(TODAVÍA)
Todavía recuerdo
la primera vez que nos tomamos de la mano;
esa sensación de no saber qué hacer,
de tener miedo,
pero de tener todas las ganas
de no soltarnos jamás...
Te recuerdo tomando mi mano suavemente.
O en algunas ocasiones,
por el miedo, por la angustia,
con una fuerza desmedida.
Te recuerdo diciéndome
«no te preocupes, cariño, todo va a estar bien»,
seguido de un beso en mi mejilla.
Te recuerdo a veces;
cuando la nostalgia viene,
cuando me quedo solo con mi soledad,
cuando la melancolía me invade.
Nos recuerdo vagamente
entregándonos, matándonos,
dándonos un amor de tantas maneras
y en tantos lugares.
Te recuerdo, sobre todo,
en los días grises,
en las tardes frías
y en las noches de lluvia;
y me pongo a extrañar
de una manera inconfesable
lo cálido de tus senos,
tus suaves piernas,
tu firme abdomen
y tu olor de vainilla.
Te recuerdo aunque
no debería.