No me volví a dormir, Daryl se había quedado conmigo un buen rato y luego se fue cuando me tranquilicé. Había amanecido y yo seguía acostada con una cobija encima. Escuché a alguien entrar, miré y pude ver a Alina, ella se quedó parada en el margen de las rejas.
- Gracias -dijo en susurro, no la miré- por lo que hiciste allá -un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando habló sobre el prostíbulo, al ver que no respondía dijo- Bueno, si quieres te dejo sola -dijo, se quedó un minuto y después salió.
Media hora después Rick entró a mi celda, se acercó en donde estaba pero se mantuvo alejado.
- Christina dime... ¿Que fue exactamente lo que te hizo? -me preguntó, me estremecí y tapé más con la cobija, y sentía que en cualquier momento lloraría. Sentí el tacto de alguien en mi mano, levanté mi vista y vi que Rick había puesto su mano encima de la mía. Me sentí aliviada-. Tranquila -dijo.
- Me tenía encerrada, en el sótano -dije en voz baja- me pegaba... abusaba de mí -su rostro se vino a mi cabeza y todas veces que yo gritaba porque se detuviera.
- Él está muerto. Estás aquí con nosotros, todo está bien -dijo. Solté aire aliviada.
- Me tiraba agua caliente en las piernas, apagaba sus cigarrillos en mis brazos y espalda -dije.
- ¿Estás embarazada? -me preguntó.
- No -respondí inmediatamente- todas las veces se protegió.
Rick asintió con la cabeza y pareció aliviado.
- Está bien, ya todo acabó.
(...)
- ¿porque me haces esto? -dije llorando.
- Di muchas cosas por tenerte, así que espero que por lo menos valgas la pena -dijo.
Se bajó los pantalones.
- Por favor no...
- No...
- Haz silencio, sabes que es lo que pasa cuando hablas.
Se acercó a mi y comenzó a besarme el cuello, con sus manos logró bajar mis bragas, por lo que me puse más nerviosa y asustada aún más.
- No... Aléjate...
- No lo hagas -dije llorando.
- Si hablas otra vez, te juro que te voy a tirar agua otra vez en tus piernas.
Sacó un pequeño sobre de su bolsillo, sacó el condón y se lo puso.
- No no no no...
Sentí su miembro rozar mi intimidad.
- ¡No! ¡No!
- ¿Christina?
Comenzó a hacerlo de nuevo, mientras que yo lloraba desconsoladamente rogando que se detuviera.
- ¡Detente por favor!
- ¡Christina!
Abrí los ojos y sentí unos brazos encima mío, comencé a patalear por que me soltase.
- ¡Para! ¡Fue un sueño! -dijo en voz alta, lo miré y era Daryl.
Esta vez no me acurruqué en su pecho, me solté de sus brazos y me quedé sentada en la cama haciendo que mis pies rozaran el suelo, pasé mis manos por mi cabeza mientras mantenía la vista baja y los codos apoyados en mis muslos. Tenía los ojos de lágrimas, la frente sudada y mi corazón latiendo a mil. Traté de no mirar a Daryl para que no me vea así.
- ¿Estás bien? -me preguntó. No respondí - entiendo lo duro que debe ser para ti.
- No, tu no sabes nada -repuse molesta.
- Tienes razón -contestó frío-. Es mejor que vuelvas a dormir.
- No quiero tener otra pesadilla -dije.
- Si las pesadillas vienen por ti, lucharé contra ellas -dijo. Levanté la vista y lo miré un poco sorprendida.
Al verlo recordé el beso que me había dado hace unos días, aquel beso dulce y cariñoso. No podía resistirme, tenía que sentir otra vez sus labios, tenía que besarlo otra vez. Parece que me leyó la mente porque en menos de cinco segundos sus labios ya estaban en los míos.
No me resistí ni tampoco lo empujé, poco a poco sentí como mi cuerpo iba cayendo sobre la cama y Daryl encima mío, mis manos recorrían su abdomen y me sentía en las nubes, me estaba dejando llevar por él, aunque no creo que sea mala idea, abrí un ojo pero pude ver que estaba encadenada otra vez y el hombre mirándome con una sonrisa pervertida en su rostro.
- ¿Nos divertimos?
- ¡No! -grité y me separé de Daryl, me acosté de lado y me di cuenta que solo fue una ilusión mía, tenía mis piernas en mi pecho y mis manos escondidas en éstas, que parecía como una niña traumada.
- Lo siento, no debí...
- Está bien, solo... -dije pero solté aire al no saber qué decir.
Me acosté en la cama y evité mirarlo, no quería que se vaya, quería que se quede conmigo pero tampoco iba a decírselo. Sentí como el colchón se hundió y Daryl se había acostado a mi lado, me acerqué a su lado y él me rodeó con su brazo, apoyé mi cabeza en su pecho, por fin me sentí aliviada, me sentí protegida junto a él, tenía miedo, sí, pero con él, el miedo bajaba y entonces ya no sentía angustia ni tristeza.
Cerré mis ojos, y antes de dormirme, sentí como Daryl me daba un tierno beso en la frente.
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Mi hombre de la ballesta (Daryl Dixon)
FanfictionChristina: Grosera, curiosa y rebelde. Daryl : Frío, cerrado y dependiente. •¿Amor? Era algo que ellos no tenían idea•