Capitulo 10

16 4 0
                                    

Siento mucha angustia por lo que mi madre me ha contado sobre esa mujer, tengo la necesidad de contárselo a alguien, así podré  desahogarme. Obviamente que Valeria tendrá que prestarme su hombro y sus oídos ya que con ella me siento más relajada, por decirlo de alguna manera, porque hora mismo estoy muy preocupada por lo que les pueda suceder a mis padres por mi culpa. Solo pensar que esa mujer amenazó con dispar a mi madre se me eriza la piel.

Llego a mi casa y Valeria esta sentada en el sofá con Emanuel, ambos parecían dos adolescentes tonteando, a ella se le veía un brillo en la mirada que radiaba energía por todos los lados, mientras que a él se le veía con otro color su rostro, como si le gustaba lo que miraba. No entendía porque se hacía el duro con mi amiga si le gustaba más que comer con la mano, no podía ocultarlo, luego dicen que nosotras las mujeres somos las complicadas, pero anda que ellos...


Bien entrar me saludan y me dicen que en la cocina me dejaron comida, yo me dirijo hacia allí para no molestarles y me encuentro a Pol con una pata de pollo en la boca.


-¡¿Que haces?! Te vas a atragantar bestia -le digo en forma de cachondeo ya que siempre nos estábamos vacilando.

-¡Comiendo! O no lo vez, ¿Quieres? -me dice el muy guarro con sus manos chorreadas de aceite y sus morros llenos de grasa.

-¿Qué dices? ¡Quita, quita, eso es malísimo para la salud!

-Pero si es pollo, es muy sano.

-Ya pero esta frito, creo que en esta casa se acabarán estás comidas, ya me encargaré yo de que coman bien.

-¿A que te refieres con comer  bien? A pizzas, Mac Donald, kebab, patas fritas...

-¡Ay por Dios! Eso no es comida, eso es un veneno para tu cuerpo, yo me refiero a verduras hervidas, al vapor, al horno, frutas, agua, carne magra, infusiones, aquí se va a acabar las comidas chatarras, las Coca-Cola y las fritangas. Todo eso va a desaparecer.

-A mi no me hace falta hacer dieta, ya lo puedes ver y Val es muy delgada, coma lo que coma no engorda y tu deberías de comer todo esto, estás a los huesos, aveces nos hace falta comer algo prohibido -¡Ummm, eso me sonó a indirecta, en su mirada se veía sus intenciones pícaras.


Esto es lo que yo necesito, gente que me haga olvidar mis momentos malos, creo que mis amigos son mi mejor terapia.


Abro la nevera, saco un paquete de lechuga, unos tomates, cojo una lata de atún al natural y me preparo una rica ensalada, saco mi botella de agua y me siento en la mesa junto a Pol a cenar.

-¿Vas a comer solo eso? ¡Tu estás loca!

-Loco estás tu, que estás enfermando tu cuerpo.

-¡Andaaa, deja de decir tonterías! Ven come estás alitas fritas, cuando las pruebes me pedirás más, e incluso se te caerán las lágrimas.

-Las lágrimas se me caerán cuando me engorde.

-Tu tienes un problema muy grande, siempre quieres hacer todo lo correcto, suelta tu melena y veras que detrás de ese mundo burbuja que vives hay una vida preciosa, con cosas muy simples y si te engorda no pasa nada, porque comas un día Mac Donals no se acabara el mundo. Hazme caso comete una hamburguesa con patatas fritas y un buen vaso de coca cola y veras que con tan solo eso puedes ser feliz.

-Jajajajaja, ¿Esto es un anuncio de Mac Donals o qué? -le dije partiéndome de risa.

-Nooo, es un anuncio de servilletas de papel.

La mirada de Priscila (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora