Las palabras no salían de mi boca por mucho que lo intentaba. Noté como Zayn se acercaba a mi, preguntándome que pasaba y observando la situación. Mi padre seguía mirándome, supongo que intentando asimilar que era su hija la que se encontraba delante de él.
-Cómo has cambiado... —balbuceó tras unos segundos.
Seguía sin contestar, era incapaz. Los sentimientos me lo impedían. Pero a él parecía no importarle demasiado.
-¿Qué tal estás...? ¿Y tu madre? —preguntó. La última pregunta impactó fuertemente en mi mente y me provocó una punzada de dolor, como si me hubieran sacudido de un puñetazo. Me hizo recordar todo en apenas unos segundos. Cómo él nos dejo tiradas, como malvivíamos en la calle, como murió ella por su culpa... Entonces sí reaccioné.
-¡Está muerta, hijo de puta! —grité y me abalancé sobre él para empujarlo. Sólo quería partirle la cara—. ¡Por tu culpa!
Mi padre retrocedió a causa de mi impulso y comencé a pegarle débilmente. El me sujeto las muñecas impidiendome que le siguiera azotando, sin decir nada. Noté como unos brazos me rodeaban la cadera por detrás y me subían en el aire, alejándome lo máximo posible de él.
Era Zayn, que luchaba para que me estuviera quieta.
-¡Para! ¡Valeria! —gritaba Zayn en mi oído. Pero sus gritos fueron inútiles.
-¡Suéltame! —le grité. Al ver que no iba a hacerlo, me sentí tan impotente que solté mi ansiedad en forma de lágrimas. La gente que pasaba nos miraba, pero no me importaba.
-¡Me has jodido la vida! —le gritaba pataleándo como una niña pequeña. Mi padre sólo me miraba he intentaba que me calmara gesticulando con las manos—. ¿¡Cómo te atreves a aparecer ahora!? ¡Te odio! ¡Te odio!
Sollozaba y berreaba, la cólera invadía mi cuerpo. Zayn seguía ejerciendo fuerza sobre mi.
-No digas eso... soy tu padre —susurraba dolido. Pero me daba igual, era lo mínimo que merecía ese desgraciado.
-¡Es la verdad, joder! ¡Vete! ¡No quiero verte! —empezaba a costarme respirar. Sentía como me ahogaba de tanto llorar. Zayn me susurraba cosas al oído que no escuchaba. Mi padre intentó acercarse a mi para tocarme, pero esta vez fue Zayn quien replicó.
-¡Déjala en paz! ¿vale? —gritó ofendido Zayn. Lo miré de reojo y hubiera jurado que echaba chispas de rabia por los ojos.
De repente, veía más y más lejos a mi padre, que no reaccionaba, sólo me miraba fijamente. Zayn me empujaba lejos de allí, sin soltarme. Yo seguía llorando a moco tendido.
Cuando estuvimos más alejados del lugar me depositó en el suelo. Cuando noté que mis pies tocaban el asfalto me debilité. Zayn me cogió la cara empapada con sus dos manos, obligándome a mirarle.
-Valeria —me llamó—. ¡Valeria! Tranquilízate.
Lo miré a los ojos apenada, me hubiera gustado tranquilizarme, pero me era imposible.
-Ven aquí —me susurró tras abrazarme fuertemente—. Ya ha pasado todo... respira....
En estos momentos agradecía la compañía de Zayn más que nunca. Sólo quería morirme ahí mismo. Mi padre había despertado en mi un comportamiento que nunca había tenido. Yo no era una histérica que iba llorando y pegando a diestro y siniestro.
-Mírame —me separó de el para posar sus ojos sobre los míos. Comprendí entonces que estaba preocupado, demasiado preocupado—. Ya no está, no volverás a verlo, relájate.
Conseguí parar de llorar, aunque me costó mucho hacerlo.
-Siento... siento mucho haber estropeado la noche —dije secándome las lágrimas.
-Tú no has estropeado nada —aclaró—. Y en cuanto a tu padre, te juro que si lo vuelvo a ver no dejaré que pase esto —dijo señalándome con sus manos delicádamente.
-Gracias —balbuceé—. Me gustaría saber qué hace aquí.
-No pienses más en ello...
Pero no podía evitarlo. Parecía que cuando lograba olvidarme del tema, aparecía mi padre de nuevo.
Esa noche volvimos a casa y dormimos en cuestión de minutos. Me levanté más relajada y tranquila, pero no había olvidado el encuentro de la noche anterior.
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Secuelas de suerte.
FanficDespués de todo lo que ha vivido Valeria, cree que su vida ha cambiado para siempre y no se le pasa por la cabeza volver a abandonar lo que le da la vida: Zayn. Pero a veces no todo sale como espera, ya que la suerte nunca ha estado de su lado.