❝No hay nada peor que enamorarse de la persona equivocada... O puede que no tan equivicada.❞
︴Historia completamente mía, prohibida su copia y/o adaptación. Pedir permiso en caso de querer hacerlo. Gracias.
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Abrí la ventana de mi habitación y me aseguré de que nadie me viera, bajé por el árbol y salí corriendo hacia la casa de Jeonghan.
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•~•~•~•~•~• Capítulo 4 ~•~•~•~•~•~
Torcí por la esquina que daba a la calle de mi mejor amigo y entonces dejé de correr y seguí caminando. Conforme me iba acercando cada vez iba sintiendo más nervios.
Esto es una locura. Estamos todos locos.
Llegué a la puerta de Jeonghan y esperé a que saliera o a que Mary y Fanny llegaran. Esperé por cinco minutos y oí como la puerta se abría. Jeonghan estaba intentando salir sin hacer ningún ruido, pero cuando me vio estuvo a punto de gritar. Yo ahogué una carcajada y él me enseñó el dedo corazón. Cerró la puerta con cuidado y se giró asesinándome con la mirada. Me encongí de hombros y le guiñé un ojo. Entonces llegó Fany.
—Dime que traes a Mary metida en la mochila y que no se ha arrepentido de lo que vamos a hacer —dijo Jeonghan señalando a Fany.
—Si quieres te lo digo, pero vamos, te estaría mintiendo —dijo encongiéndose de hombros.
—Bueno, no pasa nada, ya le regañaremos, pero ahora vamos a ello —dije decidida e intentando no perder más los nervios.
¿Nervios? ¿Qué es eso? ¿Se come?
Jeonghan y Fany asintieron y entonces todos nos pusimos en marcha, fui guiándoles hacia la cabaña, y antes de adentrarnos en el bosque les dije a ambos que se pusieran la capucha y cogieran la linterna y lo que fueran a utilizar en caso de que hubiera que defenderse.
—¡Esperad!
Jeonghan y yo nos sobresaltamos al escuchar a Fany y nos giramos rápidamente a ver que le pasaba.
—¿Alguno sabe usar una de estas? —dijo sacando una pistola de su mochila.
Jeonghan y yo nos miramos con la boca abierta.
—¿De dónde la has sacado? —pregunté con los ojos abiertos como platos.
—De un cajón de la habitación de mis padres, no creo que la echen en falta.
—Yo sé usarla. ¿Qué tal si te doy mi navaja y me dejas a mí tu pistola? —pregunté tendiéndole mi navaja.
Fany asintió, me dio su arma y yo le di la mía. Ya todos armados, Jeonghan con un bate de béisbol, Fanny con la navaja y yo con la pistola, nos adentramos en el bosque. Llevaba la pistola cargada ya en una mano y la linterna alumbrando en la otra. Jeonghan y Fany se encontraban a mis lados vigilando que nadie nos siguiera por ningún lado. Seguimos andando solo con el sonido de nuestras pisadas en el suelo lleno de hojas secas y ramas y de nuestras respiraciones un poco agitadas debido a la adrenalina, al nerviosismo o a una mezcla de ambos. Entonces todos escuchamos como una rama crugía a unos metros a nuestra izquierda, nos tensamos y enseguida apuntamos con las linternas hacia lo que había hecho aquel ruido mientras yo me preparaba para disparar. Nos relajamos inmediatamente al ver que solo era una pareja de ardillas peleándose por conseguir una bellota. Nos miramos y asentí en señal de que continuásemos. Seguimos andando un par de kilómetros más y entonces aprecié como entre los árboles y arbustos se podía ver ya la cabaña. Nuestra idea viniendo aquí era encontrar pistas del posible paradero de la reciente chica secuestrada, que casualmente estaba en mi clase.
