Capítulo 3.- Can I be your friend?

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Después de hacerle bullying a patas chuecas toda la tarde, a eso de las ocho fuimos al parque que está por nuestra casa, íbamos a jugar básquetbol en un principio pero el balón que llevábamos terminó en el pasto a lado de nosotros mientras comíamos una hamburguesa y tomábamos un refresco.
– Eres una cerda, Gerard.
– Lo dice quién ya va con su segunda hamburguesa.
– Pero yo.- se auto-señalo Mikey.- estoy en crecimiento. Necesito crecer.
– Yo igual necesito crecer.
– Pero no de la panza, Gerard.
– ¿Perdón?.- hice la más cara más ofendida del mundo. Me había faltado al respeto. ¿Qué se cree esa japonesa?.- Todo esto que ves.- señale mi cadera un poco gordita, sólo un poco dije, ¿eh?.- no es gordura, es pura D-I-V-I-N-I-D-A-D.- deletree en sílabas .- así que no le digas "gordura", insensible.
– Pues eso que tu llamas "divinidad".- imitó mi voz.- Te hace ver como una ballena.
– ¿Así?, Pues tú te ves como La morsa.
– ¿Ah, sí?, p-pues tu pareces...- pensó un poco.-¡Una Vaca lechera!
– ¡Y tú una Maldita anoréxica!.
– ¡Rasputia blanca!
– ¡Versión barata de Hatsune Miku!
– ¡Chicos!.- Frank estiró los brazos hacia los lados.- cálmense por favor. Son  hermanos no las ex de alguien ¿que les pasa?.
– ¡Nada!.- dijimos al mismo tiempo.
– Si no tienen nada, ¡Porqué están gritándose!
– ¡No estábamos gritando!.- respondí
– ¡Claro que sí!
– ¡Tú estás gritando!
– ¡Y tú también!
– ¡Ya!.- ahora fue Mikey el que nos detuvo.- estamos en un parque, por dios, que vergüenza.
– Tú empezaste.
– Pero tú le seguiste.
– Ya chicos, hay que comer lo que nos quepa y ya después veremos quién está más gordo de los tres.- finalizó Frank quién bebía su Fanta.

– ¡Debiste ver tu cara!.
Al cabo de un rato después, nos dirigimos a la casa de Frank, para nosotros ya era demasiado tarde y nuestra muerte con mamá, igual ya estaba lista, así que no nos preocupamos por llegar más rápido.
– Ya cállate, Gerard. Fue tu culpa.
– ¿Mía? yo te dije que no lo hicieras peroo no.-  alce mi voz y pude mi dedo   índice en su pecho burlándome de Mike, otra vez.-  mi hermanito quería ver que es lo que pasaba.
–Le voy a decir a mamá.- con ojos acuosos.
– ¿Vas a llorar?.
Después de comer las hamburguesas, ahora si jugamos un rato, Mikey había estado nervioso un tiempo y ni Frank ni yo sabíamos que era lo que le pasaba, hasta después de algunos minutos comprendimos que era porque su "Bob" estaba viéndolo desde una banca remota, así que como ya sabíamos su historia con él, lo empezamos a molestar. Sí, es demasiado buleable*. Sus nervios eran tantos que empezó a sentir náuseas, pero el muy valiente quería hablarle.
– No voy a llorar pero déjame en paz. ¡Ya calláte, Frank!.- 
– Nunca olvidare eso es como...como ¡Quitarse la poca dignidad que te quedaba, maldita japonesa!

Yo le dije que no lo hiciera, no por lo que había pasado, sino porque hasta se había puesto verde y eso solo podía significar una cosa...

– ¡ Le vomitaste encima!.- exclamó Frank.

Supongo que todo lo que comió para su "crecimiento" le cayó encima a Bob. Juro que me seguiría riendo si no fuera porque tenía la cara como de perro callejero. Era MI hermanito.
– Ya déjalo, de todas maneras esa es su lección por forzar a su estómago estando temblando como Chihuahua.
– Pero es que Gerard, su cara...
– Frank, deja ya eso. Lo único que no quiero es que Mike nos pegue con el balón en la cara. Y yo vivo de mi cara.
– ¡No!.- río divertido.- es que su cara como de "No ahora por favor".
– Ya Frank, si sigues molestando a Hatsune Miku, yo no te voy a despegar del piso cuando te de un puñetazo.
Al final le hizo efecto esto último porque se calmó, solo un poco.
– Como en Facebook...
– Gerard, Frank de volvió loco de tanto que se río.
– ¿De qué hablas Frank?
– Y, y la cara de Mike y...Bob...te gua partir tu mare, así como....- ni mi hermano ni yo le entendíamos una mierda de lo que hablaba. No hasta que Mike le dio una bofetada tipo las novelas mexicanas que ve mi abuela.
– Última advertencia, enano.
– Ya, está bien. Además no me quiero parecer a la chica de Facebook.
–  Ya es la segunda vez que la mencionas ¿Quién es la chica de Facebook?.- pregunté
– Una que se avienta del edificio de su escuela.
Vaya y yo que me decía raro.
– ¿Que rayos?
–  Oh, vamos. Se avienta. Es un vídeo , la chica se avienta de su edificio de la escuela y termina como una tortilla.- se queda pensando​.- más bien como un perro atropellado.
– ¿Qué demonios ves en tu Facebook?
– No lo sé, ¿"Miltoner"?.
– Fingiré que no oí eso y me despediré de ti cómo un chico normal. Ya llegamos a tu casa.
– A nu ma si cierto.
– Frank, yo digo que lo que te falta de estatura te falta de inteligencia.
– Y yo digo que lo chueco que tienes las patas son lo chueco que tienes en tu orientación sexual.
– ¡Gerard! ¡Mira lo que me dijo Frank!
– ¿Y desde cuando se puede ver lo que dicen?.
– Vete al demonio.
–  Mikey, no te enojes. Yo te amo.

Y me dejó. Abrió nuestra puerta y la cerró. Maldita japonesa.

–  Siento lo de Mikey. No era mi intención.
– Bah, que más da. Se tiene que acostumbrar para que cuando entre a cuarto, sea el más hijo de coño de su salón.
– Vaya motivación. Y eso que leí una historia donde dieron una motivación y estaban a punto de tener sexo.
– Ya, no quiero oír de tus niñas que saltan de sus escuelas y motivaciones sexuales. Tengo 14 años. Aún quiero tener inocencia.
– Está bien.- se quedó pensando.- Puedo asegurar que tú ya no tienes nada de inocencia.
– Ya, eres la única persona que me ha hecho decir "ya" como mil veces. Adiós, nos vemos mañana. ¿ok?.
– Vale, hasta mañana Gerard. Por cierto tu hermano hace buenos tiros.
– Ese es su negocio.
Se río y se recargó en su puerta. Solo nos veíamos con diversión. Nuestros ojos eran conectados de una forma única que ahora no comprendía pero creo que lo haré algún día.
– Bye Gee.
– Bye.
– No te quieres ir, ¿verdad?.
– Es que...¿Qué tal si mi madre me golpea con una chancla?.
– Dios, Gerard. Es tu mamá, no tu tía con mil gatos.
– Vale, ahora sí, adiós.- me volteé y empecé a caminar hacia mi funeral, digo, hacia mi casa.
– Espera, Gerard.
– ¿Ahora qué?.
– No soy bueno en hacer amigos, y toda la vida siempre sufrí por eso.- tomo su mano izquierda. Y solo me miró.- ¿Puedo ser tu amigo?.
Sonreí, ¿Quién pide permiso para ser amigos?. Pues sí. Solo él.
– Bobo, no tienes que preguntar. Ya lo eres.
Volví a mi antiguo destino. Y antes de entrar, me volteé y lo vi mirándome, sonriéndome, supe entonces que de verdad, si sufrió por tener un amigo.

Fluoxetina. (F r e r a r d)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora