Capítulo 6: Salvada por la campana

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Al parecer, nadie se percató de que no estábamos en el gimnasio. La noche calló. ¿Cómo lo supe? El delegadito no cerraba la boca.

-¿Puedes hacer reposo de voz?- dije de mala gana.

-¡Hey! Tú eras la que enloqueció cuando se dió cuenta de que nos dejaron encerrados, así que no me jodas.- respondió....¿nervioso?

-Mira rubia. No nos queda otro remedio que quedarnos aquí hasta que alguien venga a abrir los vestidores. Ya traté de abrir la puerta de mil maneras, y no pude. Además si lo lograra, tendríamos que abrir la del gimnasio y después la puerta principal de la escuela.- dije con esperanzas de que se callara de una vez.

-Vale, vale, ya me callo.- se arrecostó contra la taquilla que estaba junto a mí.

-Ahora, ¿puedo dormir en paz?- moría del sueño.

-Esta bien.-

Me acosté en el suelo y usé mi chaqueta como manta. Pronto en sueño me ganó.

Nathaniel POV

Idiota. Idiota. Idiota. Ni siquiera me recuerda. Después de todo lo que pasó, no recuerda nada. Aunque, esa era la idea ¿no?

-Esta bien.- dije seco.

Mi personalidad ha cambiado bastante. No soy ese niñito bobo y dulce que solía ser. Además de que mi aspecto físico tampoco ayuda mucho. Ella solo recuerda cuando era más pequeño que ella de estatura, cuando usaba esos aparatos y esos horribles lentes.

En fin, no me parezco en nada a quien solía ser.

Pero ella en cambio, sigue siendo esa chica rebelde y valiente. Esa que no se deja pisotear por nadie. Sigue siendo ruda, pero tierna y frágil a la vez.

Sigue teniendo todo lo que me gusta de ella. Me gustaba de ella. Después de todo, gracias a ella me convertí en lo que soy ahora.

Gracias a ella no tengo amigos. Ella era la única y se fué, me abandonó. La odio por eso.

Pero ahora la veo así. Inocente, vulnerable. Ahg, a quien engaño. Todavía la quiero.

Sólo que ella no sabe que soy yo. Posiblemente me odie. Después de como la trato, no es de extrañarse.

Tomé mi chaqueta y cubrí lo que la suya dejó al descubierto. Me acosté junto a ella. Cerca.

Sentía su respiración chocando en mis labios. Su respiración calmada, como si nada de esto estuviera pasando.

La miré. O mejor dicho, la observé. Su piel blanca con subtonos rozados, sus ojos achinados. Recuerdo que hacía bromas hacerca de sus ojos. Lo que ella no sabía es que me parecían, parecen, hermosos.

Siguiendo mi recorrido con la vista, tropecé con sus mejillas rosadas. Aquellas que solía pellizcar para que ella se molestara y pusiera esa cara que tanto me gusta.

Y por último, sus labios. La zona prohibida que jamás llegue a tocar, por más que quería. Esa boca, esa boca. Estaba entreabierta. Sus labios carnosos, pero pequeños, que me apetecían más que nada en estos momentos.

Me acerqué, no pude resistirme. Me acerqué lo suficiente para rozarlos, pero no me atreví besarlos. Cuando lo haga quiero saborearlos, quiero quedarme con su sabor en mi boca, y quiero que ella también lo disfrute. Así que no la besé, no en este momento.

Después de algunos minutos el cansancio ganó. Caí rendido. Muerto del sueño. Junto a ella.

Sucrette POV

Desperté. Moví mi cabeza hacia un lado y vagamente abrí un poco mis ojos. El delegado estaba dormido junto a mi.

Espera....¿¡QUÉ!?

Me traté de alejar y mi cabeza chocó contra los casilleros. Resúmen, desperté al rubio.

-¿Q-qué haces tan cerca de mí?- dije enojada, y muy, muy sonrojada.

-Debí haberme movido cuando dormía. Me suele pasar. Pero no te preocupes no pasó nada.- se acercó un poco a mí- a no ser...-

-¿¡Q-qué!?- dije nerviosa.

El muy hijo de playa solo se reía.

-Solo bromeaba- río, quitándole importancia al asunto.

-¿Desde cuando tú "bromeas" conmigo?- dije de mala gana.

-¿Sabes? Olvid...-

Abrieron la puerta. Salvada por la campana.

-Nathaniel que haces aqu... ¿¡Sucrette!?-

Nope, salvada no era la palabra.

Parece que se avecinan problemas. Ella no se veía muy contenta.

Mundo Paralelo {Corazón de Melón}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora