NOVIEMBRE 13, 2015

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No quiero perderla, y lo digo en serio. No quiero tener que hablar con alguien más por las madrugadas -aunque el sueño me venza-; no quiero que nadie más me diga cosas lindas o me haga escenas de celos sin razón; no quiero caminar por las noches tomando otra mano que no sea la de ella; no quiero que nadie más me acompañe a recostarme sobre el césped para platicar sobre la vida, la muerte, o solamente para ver las nubes, las estrellas; no quiero que nadie más me haga discutir, gritar, reír, soñar, escribir, llorar; no quiero que nadie más me vea a los ojos, me sonría y me acelere el corazón. No quiero a nadie, nadie, nadie que no sea ella.

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