Capítulo 9 (Sospechas)

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Al ver a aquella persona que creí conocer, que en algún punto creyó normal. Charlotte veía ante a sus ojos como de la espalda del chico pelinegro salían aquella enorme alas del color de la noche, esas alas se extendían alrededor del chico haciendo que Charlotte viera con claridad cada detalle en ellas e incluso el significativo pedazo faltante en una de ellas.

— Espero que no te asustes— la voz de Vicent interrumpe el escudriño que le hace ella a sus alas, en específico al ala rota—. Me imagino que quieres saber que soy.

— Si— la voz de la chica sale estrangulada dejando en obviedad lo conmocionada que se encuentra en el momento.

— Soy un...— el chico se ve interrumpido por ruidos de pasos provenientes del exterior, pero los mismos se disipan de la misma manera en que comenzaron. Abruptamente—. Soy un desterrado de los Dioses, me desterraron porque defraude su confianza, por no hacer lo que me ordenaba un Dios superior al que llamaban Eamonn. Cuando intentaron matarme, en un acto reflejo mi ala intercepto la espada que pretendía hacerme perecer haciéndome imposible poder volar bien. Esa noche caí desde lo más alto de los cielos —la mirada de Vicente al igual que sus recuerdos viajan a la fatídica noche—, caí, caí y aterrice en el patio de la casa de mi actual padre. Como era de noche y la oscuridad ocultaba mi ser, me dio tiempo de ocultar mis alas para que nadie las viera. Desde ese día él me adopto como su hijo, desde ese día vivo con él, acostumbrándome a la vida humana, es lo único que me queda porque no podré volver nunca más a los cielos —la mirada de él vuelve a la de Charlotte que está teletransportada al mundo de guerra y sangre que le narro el chico— ¿Recuerdas aquel objeto redondo que conseguiste?

— Si— la chica responde temblorosa recordando que nunca comento el asunto con nadie. Pensando en las posibilidades de que él la haya visto recogerlo.

— ¿Puedes buscarlo? —le pide Vicent.

— Sí, claro...— responde la chiquilla un poco dudosa, pero convencida al final.

Charlotte consigue aquel objeto redondo entre sus cosa y al momento en que lo observa nota como brilla y dudosa de tomarlo simplemente lo observa.

— ¿Puedes dármelo un momento? — el chico hace un además con sus manos, extendiendo la palma abierta para que ella ponga en ella el objeto.

Charlotte al intentar agarrar el objeto que permanece brillando ante sus ojos se quema las manos y enseguida retira las manos de él.

— No puedo tomarlo, está caliente. Antes no era así—afirma Charlotte.

— Permíteme — Vicent se adelanta —, quiero mostrarte algo —sus manos a centímetros del objeto—, deja que yo lo tomo.

Vicent se acerca al objeto y lo toma, justo en el momento en que el extraño instrumento redondo toca su mano comienza a levitar, los ojos de Charlotte se abren como platos al ver la escena. El chico mientras con una mano hace levitar el objeto con la otra hace un pequeño movimiento que hace que el objeto se alargue como una barra y en ese momento un pequeño agujero se abre en el espacio.

La sorpresa de la chica se hace más grande y es notoria para Vicent.

— Es un portal—le aclara.

El portal comienza a abrirse de lo que parece ser energía, electricidad. Se abre más y más mostrando una escena en el medio y en los bordes se distingue la misma clase de energía con la que comenzó a abrirse.

La garganta de Charlotte se seca, las palabras no llegan a ser pronunciadas quedándose enredadas en la telaraña que se ha formado en su garganta.

Elizabeth #ganadorDragonAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora