Capitulo 1

49 5 3
                                    

Siento un dolor inmenso en mi pecho, no puedo creer lo que está sucediendo, mi corazón está a punto de estallar del susto y de la rabia. Miro a mi alrededor y solo veo muchas personas tratando que diga lo que no he hecho. No entiendo nada, porque me culpan si yo no he sido, nadie se pone en mi piel, todos están empecinados en decir que soy culpable.
Solo siento ecos de voces, gente que entran y salen de la sala de interrogación. Me gritan, me dicen que hable, yo no sé qué decir. El miedo se apodera de mi cuerpo, solo me apetece llorar, quiero salir corriendo de allí, pero no puedo, porque tengo mis manos esposadas. Veo como abren la puerta y desde lejos veo a mis padres preocupados hablando con un detective. La angustia es peor aún al verlos a ellos, las personas que me lo dieron todo, las personas que me enseñaron lo que estaba bien y lo que estaba mal, estaban sufriendo por mi culpa.

No puedo, cierro mis ojos y en tan solo un momento me llevan al calabozo.

Me retuvieron veinticuatro horas, no había ningún indicio que dijera que yo había matado a mi marido, la abogada que contrato mi padre era muy buena. Incluso veo a una amiga de mi madre que también es abogada.

Solo me dijeron... "estás libres por falta de pruebas, tienes una buena coartada y eso te ha salvado, puedes irte a tu casa"

¿Qué casa? Yo ya no tengo casa, después de encontrar a Dukan tendido en nuestra cama con un tiro en la cabeza, ya no me apetece que esa sea mi casa.

Me marcho con mis padres a su mansión de Bervely Hills, ellos me cuidan como nadie, me ofrecen que cuando todo se aclare me marché a España con Uxía, la amiga de mis padres. La idea no me desagrada, necesito escapar de todo esto, los paparazzi están en la calle, en frente de la enorme casa de mis progenitores, creo que nunca me dejaran en paz, es lo que tiene ser una persona muy conocida.

Adoraban a Dukan, el era un hombre muy sociable con los medios, era un hombre multimillonario que siempre hacia donaciones a los más necesitados.

Aparte de ser mi marido, era mi mánager, el que se encargaba de todo y, cuando digo de todo también me refiero a los golpes que me daba cuando nadie nos veía. Ante los ojos de los demás era un buen hombre, pero lo que la gente no sabía que cuando la puerta de mi casa se cerraba, el terror y el horror en mi cuerpo se apoderaba. Era un maltratador, tanto psicológico como físico. Estaba muy obsesionado por los celos, no soportaba que nadie me mirara, pero me exhibía como modelo por cuantiosa cantidad de dinero, allí no le importaba.

Yo le amaba, a mi manera, pero lo amaba, por eso soportaba todo lo que me hacía, sus golpes, sus insultos denigrantes, sus infidelidades, hasta le perdonaba su manía al juego.

¡Qué tonta! Hasta muerto me jodió la vida. Todo el mundo cree que yo le quería matar por su dinero. Que ridículo si yo era tan rica como él, también tenía​ la herencia de mis padres, era hija única y había trabajado duro para poder ser una modelo muy famosa, aunque tengo que reconocer que él tuvo mucho que ver a que yo estuviera a dónde estaba.
En fin... hasta creía que le debía mi carrera... ¡Qué boba!, siempre sintiéndome culpable, pero lo que si tengo claro que no me iba a comer el muerto yo... hablando mal y pronto.

¡Yo no lo mate!

Creo que una parte de mi se fue con su fallecimiento, el muy cretino me arrastro con su desgracia. Pero como dicen por ahí, "Lo que no te mata, te hace más fuerte", creo que eso es verdad. No me mato pero me hizo más fuerte.

Pasaron dos años de la muerte de Dukan, no había ninguna pista del caso, yo ya estaba fuera de sospecha para la policía, como dicen ellos "estaba limpia". Pero aveces la gente es muy mala y más cuando se trata de un personaje público como yo. Todo el mundo seguía señalándome con el dedo, muchos no creían en mi inocencia y muy pocos si.

Un día decidí tomar rienda a mi vida y acepte la invitación de mi tía Uxía, porque así le llamaba "Tía Uxía", aunque no lo fuera, era amiga de mis padres de toda la vida y era como de la familia.

Decidí marcharme a España, decidí empezar una nueva vida, nuevo trabajo y nuevas experiencias. También decidí cambiar el chip, no podía seguir así, amargada, triste, aburrida, encerrada, algo tenía que hacer con mi vida. Lo sucedido hace dos años ha sido algo que Dios me ha enseñado, para bien o para mal, pero si lo tengo claro, que me enseñó a que nadie más me hará sufrir como me hizo sufrir ese hombre.

Se fue y me dejó peor, ya no era la misma, no me sentía​ tan guapa como cuando paseaba por la pasarela, había perdido unos cuantos kilos y mi sonrisa era forzada, ya no lloraba estaba seca por dentro, pero mi mirada estaba triste conmigo misma, mi mirada se había apagado, la mirada de Priscila no tenía brillo y necesitaba encontrar aquella luz que tanto le gustaba a muchos hombres.

Aveces pienso en aquella fatídica noche y me digo a mi misma: "Podría haber sido yo" pero no... fue él.
Cuántas veces me ha golpeado porque sí, una y otra vez, siempre pensaba que me mataría y que era mi último golpe. Pasaba mucho miedo a su lado, le temía, como tanta gente, era muy controlador con lo que se refiere al dinero y nadie podía opinar lo contrario de lo que dijera.

Muchas veces pensé que se lo merecía, que era un cabrón conmigo y que algún día la pagaría, mucha gente lo quería muerto, hasta yo misma, cualquiera podría haber sido, no se merecía vivir. ¿Pero quién soy yo para juzgar a alguien?



----------------------------------------------------

Abro el libro de Jorge Bucay que mi madre me había regalado "El camino de las lágrimas", me quedo con una frase donde el autor dice: "El camino hacía la realización personal es difícil y continuo".

Mi madre es un pilar fundamental en mi vida, lo es todo junto a mi padre, ellos son las personas que más me aman. Mi madre ha sido psicóloga durante muchos años y la vida le va muy bien gracias a saber auto-controlarse, ha escrito tres libros donde explica como debemos comportarnos en momentos difíciles. Ella es una fans número uno de Bucay y la verdad que a mi también me gusta leer mucho sus libros. Pero no se yo si estos libros podrán ayudarme a olvidar mi pasado. Solo necesito una paz interior que solo lo podré encontrar en la casa de mis abuelos, en España.

España... que melancolía me entra en recordarla, aunque viví muy poco tiempo allí, fueron los mejores momentos de mi vida. Recuerdo a un muchachito de once años llamado Pol que me tenía locamente enamorada, ¡¿Qué será de él?! A lo mejor ni se acuerda de mi...

También tengo en mi mente los hijos de mi tía Uxía; mis primos Emanuel y Ezequiel, los gemelos con los mofletes colorados. Pero lo que más me hacía ilusión era el reencuentro con Valeria mi otra prima y amiga del alma, con ella nunca perdimos el contacto, es más vino varias veces en verano a pasar alguna temporada a mi casa. Ella si sabía toda mi vida, podía confiar en ella porque antes de traicionarme se tiraría por un barranco; siempre me decía que si tenía yo que matar a alguien, ella me ayudaría a esconder el cadáver; vaya ironía de la vida, una frase con cachondeo, que si alguien alguna vez la hubiera escuchado, hubiese dicho que a Dukan lo matamos entre las dos.

Apenas me queda un capitulo para acabar el libro, de repente anuncian por megafonía que el avión 477 aterrizara en quince minutos. Me pongo nerviosa, cierro el libro y trato de relajarme, estoy a punto de llegar al sitio donde buscare mi felicidad, donde borrare mi pasado y destruiré todo recuerdo.

Bien bajo del avión, las puertas vaivén del aeropuerto se abren y veo a mis abuelos, me emociono y mis primeras lágrimas comienzan a recorrer por mi rostro, llevo dos años tormentosos de angustias, estrés, pánico y tensión, por alguna parte tenía que desahogarme. También veo a Valeria que levanta su brazo saludando, aun más me emociono al verla a ella que ha cumplido en venir a buscarme. No puedo pedir más, están las personas que quería que estuvieran y eso me hacía muy feliz...

La mirada de Priscila (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora