25. Locamente enamorado.

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Nicholas

Me agradaba la idea de venir a la casa de Ivanna en París. Venía siguiendo su rastro desde que se había ido de Nueva York.

Me dediqué a estudiar en la academia de policías. Me formé como tal, durante los seis años que pasé sin verla cara a cara.

Seguí la muerte de Zach, de cerca, algo de lo que Ivanna no estaba enterada. Gracias a ello, pude cubrir mis rastros, no es que odie tanto a Zach, pero se interpuso entre mi camino y el de Ivanna, y eso jamás se lo perdoné, así que, hice pasar su muerte como "accidente", y al parecer no resultó tan mal después de todo. Me aparecí en el momento justo de su vida. Ella volvió a la soltería, y despechada por la muerte de su esposo.

Ahora, la que se estaba interponiendo era la maldita mocosa, que tenía de hija. Se supone que tengo que ganarme a Ivi, y volver loca a la niña, así la convenzo de mandarla a un internado.

No sé cómo es que desde que llegué, Danielle, la hija de Ivanna y Zach, se ha pasado mirándome mal.

Se supone que Ivi tendría un hijo mío. Me comporté tan idiota cuando la rechacé aquella vez en la que me dijo que estaba embarazada.

. . .

Me encontraba en la habitación que me había dado, en su casa. Había sido más que amable conmigo. Solo necesitaba tener una mejor conexión, ya que casi no podía enviarle mensajes a Ben, mi primo, que aún estaba con Penelope, y ya había formado una familia.

De: Ben

"¿Ahora estás en la casa de Ivanna? ¿EN PARÍS?"

Le contesté concretamente. El no estaba enterado de mi maligno plan, que prácticamente, era formar una nueva vida con Ivanna.

Y definitivamente, no estaba loco. Estaba enamorado. Ivanna me había gustado desde el primer momento en que la vi. Ojalá nunca la hubiera perdido, pero la vida nos llevó por caminos diferentes, y yo tuve que cortar un poco el camino de ella para que se volviera a cruzar con el mío.

— Nick —Ivanna entró a la habitación abriendo la puerta lentamente. Junto a ella se encontraba la pequeña niña rubia, de brazos cruzados y mirándome mal.

— ¿Si? —dije casi soltando un suspiro.

— Iré a pasear con Danielle. ¿Quieres venir?

— Me encantaría —No lo dudé ni por un minuto. Me acerqué a la pequeña, poniéndome a su altura— ¿Quieres que te lleve en un carrito?

— ¿Qué edad crees que tengo? ¿Tres años? —Para ser pequeña, parecía bastante madura. Incluso, más madura que yo.

. . .

Estuvimos como tres horas dentro de un teatro, viendo Ballet. Lloré con la función del cascanueces, pero igualmente, me aburrí.

Danielle no paraba de pedir cosas, y yo pagaba todo, para ser cortés con Ivanna, y mostrar interés. Ella quería que dejara de pagarle tantas cosas a la niña, pues le estaba comprando todo lo que quería.

— ¡QUIERO SUBIR A UN PONY! ¡AHORA! —gritó la caprichosa malcriada.

— Tranquila, cuando tu madre vuelva, veremos —La mocosa seguía balanceando mi mano y pateando el piso, para que haga lo que quisiera.—. ¿PODRÍAS PARAR?

— Se que escondes algo.

— Te diré que: vine a París, a estar con tu madre. No para que una mocosa se interponga en mi camino.

— Déjame dejarte algo muy en claro: NUNCA VAS A ESTAR CON MI MADRE. Ella aún ama a mi padre, muerto o no. Además, se merece a alguien mejor que tú.

— Mira pequeña malcriada, tu no me vas a decir que soy poca cosa. Tu mamá y yo estuvimos juntos durante mucho tiempo, y nos amamos, y eso NO VAS A PODER CAMBIARLO.

— Como dijiste: AMAMOS. Tiempo pasado.

De repente vimos la imagen de Ivi acercándose a nosotros. Los dos dejamos de pelear, y mirando hacia adelante dimos nuestra mejor sonrisa.

— ¿De qué hablaban tan efusivamente ustedes dos?

— Solo le comentaba a Nicholas, que tú jamás —tape su boca con mi mano.

— Que tu jamás haz ido a Perú.

Miré a Danielle, que me dedicó una sonrisa sarcástica.

— Oh, es verdad, jamás he ido a Perú. Tal vez podríamos ir.

— ¡Si! Me encantaría, ma. Nosotras dos, viajando por Latinoamérica, no sólo Perú.

— Nosotros tres, diría yo. Ahora se nos sumó Nick. Es un gran compañero, Dani.

— TE ODIO NICHOLAS. SE QUE MATASTE A MI PADRE.




...

Ivanna

Me desperté agitada. Miré hacia mis costados y vi las cuatro paredes que me rodeaban. Eran las mismas cuatro paredes del apartamento de mis tíos. Entonces... ¿Todo había sido un sueño?

Caminé hasta la habitación de Penelope, y ella estaba ahí, durmiendo como un bebé. No podía creer que haya soñado todo. Desde mi prima yéndose con Ben, el primo de Nick; hasta que Nick haya matado a mi futuro marido, padre de mi hija.

Okay, estaba entrando en confusión. Pero ahora, hasta que parte era la realidad, y hasta donde comenzaba mi sueño.

Una vez había leído en un libro que mi madre me había prestado, que decía, que algunos sueños son como predicciones de lo que pasará en el futuro.
No lograba entender cómo es que sueñe con Nick, y en la misma noche, sueñe con tener un hijo con el; en la muerte de mi hijo; en mi nuevo novio/ futuro marido; y en mi hija. Además de que Nicholas haya matado a Zach de forma tan perversa, y me engañe a mi.

Desperté a Penny, y le conté todo por lo que había pasado mientras soñaba. Ella me escuchaba, no muy atenta, y protestando, porque la desperté a las tres de la mañana, pero aún así me escuchaba.

— Entonces, ¿entendiste?

— Si, pero, dime algo: ¿por qué sueñas con el chico del séptimo b? Nunca has hablado con él en tu vida.

Ivanna & Nicholas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora