Cap 47: Salida

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Seguí caminando por el pasillo de la casa, saqué mi cuchillo y me posicioné en la pared mientras me acercaba más a la habitación. Empujé la puerta y y me asomé. Nada.

Entré en ésta, todo estaba algo desordenado. Con el pie iba apartando algunos trapos que estaban en suelo, a mi lado derecha habían unos cajones y repisas. Me acerqué a éstos y eran medicamentos, bajé mi mochila del hombro y comencé a guardar algunos, por lo general, los más importantes.

Escucho unos pasos por el pasillo, pero estos eran débiles. Tomé el cuchillo y me dirigí por la puerta que había entrado, el caminante me gruñó, levanté mi cuchillo pero entonces vi como su cuerpo cayó. Lo miré en el suelo y tenía un cuchillo en la sien.

— Ya lo tenía —dije haciendo un puchero.

— ¿Encontraste algo? —preguntó.

— Medicamentos —respondí.

— Encontré algunos suministros. Llevo la mochila llena —dijo.

— Yo también, regresemos —dije saliendo de la habitación

Salimos de la casa y fuimos hacia la motocicleta. Fletcher se subió y yo me abracé de su espalda, lo encendió y nos alejamos de allí.

Tenía que ocultar mi rostro en su hombro por el fuerte viento que llegaba a mi cara.

En unos minutos ya habíamos llegado a Alexandria, nos abrieron la puerta y Fletcher estacionó la moto.

— ¿Encontraron algo? —preguntó Sasha desde la torre.

— Tuvimos suerte —respondí con el mismo tono— Iré con Denisse —dije a Fletcher tomando mi mochila.

— Yo iré con Olivia, nos reencontramos aquí mismo, apenas y es medio día —dijo.

— Claro —respondí con media sonrisa.

Fui caminando con la cabeza baja por el fuerte sol que hacía. Abrí la puerta y entré.

— Aquí te traje esto —dije entregándole la mochila a Denisse.

Ella se acercó y curiosa agarró la mochila. Abrió y sacó algunos medicamentos, y los revisó.

— Gracias Christina, me van a servir —dijo. Yo asentí con la cabeza.

Le quité la mochila y saqué todos los medicamentos, separando a cada uno, en eso siento que me rodean con los brazos. Denisse me estaba abrazando, yo solo me quedé helada, no entendía.

— Lo siento —fue lo único que dijo.

Fue suficiente para que entendiera a lo que se refería. Me separé de ella rápidamente y le sonreí, tomé la mochila vacía y me dirigí a la puerta.

— Estoy bien —dije saliendo por ésta.

Cerré la puerta tras de mí y me dirigí de nuevo a la entrada.

Veo como algunas personas me veían, otras señalaban, y otras me miraban con pena. Yo sólo aparté la mirada de todos los que me veían y fui a paso rápido.

Me detuve al lado de la motocicleta de Fletcher. A lo lejos pasó un hombre, ese tal Morgan andaba abrazado sólo a su palo de escoba (sin ofender) él me lanzó una mirada, yo solo lo miré de reojo y aparté la mirada.

— Vamos —escucho su voz.

Me giré y estaba Fletcher a mi lado, me subí y me abracé de su cintura, nos abrieron la puerta y salimos de nuevo.

(...)

En media hora habíamos llegado a un pequeño pueblo. Íbamos en silencio por la carretera observando las casas, habían papeles volando, unos carritos de supermercado, algunos carros abandonados...

Mi hombre de la ballesta (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora