La mirada de Priscila (Terminada)

Capitulo 20

Hoy será un buen día, después de tanto tiempo me he levantado positiva, al fin las cosas me estaban saliendo como yo quería, tengo un hombre de verdad a mi lado, a pesar de que nos hacemos los interesante y los modernos nos queremos mucho, eso de "solo sexo"era mentira, nos estamos enamorando como dos tontos. Aparte, mi plan esta a punto caramelo, tengo al hijo de Linda comiendo de mi mano y eso me da mucha satisfacción porque pronto esa gentuza tendrán novedades de mi y sabrán realmente quien soy.

Decidí ir de compras al centro comercial y me vestí con la mejor sonrisa que tenía, le pedía a mi nueva amiga Valeria que me acompañara ya que me encantaba estar con ella y digo nueva amiga porque era otra persona, cada fin de semana llevaba un hombre diferente a su cama, le daba igual la raza, el color y la edad. Por una parte me parecía bien que distrajera sus necesidades ya que Emanuel la utilizaba como quería, pero por otra me daba un poquito de miedo que se acostara con hombres que solo los conocía una vez, luego los descartaba como pañuelos sucios, no era bueno para su imagen y mucho menos para su estabilidad, pero era demasiado grandecita para saber lo que tiene que hacer, estaba ya cansada de que todo el mundo la tratara como una niña mimada, pero eso no quitaba que le aconsejara que no estaba muy bien lo que hacía, yo lo único que quiero que encuentre un hombre de verdad y se enamore de él, pero no del fantasma de Emanuel.

Compramos ropa a doquier, caminamos y entramos a todas las tiendas, nos tomamos un poco de relax y nos sentamos a tomar unas cañas. Hablamos de nuestras cosas, nos aconsejábamos y luego reíamos como siempre. De repente se queda muda y me mira como si tuviera algo que contarme.

-¡Uy esa cara la conozco yo! -Le dije con cara de preocupación.

-¡¿Qué dices loca?! -Me contesto. Llevo su mano a la oreja y escondió un mechón de pelo.

-¡¡Te has llevado un mechón de pelo detrás de la oreja!! Yo te conozco, eso significa que te pasa algo, venga suéltalo de una vez que me vas a hacer tener un infarto de la intriga.

-He conocido a un hombre.

-¡¡¡¿¿¿Cómooooo???!!!, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿lo conozco?, ¿quién es?, ¡¡di algo coñoooo!!

-Jajajajaja, no... no lo conoces, es un guiris (turista extranjero), lo conocí cuando fui a Barcelona a la convención que mi padre me mando por trabajo.

-Pero loca ese fin de semana fuiste con Emanuel, ¿Qué me estas contando?, además eso fue hace como...¿Dos meses...?

-Si, exactamente dos meses y si... fui con Emanuel pero ese hijo de puta se follo a la coordinadora del evento, los pille de pleno.

-¡¡Qué hijo de putaaa!! Perdón por su madre pero es un reverendo cabrón, ¿Por qué no me lo contaste?

-Me daba mucha vergüenza.

-¡¿Pero que dices tontaaa?! Te digo por experiencia propia, es mejor contarle las cosas a alguien, uno se siente más aliviado y no comete tontería, siempre esta bien una segunda opinión.

-Mira quien fue a hablar, no sé cuantas veces te he dicho que no sigas con el tema de Dario, ese pobre muchacho no tiene la culpa de lo que hizo su madre y que aun no estamos segura que ella haya sido la asesina de tus padres, aunque personalmente creo yo que ella es quien mato a Dukan.

-Mira no quiero habar de ese tema ahora, te has desviado de la conversación. Cuéntame algo de él, ¿Cómo se llama?, ¿cómo es?, ¿tienes una foto?, ¿Y cómo fue vuestro primer encuentro?

-No lo vas a creer.

-¡¡Ay por Dios!!, ¡¡Cuentaaaa!!

-El primer día de la conferencia, sentí que alguien  me miraba, miré a mi alrededor y pille a ese hombre mirándome fijamente, cuando vio que lo había pillado mirándome, me sonrió, yo amablemente también le sonreí y le salude con mi cabeza, me dio mucha vergüenza y no lo mire más, pero sentía su mirada hacía mi. A la noche estaba reventada del cansancio pero igual me puse guapa y decidí ir a la habitación de Emanuel, pique a la puerta y me abrió una tía en bata y automáticamente salió él con una toalla en la cintura y secándose el pelo, se quedo helado, no se si habrían estado esperando al camarero con champagne, que se sorprendió al verme