Capítulo dieciseis.

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Pasé una de las tardes más incómodas de mi vida. Mi torpeza era lo único en lo que pensaba.

Tampoco quería abusar de la confianza de Sam, atosigándola a preguntas continuamente, así que intenté arreglarmelas yo sola, pulsando botones incorrectos en la caja o pasando mal el código de barras de las prendas.

-No, es así — me indicó Sam, dándole la vuelta a la etiqueta de una de las blusas de una clienta.

-Gracias — le susurré.

Así pasé toda la tarde, hasta que pasaron mis cuatro horas y media de trabajo y Mike, aparecía por la puerta del local.

-Ya esta bien por hoy chicas — nos comunicó a Sam, a dos chicas mas que se encargaban de doblar y colocar la ropa y a mí. — nos vemos mañana.

Me dirigí a la parte trasera de la tienda a coger mis pertenencias para salir de allí. 

Estaba a punto de salir del local, pero la mano de Mike interrumpió mi camino.

-¿Qué tal el primer día? — preguntó.

-Mm... difícil — respondí, aún con mi brazo entre su mano.

-Espero que vayas entendiendo como funciona todo — dijo amable.

-¿O contratarás a la otra chica? — pregunté burlona, sin ni siquiera saber porqué había soltado eso de mi boca.

-No hay otra chica — contestó después de sonreír y mirar al suelo, soltando mi brazo de una vez.

No contesté, no entendía a que se refería, hasta que lo comprendí. Me había mentido para que aceptara el trabajo, para verme.

-Muy hábil — respondí seria, rompiendo el silencio establecido, para segundos después, girarme y salir por la puerta.

Creí escuchar la risa silenciosa de Mike, quizá sorprendido por esa respuesta mía.

Salí y allí estaba Zayn, apoyado en el coche, fumando. Que novedad, pensé al ver el cigarrillo entre sus labios. Fui hacia el en cuanto lo vi.

-Buenas noches, señorita — me saludó sonriente. Lo besé como respuesta. — ¿Que tal la tarde?

-Horrible — confesé cerca suyo. — soy demasiado torpe.

-Eso es verdad — dijo.

Me reí, apoyando mi cabeza sobre su pecho y recordando lo que le gustaba a Zayn hacerme rabiar.

-Anda vamos a casa torpe, que tengo hambre — dijo dándome una palmada en el culo.

Eso me hizo mucha mas gracia y solté una carcajada a la vez que entraba en el coche. Noté como Zayn me miraba sonriendo.

Pasamos antes por el Red Bar para comprar unas pizzas y después fuimos a casa.

Lo que había echo Mike me daba mala espina, no debería haberme mentido. Pero no era eso lo que mas me preocupaba, me temía que quería continuar lo que quedó a medias en nuestro pasado.

Solo me quedaba rezar para que no fuera así, pero con la suerte que tengo, ya sabía como acabaría todo.

                               • • •

Ya llevaba 5 días trabajando en Top Shop. Tengo que decir que me acostumbré rápidamente al trabajo y Mike no aparecía mucho por la tienda, lo que ayudó a que lo dominara. Aún así, en este día empezaba mi sufrimiento.

-No quiero que te vayas — confesé a Zayn, abrazada a su pecho, aún tumbados en la cama. — no sé que voy a hacer sin tí.

Noté la sonrisa de Zayn vibrar a mi lado.

-Te llamaré todos los días — aseguró. Gruñí satisfecha y me dirigí a hacer la maleta. Cómo Zayn quería y a mi pesar, me iba una semana entera a casa de los Malik. Le expliqué la situación a Mike y me dejó el día libre.

Empecé a lanzar camisetas y pantalones del armario a la maleta. No quería llevarme demasiada ropa, para así tener una excusa de escaparme de allí.

-¿Y tus hermanas? ¿Cómo son? — pregunté mientras decidía que zapatos llevar.

-Son muy simpáticas, y no lo digo porque sea su hermano — rió. —  te llevarás bien con ellas.

Terminé de hacer la maleta, esperaba que Zayn tuviera razón.

-Vamos, te llevaré a mi casa.

Metió mi maleta en el maletero y comenzamos en trayecto.

-Sigo pensando que no es una buena idea — repetí a Zayn mis ideas por enésima vez.

-Pues no lo pienses — dijo divertido.

-No es gracioso, Zayn. Eso van a ser los Juegos del Hambre y no seré yo la que salga viva — expliqué, provocándole una carcajada. — ¡Es verdad!

-Intentaré que nadie salga herido — continuó. — Ahora en serio, ya le advertí a mi padre que eres mi chica y que tarde o temprano, tendrá que respetarte. Y me da igual si no lo asume, no dejaré que te esté torturando cada vez que te ve, porque ya has sufrido bastante.

Las palabras de Zayn provocaron un silencio sordo durante el resto del camino, convenciendome de que bajo ningún concepto permitiría que algo malo me ocurriera.

Secuelas de suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora