❝No hay nada peor que enamorarse de la persona equivocada... O puede que no tan equivicada.❞
︴Historia completamente mía, prohibida su copia y/o adaptación. Pedir permiso en caso de querer hacerlo. Gracias.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
∞﹏∞﹏∞﹏∞﹏∞﹏∞﹏ Capítulo 8 - Parte 1 ﹏∞﹏∞﹏∞﹏∞﹏∞﹏∞
—Linternas.
—Sí.
—Ropa.
—Sí.
—Armas.
—Afirmativo.
—Entonces, ¿lo tienes todo? —pregunté señalándole con un lápiz a la vez que escribía los materiales necesarios.
—Todo —respondió Ji Ho mirándome pervertidamente.
—Imbécil —dije tirándole el lápiz.
—Vamos ya a esperar a los chicos a la puerta que me aburro aquí —ordenó mientras ataba los cordones de sus zapatillas.
—Espera un momento, hago pis y nos vamos.
—No hacía falta que me informaras de eso.
—No he pedido tu opinión —dije sacándole la lengua antes de entrar al servicio.
Después de tirar de la cadena, me acerqué al lavabo a lavar mis manos, las sequé con un toalla y empecé a cepillarme el pelo cuando Ji Ho entró por la puerta.
—¿Sabes que se llama antes de entrar verdad? —pregunté mirándole a través del espejo.
Ji Ho asintió sin darle mucha importancia, se acercó a mí abrazándome por detrás y comenzó a dejar besos húmedos por mi cuello. Solté el peine en el lavabo y me di la vuelta haciendo que nuestros labios chocasen, estos encajaban a la perfeción, como si estuviesen hechos a medida el uno para el otro. Aumentamos la intensidad del beso a la vez que Ji Ho me subía al lavabo y yo le hacía sitio entre mis piernas. Mordió mi labio inferior, lo que hizo que un gemido escapara de mis labios facilitándole a Ji Ho meter su lengua en mi boca. Comenzamos una guerra con nuestras lenguas en la que no había ganador. La temperatura de nuestros cuerpos empezaba a subir. Ji Ho me pegó más a él haciendo que notara como un bulto se pegaba a mi parte íntima, gemí en respuesta, lo que hizo que Ji Ho gruñera en mis labios. Él empezó a meter sus manos por mi camiseta color negro hasta llegar a uno de mis pechos para después apretarlo, cosa que hizo que otro gemido se me escapara. Tres golpes en la puerta interrumpieron nuestro momento.
—Los chicos están abajo esperando —anunció mi madre desde el otro lado de la puerta.
Me llevé la mano a la boca y miré a Ji Ho.
—¿Nos habrá escuchado? —pregunté en un susurro.
Ji Ho se encojió de hombros. Bajé del labavo y me arreglé un poco para salir del servicio.
Entramos a mi habitación de nuevo y esta estaba vacía. Cogimos nuestras cosas y salimos. Bajamos las escaleras y encontramos a mi madre riendo con Jeonghan y Fanny, que como ella había dicho, estaban esperándonos.
