Capítulo 6.- Mr. Pumpkin

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Mr. Pumpkin era un borreguito de peluche, era muy suave y esponjadito, mi madre me lo había dado cuando había cumplido tres años, me hizo una fiesta, donde claramente recuerdo que aún en ella estaba mi papá, ella estaba llorando cuando me lo dió, supongo que de felicidad porque me abrazó muy fuerte y mi papá me dió un beso en la frente, no entiendo porque no puedo recordar su cara, pero ese dia fue muy emotivo.
Mr. Pumpkin había estado conmigo desde los tres hasta los diez que fue cuando creí que lo había perdido en uno de las prácticas de Básquetbol​ en el parque, lo dejé en una banca a lado de mi morral y cuando terminó la practica ya no estaba, lloré ese día como nunca lo había hecho. Ese peluche había estado conmigo en todas las cosas, desde malas hasta buenas, por lo que me desconcertó que después de 4 años lo haya encontrado aquí. En el sótano.

- ¡Este señor se casó con mi mamá!
- Gerard, tranquilízate. Estás demasiado alterado.
- ¡Pues debería! ¿Si entiendes que "él" puede ser mi papá?
- Sí, Gerard, sí. Ahora come.
Frank me metió la cuchara de helado entera, era de fresa, mi favorito.
Ya nos encontrábamos en la sala, veíamos ahora otra cosa pero ahora era una de Cartoon Network.
- Gracias.
- No hay de qué. ¿Más tranquilo?
- Un poco. ¿Cómo va tu tobillo?
Frank de estiró para ver su tobillo recargado en la mesa del centro, donde reposaba una bolsa de granos de maíz congelada.
- Menos hinchado.
– Es solo que no lo entiendo, porque mi mamá escondería eso. Una mamá normal tendría todas las fotos en su buró o en la pared de la sala. ¡No en el sótano en una caja toda vieja y sucia!.
– Tal vez ella tenga sus razones, Gee. Además es una adulta ella sabe porque hace las cosas.
– ¡Pero es que..!
– ¡Ya calláte!, Dios, cuando llegue tu mamá le preguntas, pero ya déjame ver la tele. Además no creo que sea buena idea.- se enderezó en el sofá y solo se volteó un poco hacia mi.
– ¿Porqué no? Ella me tiene que explicar o por lo menos decirme que es esto.
– Sí, tal vez tengas razón, pero.- bajó un poco la mirada como si buscara una manera de decirme algo.– Mira trata de unir todos estos pedazos. Hacen tu fiesta, está tu papá y tu mamá, te dan a Miss pukin...-
– Mr. Pumpkin, Frank.
– Lo que sea, bueno, te lo dan tu mamá llora y por arte tu papá desaparece y tu no te acuerdas porque eras un mini idiota. El peluche desaparece y al final estaba en el sótano junto a muchas cosas relacionadas con tu papá.
– No entiendo...
– ¡Gerard! ¡Es obvio que tu mamá esconde algo sumamente importante, de lo contrario ya te hubiera dicho esto!
– ¡Lo sé! No soy tonto.
– Yo digo que mejor esperes. Que sólo preguntes por Mr. Pumpkin y ya. Lo demás saldrá sólo. Con el tiempo.
– Enserio que quiero saber de él, se siente feo no tener papá. Además ¿cuando tuvieron a Mikey?, es menor por cuatro años, se supone que apenas había nacido cuando yo  cumplí 4.
– Y que tal si.... Tu papá no se fue así como así.
– ¿Cómo?
– Osea que tu papá no se fue inmediatamente sino que tal vez aún estuvo con tu mamá pero contigo no. Por eso no lo recuerdas.
– Tiene algo de sentido.
– Además no eres el único que extraña a su papá. Aún espero verlo un día.
– ¿Qué fue de tu papá, Frank?
– No lo sé, pero mi madre cada vez que intenta decirme algo de él, se arrepiente y llora todo el día en su habitación. No me gusta verla así, así que no le pregunto nada y me quedo callado.
– ¿No sabes absolutamente nada de él?
– Creo que se llama igual que yo, pero le dicen Cheech .
– ¿Porqué los papás siempre se van?
– A veces ellos mismos no quieren irse, pero lo tienen que hacer cuando ven que es necesario.
– ¿Qué es lo que lo hace necesario?
– El bienestar, Gee. Mejor casa, más dinero, mejor vida. O al menos eso me dice mi mamá cada vez que le pregunto porque papá se fue.
– Pero eso no le quita lo doloroso, sé que mi mamá siempre ha estado ahí, y se lo agradezco de todo corazón, pero hay veces en los que me pongo a pensar "Necesito a mi papá" y sé que no está. Y sé que así siempre será, a menos que me explique donde está.
– Los papás son un dilema, así que mejor dejémoslo en paz y veamos la tele.
– Tu sólo piensas en ver tele.
– Me he lastimado el tobillo y tengo hambre, pero soy tan flojo que no haré nada así que mí única distracción es la tele.
– ¿Tienes hambre? Creo que hay botanas en la cocina.
Frank me miro con ojos brillantes y supe que yo tenía que ir por ellas.
– Maldito flojo.
– Así me amas, baby.
Entré a la cocina, con una silla alcance la alacena y empezé a sacar las papas fritas y demás cosas. No podía dejar de pensar. Tenía tantas dudas. Deposité todo en un bowl y se lo lleve a Frank.
– Aquí está
– Gracias.
Lo tomó y me senté a lado de él. No podía, no podía dejar de pensar.
– Deja ya eso, te vas a hacer un cortocircuito.
– Ya, está bien.
– ¿Seguro?
– Si, no te preocupes.
– Bien, ahora veamos la tele.
Se volteó a su posición anterior y yo solo pegue la vista a la pantalla aunque no la estuviera viendo, osea, tengo demasiadas cosas que pensar y el capítulo de Rick y Morty no me deja concentrar...esperen ¿Rick y Morty?
– ¡Oh por Dios! ¿¡Qué temporada es!?
– Creo que la primera porque están donde quieren dejar a Rick en un asilo.
– Vaya, por fin algo que me guste sale en televisión.
– Como digas campeón.
Toda la tarde estuvimos viendo la primera temporada, aunque la vida de Morty se asemejaba un mínimo en mi vida, una que otra cosa también me parecía a  Summer, su hermana, y de ahí,  de algo estaba seguro.
– Frank, ¿Sabes? Creo que entre Morty y Summer, me parezco más a Summer.
– ¿Porqué lo dices?
– Fui el gancho de la relación.
– ¿Qué?
– Yo tampoco debí haber nacido.
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Fluoxetina. (F r e r a r d)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora