- ¿Que quieren? - Susurro completamente asustada.
- Oh, queremos muchas cosas de ti, pequeñita - Uno de los tipos de la navaja se acerca a mí - Así que tu solo cooperaras y harás todo lo que te digamos, ¿Cierto? - Su asquerosa mano recorre mi brazo mientras invade mi espacio personal, acerca su cuerpo al mío y comienza a olfatearme, puedo ver su asqueroso rostro, y trato de memorizarlo con todo lo que tengo, por si llego a salir viva de esta, quiero correr, quiero gritar, quiero defenderme, pero estoy tan asustada que estoy paralizada, porque sé que no podre contra ellos, sé que me harán pasar otra vez por aquella pesadilla, sé que no podré hacer más que gritar, llorar y suplicar, porque eso es lo que quieren, eso es lo que les causa placer, y eso solo suaviza el dolor.
- ¿Tu mami nunca te enseño que no debías salir a estas horas? - Habla otro mientras ríe.
Para mí, todas sus voces son como horribles relámpagos que tratan de entrar en mi cerebro y me dejan confusa y mareada.
Dios, es horrible.
- Por favor - Comienzo a susurrar - Les daré todo el dinero que tengo - Me atraganto cuando me doy cuenta de que estoy llorando, y que mis mejillas están completamente bañadas en lágrimas - Por favor, solo déjenme ir - Susurro con voz ronca.
- Ah, podríamos - Comienza a hablar uno que está detrás de mí, su mano acaricia mi cabello, y acerca su cuerpo al mío, sus horribles y repugnantes manos estan en todos lados, su boca en mi oído - Pero me gustaría aprovecharte antes de matarte, un cuerpecito como ese no se puede desperdiciar - Suelto un sollozo y todos carcajean, me doy cuenta de que estoy perdida cuando me toma de la cintura, mi cuerpo tiembla horriblemente, y contengo la respiración ante el horrible sentimiento que me invade.
- Por favor, no... - Me ahogo en otro sollozo.
- Shhhhh - Dice el que está detrás de mí, pega su cuerpo al mío y siento su asquerosa erección contra mí - Te prometo que pasara rápido - Mi cuerpo tiembla descontroladamente y restriega más su cuerpo contra el mío - Y cuando decida que tengo que matarte, ni siquiera lo sentirás - Carcajea contra mí.
Comienza a besarme en el cuello mientras los demás ríen a nuestro alrededor, el que está frente a mi mete sus manos dentro de mi camisa y me toquetea con sus horribles y callosas manos por todo mi abdomen, lloro descontroladamente porque estoy tan asustada, tan malditamente asustada que solo quiero que me maten, solo quiero que me entierren la maldita navaja y que no me hagan pasar por el infierno que sé que vendrá, comienzo a rezar internamente aunque no sea nada religiosa, aunque nunca haya creído en un Dios, rezo porque es mi única salida, y solo pido que el dolor no sea tan fuerte, que cuando muera, pueda estar con mamá, solo pido que me permita pasar la eternidad junto a ella, aunque no me lo merezca.
- Tienes un cuerpo muy suave, pequeñita - Siento las manos de otro comenzar a desabrochar mis vaqueros, entonces la adrenalina llega a mí de golpe, y forcejeo ferozmente contra ellos, trato de golpearlos descontroladamente y mi cabeza queda en blanco cuando el instinto de supervivencia llega a mí.
Tengo que salir de esta.
Voy a salir de esta.
- NO!! NO!! NO!!.- Grito furiosamente mientras me muevo como un maldito gusano - ¡¡Suéltenme!!! Joder!!! Joder!! Suéltenme!!.- El que esta detrás de mi me coge y me alza para que deje de moverme, sus brazos casi quebrando los míos, en el impulso golpeo al que me desabrochaba el pantalón justo en la nariz, escuchando un crak, y ni siquiera logro reaccionar antes la asquerosidad del sonido, seguramente rota, y al otro en la entrepierna, jodida suerte, cuando más te necesito.
- ¡¡Maldita perra!!.- Grita el que golpee en la entrepierna desde el suelo, al que le rompí la nariz está sangrando intensamente, y yo soy un maldito caballo furioso forcejeando contra su agarre.
- ¡¡Suéltame cabron!! Suéltame!! Suéltame!!.- Golpeo con todas mis fuerzas y con todos mis miembros, y aunque un rayo de esperanza había pasado a través de mí, desaparece completamente cuando los otros dos que solo miraban me sujetan los brazos con fuerza, haciendo que deje de forcejear instantáneamente.
- Así que lo quieres rudo ¿Eh? - Pronuncia el que me cogía desde atrás, limpiándose un hilo de sangre que le salía del labio roto, me mira con asco y se ríe lentamente - Jodida puta - Antes de que sea capaz de identificar la acción, se abalanza contra mí, clavándome su puño con una fuerza increíble en el estómago, suelto un jadeo ahogado cuando me quedo sin aire, apenas soy capaz de entender que es lo que pasa, y el dolor me golpea como un rayo, se propaga en mi estómago, haciendo que mi cabeza se sacuda junto con mi cerebro.
- ¡¡Defiéndete perra!!.- Me grita en la cara cuando las lágrimas explotan nuevamente, un nuevo golpe en mis costillas me vuelve a dejar sin aire antes de recuperarme del primero, sus puñetazos caen sobre todo mi abdomen como su fuera una lluvia de meteoritos y no soy capaz de hacer nada por mí, porque a este punto, yo ya me he dado por vencida.
Cuando pasan minutos y yo ya no soy capaz de saber cuánto me ha golpeado o cualquier otra cosa, el hombre para, estoy segura de que debo tener algo seriamente dañado, porque mi abdomen se siente caliente y casi creo que es sangre, con la respiración entrecortada por el esfuerzo, y me observa con los brazos en las caderas mientras recupera el aliento, apenas soy capaz de identificar si estoy viva o no, no puedo sentir mi torso ni mi abdomen, y estoy tan segura como la mierda de que debo tener costillas rotas.
- Suéltenla - Ladra el tipo. Los otros dos que me sostenían se alejan de mí, mi cuerpo cae como un saco de papas, porque no soy capaz de aguantar mi peso sobre mis piernas y respirar al mismo tiempo, comienzo a toser desesperadamente cuando siento algo líquido en mi garganta, hago mi cabeza a un lado y toso en el suelo, dándome cuenta de que es sangre.
El tipo toma la navaja de uno de los de capucha y se acerca a mi lentamente, aunque mis ojos están cerrados puedo sentir sus pasos, nuevamente rezo, aunque ya no hayan esperanzas y aunque los milagros no me ocurran a mí, rezo, esperando que Dios no me haya abandonado y espero pacientemente a que el sufrimiento termine.
- Te hare pagar, maldita zorra - Se sienta a ahorcadas sobre mí y comienza a desabrocharme los pantalones, lagrimas calientes resbalan por mis mejillas dándome cuenta de lo que pasaría, quería tanto llorar, gritar y patalear, solo quería morir, quería sangre, sangre por la injusticia de mi vida, por tanto maldito sufrimiento, sus manos bajan mis vaqueros hasta las rodillas, obro mis ojos con pánico creciente y le observo comenzando a desabrochar su propio pantalón, joder, Dios, mátame ahora, por favor.
Pero ahora, en este punto de mi existencia, en este punto de mi vida, sé que me ha abandonado.
Porque, oh, Señor, nadie se merece esta vida, nadie que no sea un pecador.
- Te voy a joder como a una puta - Me gruñe, cierro mis ojos – Voy a hacer que te duela hasta la mierda - Y me hundo en mi propio tormento, tratando de mantener mi mente lejos de aquí, como siempre lo hacía, ¿Porque no pude tener una buena vida?, ¿Porque todo tenía que terminar así, tan degradante y doloroso?, ¿Qué fue lo que hice, que demonios le hice al universo para tener este final, el final más horrible y asqueroso de aquellos que pierden la vida, el menos honorario.
Pero.
¿Me merecía yo el honor de morir con dignidad?
No.
Y justo cuando pienso que este es mi final, que ya no tengo salvación, y que seré degradada en mis últimos minutos, al igual que toda mi vida, lo escucho.
- ¿Acaso tu madre nunca te enseño como tratar a una mujer, pendejo de mierda? - Gruñe una voz gruesa y raposa, como un ladrido.
El hombre que se encontraba encima de mi es arrancado con fuerza de su lugar, soy consciente de la pelea junto a mí, los cinco hombres contra el tipo tatuado de cabello castaño claro, sus brazos se mueven con ferocidad cuando golpea a sus contrincantes, como un luchador, arranca sus navajas de un tirón los patea con fuerza en el estómago y la espalda, en cuestión de minutos, el tipo acaba con los cinco hombres no mucho más musculosos que él, dejándolos inconscientes en el suelo, mis ojos comienzan a cerrarse cuando la respiración empieza a fallarme, observo unas Supras negras caminando hacia mí, y puedo verlo arrodillarse, el tipo coge mi cara con suavidad y pronuncia algo que no puedo comprender, sin embargo, su aroma familiar me llega a las fosas nasales, y sé que puedo dejarme ir, me encuentro con unos ojos color miel profundos, y me doy cuenta de que por este día, estaré bien.
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-Disaster- (Justin Bieber)
Teen FictionElizabeth Brown tenía un pasado oscuro que nadie conocía, era la chica más callada de la clase, probablemente de todo el Instituto, nunca había conocido lo que era tener un amigo, o simplemente un poco de cariño que no hubiera llegado de su madre, t...