- Tu y yo necesitamos hablar Brown.- Volví mis ojos a su rostro serio, mortalmente serio.
- No hay nada que hablar - Susurre secamente.
- No vengas a joderme con eso, pequeña niña tonta, se lo que vi ayer, y Katherine no deja de joderme aun, así que preferiblemente necesito que me digas que coño le has hecho, porque estoy cansado de perder el tiempo contigo, y no creas que no voy a contarle a tu padre sobre lo que vi - Sus brazos cruzados se abultaron mientras se tensaban, no pude evitar el doloroso nudo que se formó en mi garganta dado sus palabras, yo no tengo un padre, nunca lo tuve, el malnacido que me crio me lo restregó bastante en mi cara como para no olvidarme nunca de eso.
Concéntrate Elizabeth, deja los recuerdos.
- Mi padre está muerto, Bieber, golpéame hasta la mierda si quieres, yo no le hice nada a tu perra -Baje el rostro hasta el piso, cuando mi padre comenzaba sus golpizas, a él le encantaba que no lo mirase a los ojos, me obligaba a mirar al piso, porque decía que lo hacía sentirse mucho más poderoso, cuando tus víctimas no te miran significa que te temen, y yo era una jodida cobarde ante eso.
- ¿Que dijiste? - Pregunto con voz dura.
- No le hice nada a Katherine - Observe sus supras negras gigantes sobre el piso blanco.
- No hablaba de eso, ¿Tu padre está muerto? – Escuche la intriga en su voz.
- Lo está - Dios, mi jodido estomago no deja de dar vueltas. Bieber dio un paso adelante, y automáticamente yo di uno atrás, me va a golpear.
- Pero, ¡¡Miren a quien tenemos aquí!!! Jodida perra Brown!! - Cerré mis ojos en el instante que escuche a Katherine hablar, no puedo tener tanta mala suerte, Jesús.
- ¿La atrapaste para mi cariño? Eres un encanto!!! .- Katherine agarro el rostro de Bieber y lo beso agresivamente frente a mí, perra.
Esta era una horrible, asquerosa pesadilla que nunca se iba a acabar, esta mierda, esta vida tan horrible, estos sucesos me perseguirían hasta el fin de mis días, instándome a cada paso a adentrarme en la obscuridad.
Seguí observando el piso, donde sus encantadores tacones de 20 cm estaban al lado de las increíbles supras, nótese mi sarcasmo, por favor, Katherine empujo suavemente a Bieber y este se corrió a un lado, para así quedar ella frente a mí, tomo mi barbilla para que levantara mi rostro y la mirase a la cara, sostuve la mirada con sus perfectos ojos verdes, y sus bonitos labios rosas fruncidos con asco.
- Muy bien pequeña perra Brown, estabas tratando de abrirte las piernas para mi novio, ¿No es así? – Oh, por Dios, ni aunque fuera el último hombre en el mundo. Sus pequeñísimas pero peligrosas manos rodearon mi cuello y me empujaron hacia las taquillas, impactando nuevamente mi cabeza contra ellas.
- Te crees que te las sabes todas ¿No? Jodida cobarde, nadie se mete conmigo - Sí, claro, porque seguramente soy yo la que te está dando una paliza ahora mismo. Sus manos se apretaron alrededor de mi cuello mientras me presionaba contra las taquillas, bien, perra, mátame, ya no tengo nada por lo que vivir, soy toda tuya, sentí mis ojos llenarse de lágrimas, y voltee mi mirada a un lado, porque no quería ver esos malditos ojos verdes cuando muriera, me encontré con la mirada atónita de Bieber, su rostro nuevamente pálido, como si él nunca hubiera sabido de las palizas que me daba su novia, como si no conociera el daño físico y emocional que ella infligía en mi cada día de mi asquerosa vida, maldito cobarde.
- Muérete, jodida perra - Lagrimas silenciosas bajaban por mi rostro mientras mi vista se iba volviendo negra, sonreí, porque al fin podría tener la paz que siempre quise, al fin todo desaparecería, Bieber me observaba en blanco y yo simplemente sonreía, mientras Katherine apretaba más su agarre, cerré los ojos y espere pacientemente, mientras el poco aire de mis pulmones y mi cuerpo se sentía como en un gigante y vació abismo, sentí que era arrancada de sus manos, y entonces todo se volvió negro.
*****
Abrí mis ojos lentamente, mi cabeza dolía tanto o casi igual que mi cuello, ¿Qué demonios? ¿Me quede dormida en el patio? La luz del sol me cegaba mientras trataba de recordar que era lo que había pasado, Katherine me estaba ahorcando, entonces, estoy muerta, debo estar muerta, ¿No? Concentre mi mirada para ver el cielo azul y los arboles frente a mí, podía escuchar el cantar de los pájaros y aves, y el viento cálido azotando contra mi piel.
- En mi opinión, creo que tienes este extraño fetiche por el deseo de morir, ¿Me equivoco? - Escuche una voz conocida a mi lado, voltee mi rostro para encontrarme la sonrisa preocupada de Damián, su rostro pálido se veía aún mejor con la luz del sol y sus ojos azul claro hacían juego con su camisa de cuadros azul y negra.
- ¿Que paso? - Pregunte en un susurro, sentía mi garganta seca y raposa, Damian me dio una botella de agua de limón, y me senté mientras mi mente se estabilizaba, luego comencé a tomar pequeños sorbos esperando que me respondiera.
- En términos literarios alguien trato de matarte - Observe su mirada preocupada, y su ceño fruncido que arruinaba su hermoso rostro.
- Dime algo que no sepa - Puse mis ojos en blanco, el rio ante mi humor negro.
Se encogió de hombros.
- Te encontré aquí no hace más de una hora, muy pocas personas vienen por acá, solo venimos los fumadores, pero, ya que veo ese hematoma en tu cuello podría decir que alguien te quiso matar, y que dejo el trabajo sucio aquí, a menos que simplemente hayas estado fumando o poniéndote, y que esa haya sido una gargantilla de muy mala calidad que se te enredo en el cuello - Su mirada dudosa paso de mi cuello a mi rostro. Ni aunque fuera El Papa le diría lo que paso, la pregunta es cómo diablos llegue aquí.
- Tengo una muy mala suerte con las bufandas - Damián soltó una carcajada, y yo sonreí en respuesta, hacía mucho tiempo que no hacia eso.
- Bueno chica, tu eres graciosa, ya que sé que no quieres decir nada aun, te sobornare para que hables de una sola vez, ¿Qué tal si vamos al Starbucks de la esquina y comemos algo? Me gustaría que me acompañaras, mi trabajo empieza como en dos horas y realmente apestaría almorzar solo.- Damián se levantó y me tendió la mano para ayudarme, la mire dudosa un segundo y la tome, era hora empezar a confiar aunque sea en alguien.
- Uhm claro, eh, ¿Puedes decirme la hora?
- Son aproximadamente - Miro su reloj - Las 12:20 pm - Estuve inconsciente toda la jodida mañana, genial. Comenzamos a caminar hacia la salida, puse mi capucha para que nadie pudiera ver el hematoma.
- Entonces, ¿Qué año cursas? - Pregunto Damián sonriendo.
- Ultimo – Susurre - Y ¿Tu?
- También, pero nunca te he visto en una clase – Probablemente porque soy la chica que se sienta al final del salón de clases - ¿Crees que tenemos alguna?
- Uhm, tal vez
- Revisare mi horario, sería muy divertido tener una chica como tú a mi lado en clase – Si, divertido y yo no íbamos en la misma oración. Damián me guio a través de la hilera de autos, y paramos junto una Hummer Negra.
- ¿Esta es tu camioneta? - Pregunte atónita.
- Si, esta es mi bebe.
Dios, ahora estoy celosa.
-Pero tranquila, ella comparte - Damián me abrió la puerta del copiloto y me guiño un ojo, solté una carcajada ante eso, este chico era muy divertido.
- Gracias - Susurre con una sonrisita. Mientras Damián rodeaba la Hummer, divise una Hayabusa Negra al otro lado del aparcamiento, sobre ella se encontraba recostado Bieber, con las piernas cruzadas y sus brazos tatuado cruzados también, parecía mas homicida que nada, con un aura mortal del esas que dan miedo, su miraba asesina estaba centrada en la Hummer, y aunque parecía más un matón de lo normal, se veía demasiado extremadamente sexy como para que fuera legal.
Bien, oficialmente se me han quemado algunas neuronas.
- ¡¡Starbucks allá vamos!!!.- Damián encendió la Hummer y puso la radio, donde sonaban los Kings Of Lion con su Sex On Fire, reí ante sus caras mientras cantaba, y comenzó a andar en el aparcamiento hasta que perdí de vista a Bieber.
Al mismo momento que el perdió de vista la Hummer.
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-Disaster- (Justin Bieber)
Ficção AdolescenteElizabeth Brown tenía un pasado oscuro que nadie conocía, era la chica más callada de la clase, probablemente de todo el Instituto, nunca había conocido lo que era tener un amigo, o simplemente un poco de cariño que no hubiera llegado de su madre, t...