Capitulo 21

30 4 0
                                    


Son las tres de la madrugada y mis pesadillas vuelven aparecer, me despierto de un sobre salto toda mojada, me quedo sentada en la cama llorando y me doy cuenta que no es sudor sino que me he orinado encima. Me meto a la ducha y recuerdo mi sueño... 

"Tres hombre parados a mi lado, no puedo verlos bien, uno se acerca a mi cara y le dice a los otros que estoy volviendo en si. Huele muy mal su aliento, me provoca vomitar y sin dudar lo hago, de repente miro a mi costado y Dukan estaba allí mirándome con alegría y a mi izquierda un hombre con bata blanca, pregunto a donde estoy y los tres se ríen. Me da mucho miedo sus risas e incluso la de Dukan, veía en su mirada mucho odio. Siento que no puedo mover mis piernas, estoy como anestesiada, miro a mi alrededor y veo a Dukan con sangre en la cabeza, alguien le ha disparado, grito desesperada pero nadie me escucha, mi corazón comienza a latir cada vez más rápido y de repente siento que mi cuerpo empieza a temblar, no aguanto tanto sufrimiento y me hago pis encima".

Abro mis ojos y estoy sobresaltada en la punta de mi cama. Acabo de darme cuenta que he tenido otra maldita pesadilla.

Salgo de la ducha, saco mis sabanas y la meto a la lavadora como tantas veces lo he hecho por las madrugas, busco un vaso de agua y tomo mis pastillas para dormir, creo que definitivamente me acompañaran toda mi vida, no me hace mucha gracia tomarlas pero es con lo único que puedo tranquilizarme, tengo dependencia de ellas. 

Como de costumbre, cada vez que tomo mis antidepresivos y ansiolíticos duermo hasta las tantas. Me he despertado a la una de la tarde, algo tengo que hacer con mi vida, no puedo seguir así, debo buscarme una distracción, un trabajo por ejemplo, pero de momento me iré al gimnasio a desestresarme un poco. La gente normal como Valeria a estas hora trabaja, mientras que  yo busco sentido a mi vida y no lo encuentro.

Cojo mi móvil y puedo ver que tengo en facebook un mensaje, lo abro y como me lo imaginaba, era Dario, me rió por el control que tengo hacia ese pobre muchacho.


-¡Hola guapísima!, ¿Ya te has olvidado de mi? tenemos una conversación pendiente, no dejo de pensarte y me imagino cada noche estar contigo. ¡¡Háblame, que tengo algo que contarte!! 


Me senté en el sofá y le conteste, ya que me moría de curiosidad que era lo que tenía que contarme.


-¡Hola guapo! ¿Qué tal? ¿cómo van las cosas por allí? ¿está todo bien?

-¡Hola desaparecida! -Contesta y me sorprende porque aún esta conectado.

-He estado muy liada en mi trabajo, pero ¿Qué te cuentas?

-Nada... solo que he comprado unos billetes para visitarte este fin de semana a Canadá -Me quede petrificada.

-¡¿Qué dices?! ¿Ya lo has comprado?

-Siiii, ¿no te hace ilusión?

-Si claro, pero es que este fin de semana no estaré en casa, tengo que viajar hacia Los Angeles a visitar a mis padres y no lo puedo posponer. ¿Pero tu puedes devolver los pasajes?

-Noo.

-Lo siento muchísimo, pero es que es algo personal y no puedo invitarte que vengas conmigo, mis padres son muy tradicionales y si te los presento querrán que nos casemos este verano.

-Pues nos casamos, ¿Cuál es el problema?

-Que recién nos conocemos... que te llevo por lo menos diez años... 

La mirada de Priscila (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora