Capítulo quince.

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Revisé mi móvil, las cuatro de la tarde. Estaba desesperada, no sabía que hacer. Observé a Zayn, durmiendo tranquilo en el sofá.

Me fui a la habitación, para sentarme en la cama y observar los alrededores, pensativa.

Descubrí con la mirada parte de la funda negra de mi guitarra tras un armario y me levanté para cogerla. Casi había olvidado que la tenía, esta semana había sido tan movida...

Me senté de nuevo en la cama, para desfundarla y verla de nuevo. Acaricié con mi mano la parte de la dedicatoria de Zayn, sin poder esconder la sonrisa que me apareció en la cara.

Comencé a deslizar mis manos sobre sus cuerdas, creando un ritmo inventado. Entonces recordé Little Things, que antes me salía genial con la guitarra.

Descubrí que aún me acordaba de las notas. Pero paré inconscientemente, mirando hacia la pared. ¿Quién me iba a decir que hoy estaría en Londres, tocando una de las canciones mas famosas de la banda de mi novio? Nadie, y si alguien me lo hubiera dicho lo hubiera tomado por loco.

-Bonita canción — dijo Zayn interrumpiendo mis pensamientos, simulando que no conocía la melodía que sonaba.

Me giré para regalarle una sonrisa poco creíble.

-Perdona, no quería despertarte — me disculpé.

Se encogió de hombros y, casi sin darme cuenta, se sentó detrás mio, colocado de forma que le daba la espalda.

De repente se me ocurrió, ¿y quién me iba a decir que hoy en día estaría prácticamente sola, sin padre y sin madre?

Esa pregunta provoco un estruendo de dolor y tristeza en mi cuerpo.

-¿Por qué no cantas? — susurró el.

Mis ojos acababan de ponerse húmedos tras ese pensamiento mío, y que negaban la proposición de Zayn.

-No puedo — susurré también.

El pareció entenderme, porque apoyó su cabeza en mi hombro, dándome un beso en el cuello.

El sonido del teléfono fijo jos interrumpió, y Zayn fue a la cocina a descolgarlo.

Yo continué pensando, sin prestar atención, pero el apareció en la habitación mas serio que antes.

-Es Mike — reveló. Ahora entendía su rostro cambiado.

Puse una mueca. No entendía que quería ni como había conseguido este número, pero se lo arrebaté a Zayn de las manos.

-¿Si? — pregunté, haciéndome la tonta.

-¿Valeria? Soy Mike, hola.

-Hola — saludé con poco énfasis.

-Verás, tengo a otra chica interesada en el trabajo, y necesito saber ahora si tu vas a aceptarlo o no. Ya sabes, tu tienes preferencia por haberte informado antes... — puso de excusa.

Miré a Zayn a través de la puerta de la habitación, sentado en el sofá, mirándome atento.

-Mm... — lo pensé. — Sí.

Aparté la mirada de Zayn, sabía que esto no le agradaba, lo notaba. Pero el seguía ocultándolo, o al menos intentándolo.

-Bien — dijo satisfecho. — Empiezas mañana a las cinco.

Y colgó. Me alegré por eso, ya que tarde o temprano, lo haría yo.

-¿Qué quería? — preguntó Zayn directo. Yo me levanté de la cama y camine dirección al sofá.

-Contratarme, empiezo mañana — anuncié.

-Lo harás genial — aseguró fingiendo una sonrisa y besandome la frente.

Imité su falsa sonrisa agradeciendo sus últimas palabras y me senté sobre sus muslos, abrazándolo.

                            • • •

-Vas a llegar tarde — gritó Zayn fuera del baño.

-Espera — respondí. Recogí mi pelo en una coleta alta después de varios intentos de moño.

-No entiendo como alguien tan sumamente preciosa puede hacer unos espaguetis tan malos — dijo al verme como piropo.

-Gracias — respondí en tono de burla mientras alzaba las cejas. — supongo.

Sonó mi móvil, era Hannah.

Hannah quería acompañarme a mi primer día de trabajo, pero había quedado con Louis, así que como "recompensa" había decidido llevarme en coche hasta la tienda.

-Es ella, me voy ya — besé a Zayn rápidamente en los labios, poniéndome de puntillas. — haz algo divertido.

Y salí por la puerta, observando a Zayn sonriente, mirándome de arriba a abajo.

Al bajar, divisé el coche rojo de Hannah, pero conducido por Louis. Entré  y me senté en los asientos traseros.

-Hola chicos — dije. Los dos se giraron desde sus asientos hacia mi.

-¿Listas? — preguntó Louis, que provocó que las dos asintieramos como respuesta.

Hablamos durante el trayecto, aunque fue corto. En unos minutos ya estabamos en la puerta del local.

- ¡Buena suerte! — me deseó Hannah. Sonreí y entré, preparada, o al menos creyendo estarlo.

-Buenas tardes — saludé a Mike, que estaba de espaldas a mi, frente al mostrador.

-Hola — y me abrazó. Otra vez había sido un abrazo inesperado, como la noche del concierto. — Ven, te enseñare todo.

Y sin poder responder a eso, me empujó detrás del mostrador.

-Esta es la caja y aquí el ordenador, cuando te traigan un producto pasas este identificador sobre la etiqueta y te aparecerá el precio aquí...

Una larga explicación invadió mi cabeza, intentando captar todas las instrucciones que me decía. Cuando terminó, giró sobre el, para dar paso a otra chica.

-Y aquí esta Sam, la chica que trabajará contigo, en la otra caja — explicó señalando a la caja que había al lado de la mía. — si tienes alguna duda, pregúntasela a ella.

La saludé levantando la cabeza y sonriendo. Ella me imitó en lo segundo, parecía una buena chica.

-Y nada más — dijo abriendo sus brazos. — ¿Está claro?

-Sí — susurré intentando parecer segura.

-Genial, os dejo trabajar — dijo finalmente mientras se dirigía a la puerta.

-¿Te vas? — pregunté casi sin pensar.

Se giró sonriente. Eso me dejó confundida. Seguro que ahora mismo estaría pensando en que no quería estar sin él, aquí, sola.

Y tenía razón.

Secuelas de suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora