JULIO 6, 2016

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(MORIR A CAUSA TUYA)

Espero curarme de ti,

como lo dijo Jaime Sabines;

debo dejar de fumarte,

de beberte, de pensarte.

Pero qué va,

si eres mi vicio más dañino,

el más querido y el más fuerte.

Imposible es sacarte de mi mente,

si te me impregnaste con cada abrazo,

con cada caricia,

con cada beso bajo la lluvia.

Espero curarme de ti...

o morir a causa tuya.

Espero morirme entre tus piernas

o recostado sobre tus suaves

y perfectos senos;

morirme sabiendo que eres mía,

que esta mierda no es un sueño.

Espero curarme de tu olvido,

tu desprecio, de tu daño,

y no morir por tu recuerdo,

por tu encanto,

por tus putos «te amo».

Espero curarme de ti

y no volver a quererte jamás en la vida...

pero contradictoriamente

te espero con una taza de café,

en aquel lugar que era mi favorito,

cada día.

Espero no morirme por la noche,

sentado en el sofá,

leyendo todas las cartas

que alguna vez me escribiste;

y ahí mismo espero curarme de tus mentiras,

de la sarta de promesas que jamás cumpliste.

Espero curarme de ti, de mí,

de tu amor, de mi odio;

de todo lo que recostados

sobre el césped soñamos.

Te espero sin esperar que vengas,

que me extrañes,

que me escribas,

sin la esperanza

de que vuelvas a mi lado.

Te espero,

y lo hago con la idea utópica de amarnos

y ser dichosos como lo fuimos antes.

Sin embargo espero curarme de ti...

y espero morirme antes de que me mates.

OCTUBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora