Capítulo 11

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Saqué mi carpeta de la mochila, abriéndola lo más rápido posible para asegurarme de que no había perdido las hojas que me habían entregado en clase cuando un papel rectangular se me cayó por entre los hoyos de las graderías debido a mi apresuramiento.

Bufé.

Miré el papel en el suelo, y me odié por ser tan descuidada.

Tomé mis cosas sin arreglarlas y bajé rápidamente a traer el papel, pero cuando llegué, una chica ya tenía el papel en su mano, viéndolo como si fuese algo bonito y tierno. Su expresión me decía que le agradaba lo que veía. Miré el papel, dándome cuenta de que realmente era una fotografía pues reconocí esas palabras francesas al instante.

Me sentí un poco apenada.

—Lo debes de extrañar mucho —dijo, ahora viéndome a mí. Me limité a relamer mis labios—. ¿No? —la miré en silencio. ¿Ella lo conocía?—. Thomas hablaba maravillas de tí... Eras su adoración. Me empalagaba, era muy lindo. Me gustaba escucharlo hablar de tí. Isabela Argent, ¿me equivoco?

Me tendió la fotografía la cuál tomé deprisa.

—Sí, soy yo.

—Que bien que podamos cruzar palabras al fin —se acomodó su cabello rubio detrás de sus hombros, mientras sacaba una hoja de su mochila y la apegaba a su pecho. Me miró, y la sentí disculparse con su mirada inocente—. Pero lamento que sea de esta forma.

La chica me entregó la hoja. La miré a ella unos segundos antes de que se fuera y de leer el contenido del documento. En el, salían las notas de Thomas, desde las notas las más sobresalientes hasta la nota más baja, la cuál era uno de cien. Y en la parte de abajo una cita para sus padres estaba escrita.

En el momento, no supe qué hacer. Me sentía preocupada. Todo esto también estaba afectando sus notas y su avance en la carrera que estudiaba y que tanto trabajo le había costado. Pero por otra parte me sentía molesta con las autoridades por seguir calificándolo sabiendo en la situación en la que estaba.

¿O los Stevens no habían mencionado nada seriamente con administración? ¿Por qué no lo harían?

Coloqué la mochila en el suelo y guardé todo para después irme a mi siguiente clase.

°  °  °

—Quisiera comunicarme con Adelie o Christie Stevens, por favor. Son familiares del paciente Thomas Stevens.

—¿Desde cuándo es un paciente?

—Diciembre.

—¿Cuál es el estado del paciente? —preguntó la mujer, haciéndome cerrar los ojos en desesperación. No pude odiarla más por hacerme decirlo. Tragué grueso.

—En coma.

Pero no por mucho.

—Permítame.

Y me puso en espera.

Me recosté en mi casillero, pregúntandome qué exactamente debía decirle a la madre o hermana de Thomas cuando contestaran. No sabía si iban a considerar mi llamada como una molestia, aunque lo dudaba pues nunca les sentí como si mis llamadas lo hubiesen sido, mas había perdido un poco el contacto con ellas por todo este ajetreo de la universidad y temía de que se hubieran enfadado.

Respiré hondo.

—Señorita Argent. Las damas que me mencionó no están presentes... pero aquí está su padre. Permítame se lo comunico.

El corazón se me detuvo por un instante.

—¿Aló?

Era él, era Bradley Stevens. Me puso los pelos de punta y me hizo sentir un sabor amargo en la boca, pero también me hizo recordar a lo que Tara me había dicho sobre volver con Thomas cuando él despertara.

Recuerda no olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora