capitulo 4

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Estoy emocionada, me han invitado a una barbacoa en la casa de Valeria, es domingo y el día acompaña con un sol radiante, una brisa de aire corre por mi cara pero quizás será porque aún es muy pronto.
Son las ocho de la mañana y me apetece caminar un rato por los campos de mis abuelos, solía hacerlo cuando vivía en América en mi enorme casa. El aire fresco de la mañana, el silencio de la naturaleza me relaja, hace que mi mente viaje a otro mundo, donde en mi subconsciente guardo lo malo y en mi conciencia lo bueno.

Estaba ilusionada por la comida que mi amiga había preparado para mi, estarían todos mis tíos, Daniel, Vanesa, Agus, Luis, Uxía, Jordi, mis abuelos y mis primos Ezequiel con Merche su mujer y su hijo, Emanuel y  por supuesto Valeria y Pol.

Ya son las doce del medio día, mi abuelo conduce su coche BMW y mi abuela está tocando las narices, diciendo que comerá y se volverá a su casa porque no está para fiestas, normal a su edad todo le molesta, jejejeje.

Llegamos y ya estaban todos esperando, que ilusión me hacía, llevaba mucho tiempo que nadie me esperaba así de contentos. Entre la muchedumbre logro ver a Pol que estaba asando la carne junto a Daniel, el padre de Valeria. Las mujeres se acercan a nosotros para saludarnos cariñosamente, lo que darían mis padres por estar aquí, eran los momentos que más recordaban con cariño cuando se encontraban con sus amigos.
Los hombres también se acercaron a recibirnos con cálidos saludos. Agus se sorprende por el parecido con mi madre y me dice que somos dos gotas de aguas. En ese mismo momento mi mente comienza a divagar en tan solo unos segundo. Recuerdo que siempre todo el mundo decía que éramos iguales y que parecíamos hermanas.

El día de la muerte de mi marido yo estaba de compras en un conocido shopping, en una de las investigaciones, la dependienta de una tienda dijo a un agente que la que pago con la tarjeta no era yo si no mi madre, por suerte no fue al único local que me dirigí ese día, porque en otros negocios me vieron y dijeron que si era yo e incluso había pagado en todas las tiendas con la misma tarjeta, esa fue una de mis coartada para la policía, la autopsia decía que Dukan había muerto a las trece hora y a esa misma hora yo pagaba mis compras, poniendo el número de pin de mi tarjeta.

No entiendo porque cada cosa me recuerda a él, con el mínimo comentario de mi tío Agus, recordé ese hecho.

Mi cabeza estaba en otro mundo, todos me saludaban pero mi mente estaba en otro planeta, pero de repente siento una voz que me saca de mis recuerdos, era la voz de Pol.

Me saluda con dos besos, en su mano derecha sostiene una botella de cerveza, con la izquierda apoya su mano en mi hombro y me da un beso, mis ojos se dilatan, le miran fijamente a los suyos, veo como se incómoda al tenerme tan cerca y al mirarle tan fijamente, lo único que puede decirme:

-¡Que mirada más impresionante!

-¿Cómo dices? -dije confusa.

-Tu mirada me impacta -me contesta.

-¡¿Ah siii?! -le digo sorprendida -¿Te pongo nervioso?

-¡Pues si! Y no lo entiendo, jamás ninguna mujer me ha desestabilizado como tú, tu mirada dice más que tus palabras.

-A lo mejor será el color de mis ojos que parecen que hablan, pero si me conoces bien, verás que soy una buena chica y que aparte de mis ojos azules tengo un buen corazón.

-No lo dudo, pero no puedo evitar de  sentir tu fuerte mirada.

La conversación quedó allí, había demasiada gente como para ponerse a hablar de mi mirada, él también me  ponía nerviosa y realmente no sé si porque me gustaba mucho o porque podía leer mi pasado. Me aterrorizaba que supiera más de lo que tenia que saber, fin al cabo no le conocía tanto como para que supiera de mi vida, además no confiaba en los hombres.

Estábamos pasando un día genial, mis abuelos comieron y se marcharon, los padres de mis amigos también se fueron y quedamos solo los jóvenes.
Recordamos viejos tiempos de cuando éramos niños, reíamos, bebíamos y charlábamos. No sé porque me estaba dando cuenta que a Merche no le caía bien, cada cosa que decía me miraba con rabia, no lo entendía, no le había hecho nada y creo yo que no había dicho nada fuera de lugar. Por lo que poco se de ella, me tenía celos ya que Eze cuando era pequeño estaba enamorado de mi, cosas de niños. Pues la verdad me parecía tonto de que me tuviera celos si a Ezequiel se le veía embobado con ella y su hijo.

Lo que me llamaba mucho la atención era como Emanuel pasaba olímpicamente de Valeria, a ella se le caía las babas al mirarlo, él solo hablaba con Pol y este no dejaba de mirarme, yo puedo tener mi mirada profunda pero el tenía una mirada fija a mi persona.

Todos estábamos contando un poco de nuestra cosas, cuando era el turno de Pol yo le escuchaba atentamente, no era nada especial su vida, solo contaba de sus romances, de su maravilloso trabajo de agente secreto y poco más. 

Pero como la curiosidad le quemaba la lengua a Merche, lanzó la pregunta que todos querían hacerme, porque era inevitable que no tocaran el tema, tarde o temprano​ lo iban a hacer, pero me parece a mi que ella lo hacia con la intención de hacer daño.

-Una pregunta...  ¿Tu has estado en la cárcel? -me soltó sin más, todos se quedaron callados, Eze la miro como diciendo... ¡¡¿Se te ha ido la olla?!! ¡¡¿Como puedes preguntar eso?!!

-Noo -dije rotundamente -Estuve retenida veinticuatro horas, pero como no había pruebas me mandaron a casa.

-Lo que tiene ser millonaria, las cosas se solucionan más rápido -me dijo la petarda.

-¡¿Pero qué dices?! -Contestó Valeria -Deja de hablar sandeces, puedes tener mucho dinero pero si has matado​ a alguien ni el dinero del mundo te salva de la cárcel.

-Bueno no lo sé, solo pregunto -contestó la muchacha.

-Pues son cosas que no deberías preguntar -dijo su marido.

-¡Tranquilo Eze, no pasa nada! -le conteste como si no me importará, aunque realmente me molestó mucho que preguntara eso, se qué le hervía la sangre cuando llamaba a su marido Eze -Algún día tendrá que salir el tema. Para que os quedéis tranquilo no he matado a mi marido, no soy una asesina, no te preocupes por si me acerco a tu hijo, no le haré daño, me he dado cuenta que te incomoda que me acerque a él, aunque en realidad no sé si te molesta que me acerque al niño o a Eze, desde ya te digo que no es mi tipo.

-Bueno me parece que todos hemos tomado unas copitas de más -dijo Pol para relajar el ambiente -¡Aquí no ha pasado nada!

-¡¿Que no ha pasado nada?! Todos habéis visto lo que me ha dicho, solo he hecho la pregunta que todos vosotros queréis saber, no seáis hipócritas, si no tenéis cojones de decirlo, no me dejéis con el culo al aire... ahora resulta que yo soy la mala.

-Mira.. ¿Cómo te llamabas? -le dije al propósito que no sabía como se llamaba, como demostrando que no había prestado atención su nombre.

-Mercedes, pero como te gusta abreviar los nombres, Merche.

-Eso... Merche, yo quiero tener las fiestas en paz, si tú y todos ellos quieren saber si yo maté a mi marido, les cuento que nooo, yo no lo mate, por ese motivo estoy en libertad, no había ninguna prueba que me culpara, a pesar de que mi marido era un hijo de la gran puta que me pegaba, me humillaba y me denigraba, yo no apreté el gatillo y no mande a nadie que lo matara. He sufrido con este tema, he perdido mi trabajo, mi carrera, mi casa, mis amistades y aunque parezca morboso he perdido a mi marido a pesar de los golpes que me daba y eso me entristece. Ya he tenido demasiada humillación de él, de la prensa y de la gente en la calle para que vengan a desconfiar vosotros de mi. Está soy yo, si queréis aceptarme como amiga vais a sacarme hasta la sangre, pero si no me aceptáis decírmelo para no perder el tiempo, he venido a España para vivir en paz y por una gilipollez de celos, como lo que tienes tú ahora no me va a joder la vida, bonita -Me levante de la mesa y me dirigí a llamar un taxi para irme a la casa de mis abuelos porque no me sentía cómoda, eso si todos se quedaron callados y nadie supo que decirme, al final la muchacha tenía razón, nadie se atrevía a preguntarme lo que ella me preguntó.


La mirada de Priscila (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora