FEBRERO 14, 2016

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(ETERNAMENTE)

Te quiero.

No te imaginas ni cómo ni cuánto.

Te quiero de formas que no te he dicho,

de maneras que muchos no comprenderían,

de un modo que ni yo entiendo.

No te he dicho, por ejemplo,

que te quiero con tu risa extraña

y tus bromas sin sentido;

que te quiero

aun cuando nuestras ideas chocan,

cuando no coincidimos;

cuando tu socialismo

se enfrenta contra mis ideas de capital,

contra mi fascismo.

Te quiero con tu libertad y tu arrogancia.

Te quiero con tus pequeñas manos,

con los delgados brazos en los que me guardas.

Te quiero aunque me causes insomnios,

aunque tardes para contestar mis mensajes;

te quiero aun cuando te vas a dormir sin despedirte,

y te quiero más por quedarte platicando conmigo hasta muy tarde.

Te quiero sin importarme

que no le agrade a tus amigos

o que los míos no disfruten el verme a tu lado.

Te quiero sin importarme

el tiempo, los climas,

la vida, la muerte,

mi ánimo o tu estado.

Te quiero cuando me ignoras,

cuando me da miedo acercarme;

cuando la seriedad se apodera de tu rostro,

cuando estoy sólo contigo y me inmuto,

cuando no puedo hablarte.

Te quiero cuando no te entiendo,

cuando no me entiendes;

te quiero sin que nos entendamos.

Te quiero cuando tus palabras duelen,

cuando tus palabras faltan,

cuando sobran,

cuando dicen «te extraño».

Te quiero porque me quieres.

Y aunque no me quisieras

yo te seguiría queriendo.

Te quiero porque sin ti me muero,

porque muero por ti, de ti,

porque vives en mí,

por ti estoy viviendo.

Te quiero sin importarme

nada más que sólo quererte.

Te quiero.

De verdad te quiero.

Y te querré eternamente...

OCTUBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora