Capítulo XXIV: ¡El Gran Héroe del Digimundo Regresa!

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     — ¡Estúpidos Niños Elegidos! ¡Estúpida Karminmon! ¡Estúpidos All Stars!

     Clarisse repetía eso como un mantra, mientras golpeaba con el puño una pared del castillo de los Dark Tamers. Sus compañeros, Ren, Nanami y Rei, no se atrevían a decir nada. La DigiXros de SatanPiedmon había sido un débil contendiente contra Karminmon y los Niños Elegidos habían escapado. ¿Qué otra cosa podía salir mal?

     —Tengo que encontrar una manera de vencerlos… —su mano comenzaba a sangrar pero ella seguía golpeando la pared—. No permitiré que ellos vengan a arruinar mis planes.

     En el Mundo Real, un par de hombres paseaban por las calles de Odaiba, en Japón. Ambos iban riendo a carcajadas, hasta que pasaron frente a una tienda de electrodomésticos. Un televisor de pantalla plana estaba en el escaparate. El mayor de los hombres se detuvo en seco frente a él al escuchar una voz apagada:

     —Tai…

     — ¿Qué pasa?

     El otro hombre miraba al que estaba plantado frente al televisor.

     —Tai…

     — ¡Agumon!

     El hombre entró a la tienda a toda velocidad seguido por su amigo.

     — ¡Tai, espera!

     — ¡Daisuke, es Agumon! —dijo Tai intentando escuchar la voz de su amigo.

     — ¿Qué, Agumon? —dijo Daisuke intrigado.

     —Escuché su voz… —afirmó Tai y entonces lo vio.

     En la pantalla de un televisor aparecía su amigo, tirado en el césped y apenas se movía. Herido, sin duda.

     — ¡Agumon!

     Su grito atrajo las miradas de todos los presentes pero a él no le importó. Daisuke quiso decir algo, pero en ese momento una segunda figura se desplomó, inconsciente, junto a Agumon. Era de color azul.

     — ¡Demiveemon!

     También Daisuke gritó. ¿Qué podían hacer para salvar a sus amigos? En ese momento una voz salió del televisor:

     —Tai Yagami… Daisuke Motomiya…

     — ¿Qué? —dijo Tai.

     —Esa voz… —secundó Daisuke.

     — ¿Quién eres? —exigió saber Tai.

     —Me llamo Ophanimon —respondió la voz y un extraño símbolo apareció en la pantalla—. Ustedes dos deben venir conmigo, no hay tiempo que perder.

     Diciendo esto, una intensa luz salió del televisor. El resplandor, literalmente, se tragó a Tai y a Daisuke, provocando conmoción entre los presentes. Habían sido transportados de una manera tan apresurada…

     Seguramente a Ophanimon ya no le quedaba demasiado tiempo de vida.

     En el castillo de los Dark Tamers, Rei se encargaba de vendar la mano de Clarisse. Estaba ensangrentada y casi inservible, pero al menos se había desahogado. Fuera de la habitación se escuchó un sonido. Era imposible relacionarlo con algo, pero le indicaba a Clarisse que alguien acababa de llegar.

     — ¿Qué fue ese sonido? —dijo Nanami.

     En ese momento se abrió la puerta de la habitación donde estaban y un chico con gafas de aviador entró a hacerles compañía. Clarisse sonrió con malignidad.

     —Ya era hora de que llegaras, Taichi Yagami.

     El chico de las gafas sonrió.

     Taichi Yagami…

     ¿Un miembro de los Dark Tamers?

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