05 | Inesperado

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Recuerdo 05: Inesperado

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Una semana después...

Una semana después, una semana de puros exámenes y pruebas en el instituto, una semana de trabajo en Café Onnoré, una semana de estar aguantando a Chloe McCarthy y una semana... sin Thomas.

Sí, había tomado una decisión: Iba a alejarme de Thomas. No pensé que fuera a ser tan extraño no verle en el instituto, bueno, yo faltaba a las tutorías así no podría encontrármelo. Tampoco pensé que me sentiría aburrida, inundada de unas increíbles ganas por ver sus cafés ojos solo una vez más, o que comenzaría a crecer en mí el deseo de jamás haberlo conocido.

Trataba de evitar este último pensamiento.

—¿Puedes creer que no me han invitado a la fiesta de esta noche? Digo, ¿a mí? ¿a Stella Virginia Brooke?

—¿Virginia?

—Sí, siempre me ha gustado ese nombre — hizo la última abdominal y se me quedó mirando. —. ¿A tí no?

—No.

—¿Por qué?

—No lo sé.

—¿No te gustaría tener un segundo nombre?

—Me conformo con Isabela — fruncí los labios.

—¿No te parece raro que tu nombre solo tenga una L?

—No.

—Siempre me pareció raro. Es el primer Isabela que veo que solo tiene una L.

—¿Te gustaría que Stella tuviera solo una L?

—¡No! ¡Para nada! Sería... — se quedó mirando al suelo por un par de segundos. Luego me miró. —. Horrendo.

—Opino lo mismo de Virginia. Suena como virginal, virgen... ¿eres virgen, Stella? — alcé las cejas sabiendo que iba a odiarme por esta pregunta tan ridícula.

—Por supuesto que lo soy. No soy Chloe McCarthy o Tara White — iba a reír al escuchar el nombre de Chloe pero mi rostro se tornó serio al instante al escuchar el de Tara.

¡¿Piensas dejar que Stella te recuerde a Tara luego de tratar de olvidarla por una semana?!

—Oh, vamos, sé lo que estás pensando. Si en realidad quieres olvidar toda esa mierda, cómo tu le llamas, de Tara y Thomas, debes de aguantar oír sus nombres y hacer como su nada pasó.

—No estoy pensando nada en contra tuyo.

—Estás hablando con la que te ayudó a esconderle las toallas sanitarias a las amigas de Chloe a principio de año. ¿Crees que no te conozco?

Reí al recordar ese suceso.

—Se me hará más fácil hacer como si nada pasó si no lo mencionas.

—¿Ah sí?

—Sip — sonreí mostrando mis dientes.

—Bien — puso sus manos alrededor de su boca como un megáfono. —. ¡Thomas Stevens y Tara White son las mejores personas que existen en este jodido mundo e Isabela tiene una foto de ellos de tamaño póster pegados en su habitación para besarlos por la noche y...!

—Señorita, no puede gritar de esa manera en este gimnasio — un hombre que trabaja en el lugar calló a Stella.

—¡Já!

—¡Blah! — Stella me enseñó la lengua. —. Lo entiendo, señor trabajador de este gimnasio patético donde no puedo gritar. No lo volveré a hacer.

Recuerda no olvidarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora