04 | Azúl contra azúl (pt2.)

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Recuerdo 04 | Parte dos

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TARA

—¿No estás feliz de verme? — me incliné hacia él, tratando de captar su atención.

Thomas volteó la vista hacia a mí. Lo que me molestó fue notar que antes la tenía puesta en Isabela, esa chica que acabábamos de conocer y él ya la invitaba a salir. ¿Qué había pasado con nosotros? ¿En serio habíamos terminado? Me negaba a aceptarlo, Thomas me amaba, yo lo sabía.

—Quisiera saber qué haces aquí — alzó los hombros. —. ¿No querías un “descanso”? — hizo comillas con sus dedos, claramente molesto.

Resoplé un mechón de mi cabello.

—Creo que ya estamos listos para volver.

—No. Lo siento, Tara, pero en mis planes ya no está seguir teniendo un noviazgo con alguien que solo saber pedir descansos cuando se nota que está harta de mí.

—¿Hablas en serio? Thomas, tu me encantas, y... te amo — me posicioné enfrente suyo y estaba a punto de enrollar mis brazos en su cuello cuando se puso de pie.

Agh, odiaba cuando se ponía de ese modo. ¿Acaso no entendía que en serio lo quería? Dios santo, ¿cómo iba a dejar ir a alguien tan guapo y perfecto como él? Yo no.

Thomas miró a Isabela, yo lo imité. Ella estaba con Dave, quien me había acompañado a los bolos para tratar de hacerme sentir mejor con todo esto. Miré a Thomas.

—Sé que tú también me amas — le murmuré, acercándome más. Él me devolvió la mirada.

—Debo acompañar a Isabela.

—Espera — tomé su brazo y lo obligué a verme. Thomas soltó un suspiro que me dió a entender que estaba impaciente por ir con esa chica. En ese momento, una idea se me ocurrió.

Tenía que recuperar a mi chico, sí o sí.

—Acompáñame, tengo que decirte algo muy importante de verdad. Prometo que no te quitará mucho tiempo. Te dejaré en paz luego — Thomas inspeccionó mi rostro, yo traté de fingir un semblante inocente mientras sentía su necesidad de ir con Isabela. —. Luego podrás ir con ella — añadí.

—No tardes.

Llevé a Thomas a los pasillos vacíos de los baños. Traté de hacerlo calmadamente para que no se diese cuenta de lo necesitada que estaba por tenerlo en mis brazos otra vez, por que me besara y me acompañara a todos lados y por que dejara en paz a esa chica. Desde que supe que era amiga de Stella Brooke, nada bueno pude esperar.

—Tara... ¿a dónde crees que vas?

—Este es el lugar más silencioso y solo — afirmé. —. Verás, Thomas, yo... te necesito conmigo otra vez.

—Solo han pasado unos días.

—Si pero parece que no te importa y que me has reemplazado — hice un puchero, acercándome a su cuerpo ya que el estaba recostado en la pared.

—Pues, verás, me estoy tomando tu decisión en serio, ¿no era eso lo que querías? — alzó una ceja y me miró desafiante.

Sonreí para mis adentros subiendo mis manos por su pecho hasta enrollarlas en su cuello. Él intentó alejarme pero se lo impedí poniéndome de puntitas, dándole una perfecta visión de mis pechos. Thomas respiró con pesadez.

—Aléjate y dime rápido lo que tengas que decirme.

Acerqué mi boca a su oído y mordí su lóbulo, haciéndolo soltar una respiración pesada. Sus manos se mantenían en mi cintura como un vago intento de alejarme pero la verdad era que él no quería que me fuera, lo podía sentir. Enrollé mi pierna derecha en su cadera y junté mi feminidad con su zona baja, acariciándolo.

Recuerda no olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora