Jared y Jensen son amigos desde la infancia, para proteger a Jensen al saberse Omega y librarlo de los peligros que los exponen a estos, se hicieron una promesa, la cual consistía en que Jared sería el Alfa de Jensen hasta que alguien fuera mereced...
Habían decidido hacer la prueba de ADN, ya habían pasado tres días desde el nacimiento de la pequeña Isabela y Jensen estaba por irse a casa junto con la pequeña.
- Debes mantenerte tranquilo cariño – le decía el castaño terminando de guardar las cosas para irse del hospital.
- No puedo, no hasta saber la respuesta
- Tardará dos semanas, así que por tu bien y la de Isabela debes mantenerte lo mas sereno posible
Jensen asintió, pero el Alfa lo conocía perfectamente y sabía que no habría poder en el mundo que lograra tranquilizarlo hasta tener esos resultados en sus manos, caminó hasta él y abrazo por detrás, el rubio se dejó hacer y proteger por los brazos del mas alto.
- Yo también estoy preocupado Jen, pero de nada nos sirve vivir en esta tensión, debemos estar felices por la llegada de la princesa y dejar lo demás a un lado – dijo dándole un beso en la mejilla.
- Sé que tienes razón, y no hay nada que me haga mas feliz que tener a mi bebita ya con nosotros, es solo que tener esta maldita incertidumbre... es frustrante
- Lo importante es que estamos juntos ¿ok? No importa que pase, hay que mantenernos así
Jensen asintió con una sonrisa, se separó del mas alto y se volteó para mirarlo de frente – Quiero que estemos así siempre – le confesó, Jared sabía que ese era el mayor temor de su omega, que si el resultado era que Isabela es hija de Paul, ya no estarían juntos.
- Te aseguro que así será, confía en mí
Obviamente el jamás permitirá que le quiten a su familia. Sea cual sea el resultado.
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Jensen arropaba a su hija en la cuna, no podía aun asimilar ya tenerla con ellos, sonrió con ternura, ver a su pequeña durmiendo tan tranquila en su cuna, en su hogar le calmaba el corazón de mil maneras, escuchó la puerta abrirse.
- ¿Ya está dormida? - preguntó llegando a su lado.
- Si, mírala Jay... es tan chiquita y hermosa
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Jared admiró a su hija y sonrió – Eso ya lo sabía desde siempre, es decir, teniéndote como su padre, no podía ser de otra manera – el rubio rodó los ojos, pero como siempre, no pudo evitar sonrojarse por las palabras de su pareja, esto no pasó desapercibido para el Alfa y sonrió satisfecho.
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Jensen miraba extrañado a su Alfa ya que este aún estaba dormido, se preguntaba si no iría a trabajar, ya había faltado varios días.
- Puedo sentir tu mirada Jen
- Lo siento, pensé que aun dormías
Jared se acomodó en la cama para mirarlo de frente – Lo hacía hasta hace unos cinco minutos, ¿Qué sucede? – le preguntó.
