Capítulo veintitres.

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El aire de la calle rozaba mi cara, eran las siete de la mañana, en una hora debía ir a trabajar.

Me recosté sobre la silla que había en el balcón de la casa de Zayn. Quizá debería replantearme llamar a esta casa casa a partir de ahora. Pero eso no era lo que inundaba mi cabeza a esas horas.

Zayn apareció detrás mio.

-¿Qué haces? — preguntó intrigado.

-Pensar —le desvelé.

-¿En qué piensas? —cogió otra de las sillas y se sentó a mi lado atento.

-No sé si dejar el trabajo —informé.— No me gusta sentirme acosada, ¿sabes? —le miré directamente a los ojos dándole a entender que hablaba de Mike.

-¿Recuerdas por qué quisiste trabajar? —preguntó. Parecía que sabía a dónde quería llegar.

-Para pagarle a tu madre —respondí segura.

-Ajá —soltó él.— Pues recuerda eso todos los días mientras trabajes. Apenas te quedan dos semanas de trabajo para conseguir el dinero, no lo dejes ahora.

Lo peor era que tenía razón. No podía abandonar ahora que estaba tan cerca de conseguir mi objetivo. Pero no quería seguir viendo a Mike, no sabiendo de lo que fue capaz la noche anterior.

-Mike no te hará nada más —dijo como si estuviera leyendo mis pensamientos.— Se cagó de miedo ayer, no creo que se atreva. Y si lo hace, ya me encargaré yo.

Sonreí a modo de agradecimiento. Esperaba que en eso también tuviera razón.

Volví al trabajo un día más, solo que todo parecía diferente. Mike apareció a la hora de siempre.

-Valeria... —me llamó. No era el tono picarón con el que solía hablarme. Decidí no responderle. No quería verle.

Si Zayn no hubiera aparecido ayer justo en ese momento, seguramente habría pensado que le había puesto los cuernos, que yo también deseaba ese beso.

-Valeria, por favor —me suplicó. Posó su mano sobre mi hombro y entorpeció mi paso.

-Déjame —le dije y me marché. Creo que había captado el mensaje ya que no me persiguió, ni me llamó de nuevo.

Los siguientes días en el trabajo eran algo así. Él me llamaba y yo no le respondía, hasta que se cansó. Entonces ninguno de los dos nos dirigíamos la palabra, pero notaba su mirada sobre mí cuando aparecía en el local.

En realidad, sentía pena. Sólo quería que fuéramos amigos, que habláramos de los viejos tiempos. No tenía a nadie de mi antigua vida, y eso me entristecía, por eso no quería que esto fuera así.

                              • • •

-¿Quieres que vaya contigo? —preguntó Zayn.

-No, gracias —le rechacé.— No quiero que nadie salga herido.

-Como quieras —rió.

-Volveré enseguida —anuncié a punto de salir por la puerta.

Hoy hacía exactamente un mes que trabajaba en Top Shop, y como habíamos acordado Mike y yo, hoy dejaba el trabajo y me daría mi sueldo del mes.

Arranqué el coche de Zayn para ir hacia la tienda. Realmente me gustó este trabajo. Creí que nunca me acostumbraría pero, hasta le cogí cariño a Sam. Ahora tendría que despedirme de todas las chicas.

Llegué y entre lentamente a la tienda. Como era temprano, no había ningún cliente en ella. Mike me esoeraba en el mostrador.

-Pasa, Valeria —señaló hacia la puerta de la sala donde me reuní con el para informarme del trabajo un mes atrás.

Le obedecí y entré, seguida de él. Los dos tomamos asiento, uno frente al otro.

-Bueno, aquí esta el dinero —me tendió un sobre que previamente había sacado de un cajón de su escritorio. Lo abrí para ver los billetes unos sobre otros.— Esta todo lo acordado, pero si quieres contarlo...

-No, me fío de ti —confesé. Él dejo mostrar una sonrisa tímida. Al final, habíamos empezado a llevarnos bien, o al menos, a hablarnos, no como antes, pero era algo.

-Sabes que podrías seguir si quieres... —informó. Me daba la sensación de que no quería que me fuera.

-No, gracias.

Nos miramos unos segundos, hasta que interrumpió el silencio.

-Bueno... —dijo levantándose bruscamente.

-Sí... —susurré imitándolo.— A pesar de todo... me ha gustado volver a verte.

-Sí, mmm... gracias —tartamudeó.— Y lo siento, de nuevo.

-Ya está olvidado —dije cabizbaja y sonriendo falsamente.

Le tendí la mano para estrecharla a modo de despedida y el, vergonzoso, cedió.

-Hasta pronto —le dije antes de salir por la puerta. El me repitió.

Afuera, Sam estaba en su caja habitual. Me acerqué a ella para darle un abrazo efusivo.

-Adiós Sam —le dije en el oído.

-Que te vaya bien, amiga —me deseó. Asentí por su comentario y me despedí de las otras chicas.

Estaba ya a punto de salir por la puerta, hasta que los brazos de Mike me hicieron girar sobre mí para darme un abrazo. No pude evitar sonreír, era Mike, joder.

-Siento mucho como me he portado contigo, Valeria —dijo con su boca en mi oído.— De verdad.

-Ya está —respondí. Me disgustaba esta situación, pero no podía olvidar lo pasado. En el despacho habíamos estado como dos completos desconocidos, pero ahora si parecíamos los amigos de toda la vida que realmente eramos.

-Adiós —me despedí sonriendo y tocando su mejilla durante unos segundos. Salí de la tienda apenada. Apenada por dejar un trabajo al que me había amoldado, pero que a la vez odiaba por la situación de estos últimos días con Mike. Aunque quizá en un futuro, todo volviera a la normalidad con el.

Secuelas de suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora