Todas las noches de mi vida [J.Jonas]

Capítulo LVIII- Final

           

Me senté en la cama, estaba ansiosa.

Alex, David y Anna me miraban con sus pijamas azules desde el fondo del cuarto, hacía más o menos medio mes que me había transferido a New York y ahora reposaba todos los días en las usuales habitaciones del hospital en el que solía trabajar, no dormir. Ya tenía tiempo suficiente para que me dieran de alta, pero Joe me mantenía cautiva ahí para poder "vigilarme" mientras trabajaba.

Benson era demasiado, me habían dado la incapacidad sin ningun pero y cuando se enteró de que Joe había aceptado su beca para quedarse en la sub en el hospital hizo la vista gorda ante su ausencia en el trabajo los días que él quiso. Mamá y papa habían partido a Suiza hacía dos días, pues habían salido tan rápidamente que habían dejado todo botado, prometiendo volver en unas semanas. James fue a terminar su maestría, confesándome que había planeado ir a verme como una sorpresa, pero que volvería ya sin importar si era o no.

Liam partió a Boston y me dejó un regalo: una foto de él con su novia, una mujer igual de rubia que él, alta y sonriente, era abogada; al principio había sentido unos celos irracionales, pero eso no evitaba que estuviera feliz por él, al final del día, había quedado de enviarme mensaje y había partido a resolver sus asuntos.

La familia Jonas ya había partido, o al menos una parte, los hermanos, Nick, Kevin y Frankie estaban en proceso, Frankie había tomado un avión a Canadá esa misma tarde, el chico me había dejado un buen sabor de boca, era simpático y muy amable. Nick estaba quedándose en casa de Joe y trabajando desde ahí, Kevin y Danielle había decidido que si compraría la casa cerca de Central Park que habían visto hacía tiempo. Paul y Denisse habían regresado a New Jersey, volvían cada fin de semana a vernos y eso alegraba mi día.

Anna se la vivía preocupada por mí, como siempre, Alex y David se habían encargado de hacer mi almuerzo más ameno y Andrea siempre me ayudaba a bañarme y cuidaba de mí.

En ese momento entró Joseph por la puerta, todos lo miramos con los ojos expectantes.

—¿Qué? — nos miró, ese día llevaba la pijama con un par de tenis converse y la bata encima, con los bolsillos llenos de cosas que sobresalían de la tela: jeringas, guantes, cubrebocas, su gafete chueco, clips, lapiceros y hasta me pareció ver una pelotita que usaba para jugar con los niños de pediatría.

—¿Hoy? — dije, esperanzada

—______________...— me miró con los ojos entrecerrados

Llevaba una semana pidiéndole a Joe que ya me dejara salir y siempre que aparecía estábamos todos para preguntarle si "hoy" era el día.

—Por favor, por favor, por favor...

—No llevas ni la mitad de la recuperación para tu costilla

—Lo seeeeé, pero todos en esta habitación sabemos que no es necesario que me quede aquí, además los golpes ya no me duelen mucho y no tuve contusión, el desgarre ya tampoco duele y mi tobillo puede reposar en casa— argumenté con voz rápida y un brillo en los ojos

—_____________...

—Por favooooooooor

Joe me miró con seriedad, miró el informe que llevaba en las manos, negando con la cabeza y suspirando, sabía que solo lo hacía para ignorarme, pero no me molestaba, sabía lo mucho que le costaba concebir la idea de no tenerme vigilada todo el día. Joe había dormido junto a mi sus días libres, incluso había trabajado el fin de semana y los turnos que no le correspondían con tal de no irse.

—Bien, bien... pero Nick vendrá por ti, no puedo salir hoy, así que...— accedió en un suspiro tras unos minutos de expectación

—¡¡Sí!! — grité emocionadísima