Cuando abrí los ojos lo único que pude ver fue el techo blanco, y aunque trate de mirar a los lados, ni siquiera pude, ya que el maldito dolor de cabeza que tenía no me dejaba ni pestañear, y tampoco podía concentrarme mucho que se diga, porque cada vez que miraba la lámpara de la luz del techo, veía como cinco de ella, y si eso no era suficientemente jodido, sabía que tenía alguien al lado, ya que sentía su respiración, al cual no podía ver ni saber quién era, y el miedo de que fuera la perra con extensiones para terminar de matarme no se disipaba, así que suspire exageradamente y simplemente cerré los ojos para esperar que a mi cabeza le diera la gana de concentrarse y probablemente esperar también mi muerte segura.
- Vaya, chica, creo que no le caes muy bien a alguien - Escuche una voz profunda a mi lado, un chico, y finalmente pude mirarle, bueno, casi me caigo de donde sea que estuviera acostada, el chico era guapísimo, y cuando digo guapísimo, hablo de "Ardiente, caliente y pecado" en la misma palabra, su rostro era, Jesús, su piel era totalmente lisa y pálida, blanca como la nieve, tenía el cabello negro y despeinado, dándole un aire sexy, y sus ojos azules, santa vaca… Nada comparado con los míos, eran tan azules que parecían agua, sus mejillas tenían un rosado que le hacía ver un poco tierno y sus labios finos eran totalmente… Está bien, creo que el golpe daño seriamente alguna parte de mi cerebro, el tipo está bien, esta muuuuuuuuy bien.
- ¡¿Que Demo...?!.
- Shhhhhhhhhhhhhhh, tranquila linda, la enfermera dijo que nada de movimientos bruscos, tienes una contusión en esa cabecita, así que yo que tú, me quedo quietecito.- Le observe fijamente, y él se rio, ¡¡¡Se rio por que le mire!!.- Soy Damián Maddox, un gusto, y ¿tú eres?.
-Elizabeth...- Susurre mientras me acostaba nuevamente y cerraba mis ojos, suspire pesadamente otra vez, bien, se me está haciendo costumbre eso.
-¿Elizabeth…?- Me miro divertido.
- Elizabeth Brown - Entrecerré mis ojos hacia el - Quiero irme, Damien, Damion, Damon, o como sea tu nombre - Le susurre muy despacio, y volví a levantarme hasta estar de pie, un mareo vino a mí y me tambalee hasta que el chico me sujeto con sus brazos, me tense inmediatamente por su toque y le mire con mis ojos muy abiertos.
- No me toques – Murmure, mirándole fijamente – Nunca – Continúe mi mirada y me soltó, respire profundamente y cerré mis ojos con tranquilidad.
- Lo siento, no quería incomodarte, y es Damián, por cierto – Observe un momento su expresión, sus ojos completamente abiertos.
- Esta bien - Me toque la cabeza, y sentí una venda donde me había golpeado, un agudo dolor me traspaso, quite mi mano inmediatamente y gemí muy bajo ante eso.
- No lo toques, Elizabeth, la enfermera dijo que debes cambiártelo todos los días hasta que se cure, te has roto la cabeza, nada del otro mundo, en unos días estarás como nueva - Me miro sonriendo y yo simplemente asentí y le di una media sonrisa - Estamos a empezar la ultima hora, así que supongo que deberíamos ir a nuestras clases.
- Claro, ehm, gracias... Damián - Le dije en voz baja y tome mi mochila que estaba en un silla cerca de la cama.
- Un placer conocerte, Elizabeth, ojala nos volvamos a ver - Me sonrió abiertamente de nuevo y desapareció por la puerta de la enfermería.
- Igualmente - Susurre, y comencé a caminar hasta mi última clase, con mi corazón dando tumbos por este nuevo y extraño sentimiento.
***
Joder, si la campana de salida no hubiera sonado, juro por todos los dioses que iba a tirarme por una ventana. Hoy ha sido el peor primer día de Instituto, el peor, todos me miran con lastima y algunos se ríen de mí, y sé que la razón no es el golpe en mi cabeza, ya que está tapado con mi capucha, combínalo con dos ataques de la reina abeja y es un especial de dos por uno, camine lentamente hacia mi taquilla para dejar los libros de mis clases, dejando atrás a todo el alumnado del instituto, el pasillo se encontraba vacío así que respire con tranquilidad y metí el seguro e hice lo que venía a hacer, mi momento de paz y tranquilidad había sido hermoso hasta que la puerta de mi taquilla se cerró en mis narices gracias a un musculoso y tatuado brazo, muy parecido al de...
- Brown - Pronuncio mi apellido con voz grave y raposa, aunque sexy también, pero no olvidemos intimidante, muy intimidante.
Jo.
Der.
Dios, mátame ahora.
Mi cuerpo se tensó hasta el punto donde no podía ni moverme, estaba muy, muy cerca de mí, violando mi espacio personal, y aunque no estaba tocándome realmente lo odiaba, odiaba mucho cuando alguien estaba tan cerca de mí que podía sentir su calor, odiaba cuando eso pasaba, podía sentir su respiración en mi cabello, bueno, el tipo me sacaba una cabeza, mis ojos fueron inmediatamente al piso, porque yo nunca los miraba a los ojos, no a ellos, nunca, era peligroso, mire los inconfundibles supras y confirme quien estaba allí frente a mí, y aunque quería darle donde más le duele y gritarle que jamás en la vida se me acercara tanto no lo hice, porque ese era Justin Bieber, y nadie se metía con él, no a menos que quisieras salir lastimado.
- Mírame a los ojos, ahora - Exigió con voz dura y molesta, joder, ¿Ahora que he hecho? Ni siquiera me he acercado a la zorra de su novia desde que me dio aquella paliza, y aunque me tiente mirarlo, no, ni de coña lo haría, no a alguien como él.
- Te estoy diciendo que me mires, joder - Susurro entre dientes con voz dura y peligrosa, estaba enfadado, muy jodidamente enfadado, y entonces tomo mi barbilla con su mano, y me obligo a mirarle.
- Cuando te digo algo, tú lo haces y punto, maldición.- Volvió a susurrar duramente, cuando mis ojos encontraron los suyos, rápidamente los cerré, Dios, tengo tanto miedo, va a golpearme, lo sé, se cuándo va a pasar, porque así actuaba mi padre cuando empezaba a darme sus típicas palizas diarias.
-Brown, deja de temblar, joder, no voy a golpearte - Murmuro con voz extraña y aunque sabía que probablemente estaba siendo una estúpida, le creí, y sin previo aviso abrí mis ojos, y no los pude cerrar, sus ojos miel me miraban confundidos y su ceño fruncido me daba a entender que no comprendía mi comportamiento.
- No me toques, por favor... - Susurre con la voz más baja que pude, y aunque pensé que no me había escuchado, retiro su mano de mi cara y dio un paso hacia atrás, dejándome mi espacio personal, y permitiéndome volver a tranquilizarme y tomar una profunda respiración para relajar un poco mi cuerpo. Cruzo sus musculosos brazos sobre su pecho y me miro severamente.
- ¿Que diablos le hiciste a Kathe, pequeña Brown?, porque desde el almuerzo me ha estado llorando y pidiendo que te jodiera, y diciendo lo mucho que te odiaba y lo perra sin escrúpulos que eras, y espero que me respondas de una maldita vez, porque estoy resistiendo mis ganas de estamparte contra estas bonitas taquillas, y no me importa que seas una jodida chica, no si eres tan animal como para joder a mi novia.- Su voz dura me llamo la atención y mis ojos se abrieron de par en par, ¿Que yo le hice a esa perra qué? Oh, Dios, esa inmunda hija de....
-Estoy esperando una respuesta, ahora.- Su dura mirada me atravesó como si fuera una bala e inmediatamente baje mis ojos al piso, no iba a responder, no, si me quería golpear entonces que lo hiciera, pero no le iba a dar el gusto a esa perra, pasaban los segundos, y luego los minutos, y entonces, justo cuando pensé que se largaría y me dejaría en paz dijo:
- Ya veo que eres la misma perra que tu madre, creo que nos ha hecho un favor a todos aquí y ha desparecido para dejar de avergonzar a nuestro pueblo, ¿no crees? - Mire rápidamente su cara, y su desgraciada sonrisa sarcástica estaba ahí, y luego, en un dos por tres, la sonrisa había desaparecido gracias a mi puño, que se había impactado contra su bonita mejilla blanca.
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-Disaster- (Justin Bieber)
Teen FictionElizabeth Brown tenía un pasado oscuro que nadie conocía, era la chica más callada de la clase, probablemente de todo el Instituto, nunca había conocido lo que era tener un amigo, o simplemente un poco de cariño que no hubiera llegado de su madre, t...