Capítulo 8 ("Los Cráteres")

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Después de unas cuantas horas de caminata y de un clima caliente, que los hacía sudar de pies a cabeza, llegaron al pueblo de "Los Cráteres", tal cual como su nombre lo decía en él, habían enormes cráteres por todo la tierra circundante, la cual era oscura casi negra y en algunas zonas el suelo dejaba de ser arena para convertirse en rocas. Entre todos los cráteres había uno en particular que se diferenciaba de los demás. Su forma era peculiar, tenía una de las extremidades con escamas como si de la piel de un dragón se tratara.

Lo más extraño es que este enorme cráter tenía forma de hombre, un hombre sin un brazo y sin cabeza. La gente del lugar lo adoraban como si de un Dios se tratara.

Al ver entrar al grupo al pueblo, muchos los observaban con duda, como si de unos seres extraños se trataran, pero más allá de la duda en ellos se notaba la conmoción.

— ¡Llegaron otros exploradores! —murmuraba la multitud.

Con un gozo inesperado fueron recibidos.

Los habitantes se encontraban un poco confusos ante la llegada de dos grupos de exploradores unos primero y luego otros.

A Elizabeth se le paralizo el corazón al ver a los exploradores que ya se encontraban en Los Cráteres porque entre ellos se encontraban nada más y nada menos, que su padre —Erick— La pequeña al verlo las lágrimas brotaron de sus ojos, quien en ese momento se percató de todo el miedo que sentía. El miedo que había inundado su cuerpo desde la partida de su padre y que inconscientemente estaba reprimiendo.

La pequeña con lágrimas en los ojos fue corriendo al encuentro de su padre quien la recibió con enorme abrazo. Ese abrazo se convirtió en el momento más preciado y hermosa para el enorme tormento que estaba viviendo esta pequeña niña, mientras ellos tenían su encuentro Vicent aprovechaba para llevarse a Charlotte para conversar, con una propuesta de recorrer los alrededor del pueblo.

Ante la proposición de Vicent, Charlotte acepto de inmediato, caminando por el pueblo ambos se detienen a observar el cráter con forma de hombre.

— ¿Charlotte? —le dice Vincent a la pelinegra con una duda consumiéndole la mente.

— ¿Si?

— ¿Por qué a pesar del clima, frío o no, nunca te quitas la bufanda? —la duda sale de sus labios percatándose de ello—. ¿Qué ocultas debajo de ella?

— Te contare, pero no le dirás a nadie ¿de acuerdo? —le musita ella en medio de una risa.

— Lo prometo—le responde Vicent en medio de una señal con su mano que da a entender su promesa.

— Antes de que mis padres murieran— Charlotte comenzó el relato con la mirada perdida en la nada—, ellos me contaron que cuando era tan sólo un bebé, yo dormía junto a una ventana—su mirada vuelve a la cara de Vicent quien se muestra abstraído no sólo por la belleza de la chica sino por el misterio que derrocha con cada palabra. Haciéndolo hundirse más y más—. La razón por la que dormía en la ventana era para que me refrescara por el fuerte clima caluroso que me hacía llorar sin parar, pero una noche—a cada palabra que decía Charlotte su voz se tornaba más baja, casi un murmullo que se podía confundir con el sonar del viento, lo cual obligaba a Vicent a acercarse más a ella para poder captar cada una de sus palabras—...una noche tan tranquila como ninguna otra, mis padres me dijeron que un pequeño dragón se posó en la ventana. Mi madre decía que era negro y azul pastel. Ese pequeño dragón se enrollo en mi cuello y se fundió con mi piel, como un collar incompleto.

Después de haber ocurrido esto las semanas pasaron y yo no paraba de llorar o eso era lo que me contaron en algún momento mis padres. Decía que mi llanto era incesante, ellos quisieron buscar una solución, pero para ese entonces la guerra lo impedía, todo era pecado. Mis padres no querían que me sacrificaran así que me regalaron la bufanda para ocultar la marca y desde entonces no me la quito. Después cuando crecí mi paranoia fue en aumento, me sentía diferente a todos. A veces sentía como si la marca se moviera de posición, pero no le preste mucha atención. Por mucho tiempo quise buscar respuestas, no las conseguí, así que deje de darle importancia y continúe con mi vida.

Elizabeth #ganadorDragonAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora