haciendo aquí? —se enfureció—. ¿Quién les dijo que podían entrar en mi casa?

     — ¡No seas tan amargada, Yoshi! —Reclamó el castaño y luego soltó una carcajada—. La edad no te sienta nada bien.

     — ¡Cállate, Masaru! —dijo Yoshino sonrojada.

     —Vamos, Yoshi —dijo Thomas tomándola de la mano y conduciéndola hasta el pastel de cumpleaños—. Pide un deseo.

     —Date prisa, quiero comer pastel —dijo Masaru y Yoshino nuevamente lo fulminó con la mirada.

     Después de comer cada uno su porción de pastel, se dedicaron a ver una película los tres juntos. Cuando anocheció se decidieron por hacer un brindis por el cumpleaños de Yoshino y entonces la televisión, que estaba apagada, se encendió en una señal estática. El trío la miró con confusión.

     —Eso sí dio miedo —dijo Thomas.

     Masaru se acercó a la televisión para apagarla y entonces escuchó esa voz:

     —Aniki…

     Masaru, Yoshino y Thomas abrieron los ojos como platos. Masaru se dejó caer de bruces frente al televisor diciendo:

     — ¿Agumon?

     —Aniki… —volvió a escuchar su voz—. Aniki…

     — ¡Agumon! —Dijo Masaru desbordando felicidad—. ¡Agumon, aquí estoy!

     — ¡Aniki! —También Agumon desbordaba felicidad—. ¡Aniki, eres tú!

     —Sí, Agumon —dijo Masaru emocionado.

     — ¿Agumon? —Dijo Yoshino arrodillándose junto a Masaru frente al televisor—. Agumon, ¿Lalamon está contigo?

     — ¿Y Gaomon? —Preguntó Thomas uniéndose a sus amigos—. ¿Está ahí?

     —No, estoy solo —respondió Agumon—. Necesito hablar con Aniki.

     — ¿Qué te pasa? —dijo Masaru preocupado.

     —Hay problemas en el Digimundo —respondió Agumon—. Necesitamos que los All Stars se reúnan con una nueva generación de Niños Elegidos. Aniki tiene que venir conmigo.

     — ¿Qué? —Dijo Yoshino—. ¿Pero qué hay del Data Squad? —Se indignó—. ¡Somos un equipo!

     —Sólo me otorgaron poder para traer a uno de ustedes —respondió Agumon—. Pero también el Data Squad estará completo en la batalla final contra el Digimon maligno que está intentando apoderarse del Digimundo.

     — ¿De qué se trata, Agumon? —dijo Thomas.

     —Hay cuatro humanos que se hacen llamar los Dark Tamers —dijo Agumon—. Pretenden conquistar el Digimundo con el poder de los Dark Masters. Representan un problema porque los Dark Masters eran indomables hasta que ellos llegaron al Digimundo. Por eso necesitamos que los All Stars se reúnan para vencer a los Dark Tamers, de esa manera los Tres Ángeles, que se encuentran atrapados en la Zona Obscura, recuperarán sus poderes y podrán reunir a todas las generaciones de Niños Elegidos para la batalla final, la batalla que decidirá el destino del Digimundo y el Mundo Humano.

     Masaru, Yoshino y Thomas intercambiaron miradas. No era una desición que debiera pensarse.

     —Iré, Agumon —dijo Masaru decidido—. Dime qué hacer.

     —Sólo quédate ahí. Los demás, aléjense por favor. Sí son absorbidos por el portal, como no tengo poder suficiente para los tres, sus Datos podrían dañarse.

     Yoshino y Thomas obedecieron y vieron como un potente rayo de luz salía del televisor y se tragaba, literalmente, a Masaru. Cuando la luz se desvaneció, Masaru se había ido y el televisor se apagó.

     —Tú puedes, Masaru —dijo Yoshino mirando el televisor.

     —Salva el Digimundo —suplicó Thomas.

     Y de esa manera, el segundo All Star se fue al Digimundo.

Digimon A.D.N AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora