Capítulo dos.

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Desde que vi a Zayn después de pasar tanto tiempo alejada de el, había una pregunta que me comía por dentro. Una de esas preguntas que te mueres por sacar de tu boca pero que a la vez no quieres saber la respuesta.

Estaba sentada al lado de Zayn, en el gran sofá de su apartamento. Lo observé, sin que el notara mi mirada sobre él y me arme de valor.

-Zayn, ¿puedo preguntarte algo? - él giro su cabeza hacia mi y asintió esperando mis próximas palabras - ¿Harry sigue enfadado?

-¿Por qué va a estar enfadado?

-Ya sabes... cuando se enteró todo el mundo de que estábamos juntos y... - se incorporó en el sofá, quizá pensando su respuesta.

-... Cuando estábamos de gira, dormíamos los cinco en la misma habitación de hotel, como siempre. Todas las noches yo tardaba mucho en dormir, no sabía que era de ti, ni dónde estabas, nada. Y... bueno,Harry todas las noches, sin faltar ni una, se acercaba a mi y me pedía perdón. Yo le decía que no era culpa suya, se le veía el sentimiento de culpa a kilómetros. No creo que una persona que estuviera enfadada pidiera perdón todas las noches durante un año. - me dijo. Me acerqué a el, a darle un abrazo, y terminé acurrucada sobre sus piernas, pensativa.

-Yo soy la que debería pedirte perdón, pero a todas horas. Fui subnormal, siempre me pasa, no pienso las cosas antes de hacerlas, y la cago - no me respondió, solo comenzó a acariciar mi pelo. - solo quiero que nada vuelva a salir mal.

-Ni lo pienses, no dejaré que nada salga mal.

Me acurruqué de nuevo entre sus brazos. Había veces en las que pensaba que no me merecía a Zayn. Él era tan bueno, capaz de perdonarme hasta el error que mas le ha echo sufrir.

-¿Sabes qué? Hoy cocino yo, estoy cansada de comer siempre fuera - le dije intentando evaporar mis pensamientos anteriores. El sonrió sin pronunciar palabra. Seguidamente me levanté, dirigiéndome a la cocina, intentando pensar que podría cocinar. Se me ocurrió que unos espaguetis no estarían nada mal. Me dirigí a la nevera, la abrí y nada. Ahora entendía porque comíamos todos los días fuera.

-Zayn, ¿sabías que las neveras se usan para meter comida dentro?- dije irónica.

- Oh, gracias por la información querida Valeria - me miró sonriente.

-Bueno, voy a comprar comida, ahora vuelvo - dije saliendo por la puerta. - ah, te cojo el coche.

Después de salir del hospital, Zayn insistió en que aprendiera a conducir y me pagó la autoescuela. La verdad es que a mi no me desilusionaba la idea, pero no quería que se gastase dinero en mi. El resultado fui yo sentada en una mesa de la autoescuela tomando apuntes.

Introduje la llave en la ranura y arranqué el coche. El supermercado estaba a 4 manzanas del apartamento, así que llegué en 5 minutos. Entré en el súper, cogí pasta, tomate y algo de carne y a continuación pagué.

Salí de allí, metí la compra y arranqué de nuevo el coche. Miré hacia atrás para dar marcha atrás al coche. Se oyó un golpe en el coche gris aparcado justo detrás mio. Mierda. Me asome un poco mas sin bajarme del coche. Nadie había visto el golpe, es decir que no había nadie dentro del coche. Boyé la parte delantera del coche de atrás, no sabía que hacer. Me puse terriblemente nerviosa, dude unos segundos, pero me fui.

Me sentía fatal. No había mirado mi coche, pero esperaba que no se hubiera echo nada. Aparqué en el mismo sitio donde lo había dejado, baje del coche, por suerte el coche de Zayn no se había llevado ni un rasguño. Subí al apartamento, Zayn se iba a enfadar, y mucho.

Salude al entrar, decidí hacer la comida antes y mientras comíamos decírselo.

Me llevó poco tiempo hacer los espaguetis, estaba muy nerviosa. Cuando iba a darme la vuelta para echarlos en los platos me encontré las manos de Zayn acariciando mi abdomen.

-Huelen genial - me susurro mientras me besaba el cuello a modo de "gracias".

Comimos casi en silencio, pero sin apartar la vista del otro. Cada vez que me miraba sonreía, se le veía tan contento sin ninguna razón... Pero tenía que decírselo, puede pasarle a cualquiera, pensé.

Justo cuando abrí la boca para empezar a confesar le sonó el teléfono. Se ilumino la pantalla de su iPhone. El nombre de Harry apareció en su pantalla. Mis ojos se abrieron como platos. ¿Y si preguntaba por mi? No quería hablar con el, no sabría que decirle.

Zayn habló con el, pero yo estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me entere de lo que decía. Colgó y me miró.

-¿Que pasa? - pregunte intrigada.

-Es Harry...- dijo haciendo una pausa, mirando su plato, para mirarme a mi seguidamente- Mañana estarán aquí.

Secuelas de suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora