-Te traje algo de comida – Murmura luego de un momento.
Levanto la mirada hasta la bandeja a su lado, con un sándwich de pavo y jugo de naranja, hago un ademan para levantarme, entonces él está de pie y me toma en brazos, recostándome nuevamente como había esta antes, y coloca la bandeja sobre mis piernas.
-Yo… gracias – Me sonrojo inevitablemente, ahora simplemente no sabía cómo actuar a su alrededor.
El asiente.
-Elizabeth… - Voltea la mirada hacia la cortina, ¿Por qué las cortinas son tan interesantes en momentos como este? – Yo no sabía lo que Katherine hacía.
Dejo el sándwich a medio camino de mi boca.
-A veces veía heridas en tu cara – Murmura, frunciendo el ceño a un lado – Siempre pensé que eran accidentes que tenías, pero ¿No lo eran, cierto?
Niego con la cabeza.
El asiente nuevamente.
-Yo… Lo siento – Respira profundo y veo la sinceridad en sus ojos, veo cuan difícil es decir esa palabra para el, decido creerle.
-¿Por qué te disculpas? – Murmuro, tomando un bocado del sándwich.
Maldición, está bueno.
-Supongo que pude haberlo evitado, ella siempre decía que tú la molestabas, pero tenía dudas, ella nunca estaba herida, nunca nada que no fuera alguna uña rota o algo así – El niega, algún tipo de pensamiento extraño en su cabeza.
-Ella es tu novia, tenías que creerle por ley, aun así, no sabes si ella me hace todas esas cosas, puedo estarte mintiendo en lo que consta – Me encojo de hombros mientras devoro el sándwich.
-Sé que no me mientes – Hace una mueca, algo parecido a una sonrisa.
También le sonrió.
-¿Cómo puedes estar seguro de eso? – Lo veo encogerse de hombros.
-Solo lo sé, yo… - El sonido de mi teléfono vibrando lo interrumpe, lo alcanzo, preguntándome en que momento lo puso en la mesita de noche.
-¿Si? – Respondo, ni siquiera fijándome quien llamaba, Justin volvió a sentarse en la cama, a mi lado, observándome expectante.
-¡¿Dónde demonios te metiste?! – Doy un respingo ante el fuerte grito de Damián, alejo un poco el teléfono haciendo una mueca, creo que rompió mi tímpano.
-Yo…
-¡¡Tu tío me ha llamado una veinte veces preguntando si aún no se nada tuyo, joder!! ¡¿Dónde mierdas te metiste anoche?! – Sus gritos resuenan en mi cabeza, sin embargo, no puedo evitar darme cuenta de la preocupación en su voz, sonrió un poco.
Bieber me mira extrañado.
-Tuve, uh… Un pequeño accidente – Murmuro. Su respiración es fuerte en el teléfono.
-Mierda, ¿Estas bien? ¿Qué paso? – Ahora su voz es un susurro tenso.
Miro a Bieber, tratando de encontrar una respuesta correcta, ¿Debería decirle la verdad a Dam?, Bieber asiente hacia mí, sus ojos mirando a otro lado, su mandíbula apretada.
-Te lo contare cuando te vea, lo prometo – Murmuro.
-¡¡Y una mierda!! ¡¿Dónde estás?! Voy a ir por ti – Aun puedo escuchar la preocupación en su voz, así que respondo con cautela.
-Estoy bien, Dam, puedo caminar a casa – Bieber voltea en ese momento, dándome una mirada de muerte.
-Eso no va a pasar – Murmura, su voz oscura y raposa.
Ruedo mis ojos, Dios.
¡¡Olvídalo!! – Casi olvido a mi mejor amigo al otro lado de la línea - ¡¡Dime ahora mismo donde estas, Elizabeth Brown!!
Resoplo.
-Estoy en la casa de Bieber – Susurro, esperando que no me haya escuchado.
La línea se queda en silencio por un minuto.
-Bueno, mierda, no me esperaba eso – Esta vez, su vos expresa shock - ¿Estas…Estas bien? ¿Él te… te hizo algo?
-Dam…
-Mierda, Eli, ¡¿Te está obligando a hacer algo?! ¡¡Voy a ir a su casa y voy a matar a ese hijo de puta!! ¡¡No puede secuestrarte allí!!
Dulce niño Jesús, mi vida está llena de drama.
No puedo evitar mi siguiente carcajada.
-¡¡Oh, Cristo, no me tiene secuestrada!! ¡¡No me está haciendo nada!! – Exclamo, y antes de que sepa que está pasando, el teléfono es arrebatado de mis manos.
-Ella está bien, tiene unas costillas rotas y algunas contusiones – Bieber se levanta, caminando alrededor de la habitación con el teléfono pegado a su oreja – No puede caminar o mantenerse de pie durante mucho tiempo, y no, no estoy obligándola a tener sexo conmigo o tratando de robarme su inocencia, así que deja de sacar malditas conclusiones de las que te arrepentirás después – Su voz es ruda y molesta y creo que Dam lo ha ofendido.
Que delicados son los hombres.
Su expresión seria es tenebrosa mientras escucho el ruido de los gritos de Damián al otro lado de la línea.
-No, cierra la maldita boca, Damián, trataron de asaltarla y le dieron una paliza, la saque de allí y ahora está en mi casa – Fui consciente de que evitaba decir que trataron de abusar de mi ¿Acaso lo hacía por respetar mi privacidad?
Damián grito algo que casi pude escuchar.
Bieber parecía como que quería estrellar el pequeño teléfono celular contra la pared más próxima.
-Estará en su casa en cuanto pueda levantarse y caminar, maldición – Gruño.
Dam grito algo más.
-Bien, mierda, ven después de la escuela – Dam dijo algo mas – Bueno, como quieras – Y colgó.
Puso el teléfono nuevamente en la mesita de noche y me dio una mirada con ceño fruncido.
-Tu pequeño amigo es un poco boca sucia – Murmura, observándome, sus manos en sus cadera mientras cambia su peso de un pie a otro.
También era consciente del como la camiseta negra se marcaba en los lugares correctos.
Concéntrate, me grite internamente.
Me sonroje un poco.
-Damián es así cuando esta… uh, un poco molesto – Me encojo de hombros casi disculpándome, Dam podía recitar maldiciones en todos los idiomas posibles hasta cansarse cuando estaba realmente molesto.
-Lo note – Murmura, mirando a otro lado pensativamente.
Tomo mi teléfono, mirando la hora.
¿12:00 pm? Demonios, he dormido toda la maldita mañana.
-Tengo que irme – Lo miro dudosa.
Niega con su cabeza.
-Damián va a venir por ti después de las seis.
-Tengo que trabajar, Justin.
-¿Con las costillas rotas? No lo creo – Sus ojos mieles vacíos me miran con incredulidad.
-Es mi segundo día de trabajo – Me siento a la orilla de la cama – Me despedirán.
Él toma una respiración profunda, y con mil emociones en su rostro, la deja escapar lentamente.
-Casi abusaron de ti, Elizabeth – Susurra – Tomate las cosas con calma.
Pero lo que el sabia era que esta no era la primera vez.
-Se lo que trataron de hacer, no necesitas recordármelo – Miro a un lado, el dolor llenando mi pecho, decir que estaba acostumbrada sonaba lo suficientemente horrible, así que simplemente me callo, espantando con todas mis ganas los malos recuerdos que se mezclaban en mi cerebro.
Sal de allí, Elizabeth.
Sal de la obscuridad.
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-Disaster- (Justin Bieber)
Novela JuvenilElizabeth Brown tenía un pasado oscuro que nadie conocía, era la chica más callada de la clase, probablemente de todo el Instituto, nunca había conocido lo que era tener un amigo, o simplemente un poco de cariño que no hubiera llegado de su madre, t...