Capítulo 14

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En su habitación, a solas, Grace hizo un mapa del salón de los Registros de Nacimiento. Tenía que entrar allí y ver el suyo. Si sacaba una foto de su registro, no habría persona más feliz en todo el país. ¡Por los reyes que no! Al terminar el tercer borrador de su mapa, se le hizo que era lo mejor que iba a conseguir y lo calcó en una hoja limpia. Después en una hoja aparte se puso a escribir sus datos. El día de nacimiento fue lo único que pensó que no cambiaría. Tal vez ella tenía un nombre distinto antes de ser adoptada. Otro nombre que no fuera Gracia o Carlota. Cuando Grace era pequeña, sus compañeros la molestaban diciéndole esos nombres, versiones en español de Grace y Charlotte. A ella no le gustaban.

A las diez y media bajó en su pijama a la biblioteca con las hojas enrolladas en una mano. Se encerró en la biblioteca después de revisar que no había nadie adentro. Se puso su ropa deportiva y abrió la ventana dejando la piedrita de siempre en su lugar.

Se sentó en el piano y empezó a practicar Claro de Luna de Beethoven. Eran una obra hermosísima y la preferida de Grace, aunque seguía teniendo problemas en una parte. El Tercer Movimiento era su pesadilla viviente. Siempre tenía que tomar un tempo más calmado para hacerlo y aunque no sonaba del todo mal se suponía que iba rápido. Ahí decía Presto Agitato, y ella iba en una velocidad parecida a Tortuga. Intentó con un tempo más acelerado y no salió del todo tan mal, así que siguió intentándolo.

Uno de sus muchos problemas del Tercer Movimiento estaba en las fusas que había del compás 164 al 167. Y ni hablar de los tresillos y quintillos que había desde el compás 178. Practicó más que nada estos compases hasta que no parecieron tan forzados y torpes. Su madre tocaba esa obra muy bien, aunque Jocelyn prefería los valses como el Minute Waltz de Chopin. En todo caso vals, en opinión de Grace, que no disfrutaba los valses. Después de los quintillos del compás 187 hizo esa hermosa cadencia y volvió a tiempo Adagio.

Para descansar las manos Grace empezó a tocar de nuevo el Primer Movimiento. Era triste, tan profundo. La hizo recordar a Eric. Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos y no las detuvo. Cada nota se le quemaba en el alma, porque no tenía a Eric. No era lo mismo sin él. ¿En quién iba a pensar cuando se sintiera al borde del abismo? ¿En quién iba a pensar antes de dormir? ¿Qué nombre sería el primero en sus labios al despertar? Las lágrimas no le dejaban ver bien la partitura, pero ella siguió. Sus manos sabían por dónde debían ir. Tal vez sus manos hacían más esforzandos o más fortes de los que se suponía que había, pero también sentía ira.

Cuando acabó el Primer Movimiento, se cubrió la boca con las manos para amortiguar los gemidos y gritos. Se sacudió espasmódicamente. Eric sólo había sido su amigo por unas cuantas semanas, Grace no entendía cómo él se había quedado tan dentro de ella. ¿Por qué no podía querer así a Micah? Ella había visto a Micah casi toda su vida. ¡Era tan injusto!

Una persona se sentó junto a ella en el banco del piano y la abrazó. Grace no supo quién era hasta que le susurró palabras de consuelo. Edward había entrado por la ventana. ¿Qué hora era? Si había ido a buscarla era porque se le había hecho bastante tarde. Ella se odió por ser tan sensible y llorica. Su historia con Eric había comenzado llorando por Micah y ahora estaba allí llorando por él. Poco a poco se calmó. A Grace le seguía doliendo, pero se esforzó por detenerse.

Hipaba y moqueaba. A pesar de que iba en contra de todo lo que le habían enseñado de etiqueta Grace sorbió. Cuando estuvo más calmada, Edward le preguntó por qué lloraba. ¿Qué le contestaba? Ella se decidió por la verdad.

- Eric. Pero no le digas – volvió a hipar. No dejó hablar a su amigo –. ¿Por qué tiene que ser tan estúpido?

- Lo sé, me lo contó. Es por la guerra y todo eso de la Causa – Edward terminó de decir eso y maldijo por lo bajo.

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