Todas las noches de mi vida [J.Jonas]

Capítulo XXXIX

Me desperté con una sensación de incomodidad, me seguía sintiendo mal, cansada.

Zarandeé un poco al hombre que tenía junto a mí y el gruñó un poco, me levanté con cuidado y me dirigí a la cocina, tomé un vaso de jugo y regresé a la cama, me sentía ligeramente mejor sabiendo que ese día no tenía que ir al hospital y que Joe comenzaba su turno por la noche, me volví a recostar y lo abracé por la espalda.

—Jonas...

—Esa no es manera de despertar a la gente, Evans— musitó con voz seca

—Necesito ir de compras, porque no tengo nada en casa ¿vas?

—No lo sé, creo que tengo que arreglar algunas cosas del departamento antes, Nick viene a quedarse de nuevo y Margaret tiene que arreglar la habitación de huéspedes

—Bien, entonces iré con Anna

—Bien...

...

Llevaba ya media hora en el supermercado y Anna no podía dejar de ver las cervezas raras que había en el aparador, comencé a caminar y poco a poco vino a mi mente la noche de la fiesta, la noche en que Liam y Joe pelearon, la noche en que lo traicioné y por fin admití mis sentimientos por mi novio actual, tomé una botella de tequila y sonreí mientras leía la etiqueta.

—¿Quién ganó esa noche? — preguntó Anna, yo me reí, claro que ella igual había recordado la situación

—Joe

—Por supuesto

—¿Qué hiciste con Nick esa noche? — contraataqué

—Nada, solo me llevó a casa y después regresó a casa de Joe, claro que sabía que no pasaría por él

—Todos los sabíamos, creo

—Nick estará en la ciudad un tiempo, voy a cenar con el mañana ¿me prestarías tu vestido rojo?

—Por supuesto, al rato podemos pasar por él

...

*Joe*

Entré al departamento y encontré un par de maletas en la puerta, las pateé. Me deshice de la sudadera y puse las llaves en el platito de la mesa que había a la entrada, Nick me miró con mala cara y después estalló en carcajadas.

—¡¡Hey!! ¿Cómo está mi hermano el internacional Joseph Jonas?

—Hola, Nick

—¿Qué tal ha estado Suiza?

—No puedo creer que todo el mundo se haya enterado— me reí

—Oh, sí, lo hicimos...

—Bien, __________ estuvo feliz

—Joe... siento mucho lo de Emily

—Sí, bueno... la mujer es insaciable, está en el hospital ahora

—¿Cómo?

—Se transfirió

—¿Necesitas ayuda?

—No, hermanito, tus dotes de abogado no serán necesarios, simplemente he de deshacerme de ella como sea

—No hagas tonterías

—No lo haré— sonreí y me acerqué a la cocina, tomé una manzana y la mordí—¿Qué tal el viaje?

—Bien... sin contratiempos... escucha... iré a cenar con Anna esta noche, ¿podrías dejarme tu llave?

—¿Mi llave? —alcé las cejas

—Sí, perdí la mía cuando venía hacia acá, de hecho, perdí todas mis llaves, debí dejarlas caer en el aeropuerto

—Ok, tómalas de mi llavero, iré a dormir un rato más, tengo guardia a las 07:00, despiértame si necesitas algo

...

*___________*

Abrí la puerta del departamento con cuidado y metí todas las bolsas de papel como pude, Anna venía detrás, golpeó su rodilla con el marco de la entrada y maldijo en voz baja.

Me senté en la barra y respiré pesadamente.

—Ah, mierda... — resoplé

—¿Qué pasa?

—Me cansé de subir las escaleras...

—Estás gorda— me carcajeé

—Puede ser, además me estoy enfermando

—¿De?

—Creo que me dará gripa

—Puede ser, aún hace bastante frío y no ha dejado de nevar

—No, de hecho, me sorprendió que pudiéramos viajar de regreso con la cantidad de nieve que hay

Me acerqué al termómetro de la pared y subí la calefacción, puse el seguro a la puerta y busqué entre las cosas de la barra.

—¿Ya desayunaste?

—No— Anna se dirigía a mi cuarto

—¿Sándwich de jalea y crema de cacahuate? — ese era nuestro desayuno universitario cuando no teníamos ganas de hacer nada o no teníamos dinero, o sea, casi siempre

—Seguro— me miró antes de entrar a la habitación— y te quejas de estar gorda

Negué con la cabeza y saqué un bote de crema de la bolsa, tomé una cuchara y la hundí en la espesa pasta, me la introduje en la boca y la saboreé con la lengua, hacia tanto que no comía ese tipo de cosas.

Moví el utensilio entre mi paladar y la lengua y la boca comenzó a saberme rara. Saqué la cuchara y sentí el sabor metálico entre los dientes. Escupí en el lavaplatos y tiré la cuchara, que dio un golpe seco contra este; paladeé varias veces mi boca y una arcada me vino a la garganta, me tapé la boca y corrí al baño.

Estaba ya inclinándome contra el retrete cuando Anna llegó y me tomó por lo hombros, alzándome el cabello al tiempo exacto que yo vomitaba en el váter. Escuché que la rubia me llamaba a los lejos, pero las náuseas no me dejaban responder.

—____________...— cuando los espasmos cesaron me erguí lentamente sobre mis rodillas y jalé un pedazo de papel, limpiándome la boca

—No sé qué ha sido

—¿Cómo? ¿Qué has hecho?

—Nada, solo probé un poco de crema— me levanté y me enjuagué la cara, escuché como Anna jalaba la cadena

—Es solo agua... ¿no has comido nada?

—No

—¿Qué comiste ayer?

—Nada... el sándwich de pollo

—El que dejaste cuando saliste corriendo— me regañó mientras me pasaba el cepillo de dientes con pasta encima

—No he comido nada...

—¿Joe sabe que te sientes mal?

—Si... pero no he vomitado ni nada

—____________

—Está bien, Anna... compraré pastillas más tarde