Capitulo 15

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Que ironía de la vida, hace unas horas atrás estaba pensando en hacer mis  maletas para irme a Estados Unidos por trabajo y hoy me encuentro subida a un avión junto a mis abuelos a enterrar a mis padres. Es inimaginable el dolor que se siente, te sientes impotente, solo quieres llorar, tu mente se transporta a otro mundo, ves la vida de otra manera y no eres capaz de ver a tu alrededor.

Sentada en el avión miraba abatida por la ventanilla, mi cabeza estaba apunto de estallar de la migraña que sentía, ya no lloraba estaba como paralizada, por momento pensaba  que me despertaría y me daría cuenta que todo ha sido un sueño, una pesadilla. Estaba muy nerviosa, no podía dejar mis manos quietas, temblaban como una gelatina, por ratos me pellizcaba para comprobar que no estaba dormida. Creo que ni siquiera sentía dolor del pellizco, estaba como muerta, solo que en vida.

Mis abuelos estaban muy tristes, mi abuela estaba sedada y le acompañaba una enfermera, la pobre quería morirse, iba a enterrar a su segundo hijo. No dejaba de llorar y decía:

-Esto no es justo, nuestros hijos deben de enterrarnos a nosotros, no nosotros a ellos, no estamos preparados.

Puedo llegar a imaginar lo que mi abuela siente en estos momento. Mi madre siempre me contaba lo sobre protectora que era mi abuela con ella. Pobre mi yaya.

Aún me queda con encontrarme con mis otros abuelos, los padres de mi padre, unos de los más rico de Bervely Hills. Mi padre era hijo único y se que mis abuelos querrán enterrarlo en Estados Unidos, como también estoy segura que mi abuela materna querrá enterrar a su hija en España y me lo pondrán muy difícil, porque yo no quiero separarlos. De momento dejare que sus cuerpos descansen en Estados Unidos, fin al cabo era lo que mi madre me decía:

-¡Hija yo no tengo nada que hacer allí! Aquí lo tengo todo.

Hemos llegado a la morgue y me tocaba vivir la experiencia más difícil y amarga que le puede tocar vivir a una persona.

Mis abuelos paternos no tenían el coraje de identificar a ningún cuerpo y mis abuelos maternos estaban destrozados.

Cogí valor, suspiré profundamente y entre. Mis piernas no podían moverse como lo hacían habitualmente, me pesaban al caminar, parecía que llevaba dos ladrillos atados en los pies, mi delgado cuerpo temblaba, mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho y mi voz no tenía sonido, estaba muda como si me hubiera tragado la lengua. Entré por unos pasillos muy largos y fríos, eran de color gris, olía a muerte, valga la redundancia, había un silencio que te hacia doler los oídos.

Las enormes puertas se abrieron y yo me quedé inmóvil en el umbral, al ver dos cuerpos tapados con una sábana blanca en una mesa de metal, me bloqueó el miedo y no pude proseguir, hasta el punto que el detective me preguntó; ¿Estás preparada...? Yo le contesto con mi cabeza que si y con mis ojos cerrados exhalo aire. 

No se en que momento ya estaba parada al lado de los cuerpos, el forense levanta la sábana y comienzo a ver un cabello rubio y largo... Era mi madre... Poco a poco veo su rostro blanco y sus labios morados. Hasta muerta era bella.

-¡¡Mamá... Noooo...!!, ¿Por qué...?, ¿Por qué...? Tu no te merecías morir así, eras la persona más correcta y más buena del mundo... Tu no te lo merecía, yo debería estar allí -Y lloré, lloré como cuando era pequeña y mi madre me dejaba con la niñera para irse a trabajar, odiaba eso, era un dolor tan inmenso, hoy pensaba porque se iba y me dejaba pero esta vez, era para siempre. El detective se acercó a mí, me dio un pañuelo y me abrazó.

-Esto es muy duro, lo sé... pero hay que reconocerlos, si tú no puedes buscaremos a tus abuelos.

-No, noo, ellos no podrán.

-Lo sé que es muy duro para ellos tanto como para ti, pero alguien tiene que reconocerlo.

-Lo entiendo - Contesté.

Esperaron unos segundos hasta que me repuse y me mostraron el otro cadáver. Efectivamente era mi padre, estaba irreconocible, se habían cebado con él, le habían dado mucho golpes en su cara, tenía moretones negros y su rostro estaba hinchado, <<Qué dolor más grande que tuve al verle así>>

-¡¡Papá, papito, levántate!!, ¿Quién va a cuidar de mi?, ¿Quién te ha hecho esto?, ¿Es por mi culpa? No me dejes solaaaa -solo sentí la necesidad de abrazarlo, sentí su cuerpo helado y  tieso, se me encogía el corazón, lo abrase fuerte, fuerte y no quería soltarlo, hasta que me sacaron de allí entre dos personas, que la verdad no sabia quien eran.

Mis cuatros abuelos estaban allí sentados esperando que les dijera que no eran ellos, pero al verme y oír mis llantos, se quebraron.

No era un sueño, era realidad, mis padres habían muerto y ni siquiera podía imaginar quien habría podido matarlos, pero se que si lo averiguo sería capaz de todo.

Estaban todos los amigos de mis padres, familiares, conocidos, curiosos, la prensa y por supuesto mis tíos Agus, Luis, Uxia, Jordi, Vanesa, Daniel, mi prima y amiga Valeria, los gemelos, los padres de Pol; Carlota y Martín, que habían venido desde África y porsupestísimo Pol que no se despego de mi lado en ningún momento.

La sepultura no fue solo de mis padres si no también el entierro de mi vida, me habían matado en vida, últimamente estaba pasando por una mala racha.

Decidí quedarme sola al lado de la tumba de ellos y todos respetaron mi decisión. Ya no tenía lágrimas, estaba seca tanto por fuera, como por dentro, solo tenía sed de venganza, quería que los responsables de lo sucedido pagarán con la muerte, mi atmósfera se estaba poniendo muy negra y mi alma estaba al mejor postor, entre el cielo y el infierno y creo que de cien números de rifas, el diablo tenia 99 números.

A poco metros, estaba el chófer del coche fúnebre esperando para llevarme a casa, de repente veo que una cuatro por cuatro se para y de allí bajan dos hombres y una mujer vestidos de negros, eran del FBI, uno de ellos era el detective Morgan. Se acercaron a mí y me dieron el pésame, pero imaginaba que no solo a eso venían, si no a pedir información.

-Sentimos mucho por lo de sus padres pero queremos empezar con la investigación ahora mismo y no queremos perder el tiempo.

-No os preocupéis, yo os ayudaré en lo que sea con tal que atrapen a quien les hizo esto a mis padres, antes de que yo lo encuentre.

-Entendemos como se siente, pero decir esas palabras no le ayudan mucho, le hace flaco favor a su persona, sabiendo que ha sido sospechosa de la muerte de su marido.

-Vosotros no tenéis ni puta idea como me siento, estoy furiosa  y de mi boca no saldrá nada bueno

-Tranquila -Dijo la mujer policía -nosotros la entendemos pero es mejor que no haga esos comentarios porque hasta las propias tumbas oyen lo que está diciendo, déjenos hacer nuestro trabajo.

-¿Entonces que diablos quieren?

-¿Queremos saber si usted ha recibido alguna amenaza?

-Sii, recibí la amenaza de esa mujer que dice ser la esposa propia de Dukan.

-¿Cuándo la amenazó?

-Cuando mi marido estaba vivo. Además amenazó a mi madre y vosotros tenéis la denuncia de mi pobre madre.

-¿Por qué querría matar ella a sus padres? -Pregunto el detective -En todo caso la querría matar a usted, además quien cometió los delitos han sido hombres.

-¿Cómo que han sido? Eran varios.

-Barajamos la hipótesis de que fueron varios hombres después de encontrar...

-¿Encontrar qué...?

-Semen en el cuerpo de su madre.

No podía ser más desgraciada mi vida, que me tengo que enterar que mi madre antes de morir ha sido víctima de violencia sexual. La impotencia que sentía era más grande aún, solo en mi mente y en mi corazón había odio y quien le ha hecho esto a mis padres deseará no haber nacido.

La mirada de Priscila (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora