Capítulo 18.

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Me mire en el espejo para verificar que todo estuviera en orden. Mi vestido, el cual era totalmente rojo a excepción del  cuello y la pequeña moña que este tenía que eran blancos, era perfecto para la ocasión: Navidad. En mi familia era una tradición vestirnos de rojo o blanco o ambos para esa celebración,  y yo adoraba todos mis vestidos de Navidad. Mire mis zapatos de taco alto blancos, con la punta abierta y la suela de color rojo. Mi cabello caía en forma de ondas sobre mis hombros y mi espalda aunque me hice una pequeña trenza cosida recogiendo parte de mi cabello y apartándolo de mi cara. Mi maquillaje, como siempre, consistía en poco: delineador negro intenso, rímel que hacia mis pestañas más largas, brillo color natural en los labios, algo de sombra en los ojos que consistía en una mezcla entre el blanco y el rosa pálido y un poco de “tapa imperfecciones”, como le decía yo.

         Fui hasta mi portátil y abrí el correo electrónico. Me había estado comunicando con Harry, Liam, Zayn y Louis mediante los e-mails. De Niall no sabía nada, excepto lo que me contaban los chicos: que había llegado bien a su casa, que estaba con su familia y que esperaban la Navidad con ansias. Les escribí un corto pero cariñoso mensaje navideño a los cuatro y luego apague el aparato. Tenía que bajar a pasar con mi familia.

         Al bajar vi como toda la casa estaba decorada para la ocasión. Mi madre adoraba los adornos y tener la casa combinada con la festividad. El barandal de la escalera estaba decorado con una enredadera de hojas artificiales entre las cuales se encontraban pequeños chirimbolos rojos brillantes intercalados, además la escalera  tenía toda una alfombra roja con bordes bordados con un diseño con hilo dorado. El living era tan espacioso que aquel árbol enorme entraba a la perfección, decorado con chirimbolos, guirnaldas y luces que combinaban entre sí, todo blanco, rojo y dorado. Mi madre tenía un muy buen gusto. Los sillones, los cuales eran blancos, estaban decorados con almohadones rojos con bordados de hilo dorado, mientras que la mesa ratona del medio llevaba un mantel rojo con un bordado que entrelazaba el hilo dorado y el blanco. El aroma del ambiente era exquisito, ese olor a orquídeas, dulce y fresco. Todo estaba impecable.

         Vi a mi madre salir de la cocina junto con Lucy y traían varias copas de vidrio vacías en dos bandejas. Ambas me sonrieron al verme y luego comenzaron a colocar las copas en la mesa ratona entre los sillones y el bar que teníamos con bebidas, el cual uno de mis primos siempre manejaba porque era barman.

-la casa esta impecable, mamá- le dije con una voz tranquila y suave. Sabía que se esforzaba mucho en dejar la casa como estaba todas las Navidades y quería demostrarle que su trabajo valía la pena.

         Daisy, mi madre, era decoradora de interiores es por eso que tiene un muy buen gusto en cuanto a muebles, decoración de casas y esas cosas. Siempre me ayudo a decidir como quería mi cuarto, cada vez que nos mudamos o que lo quería renovar.

-gracias, cariño- dijo ella y se dirigió hacia la cocina seguida por Lucy. – por cierto, estas muy bonita esta noche. –dijo y entro a la cocina mientras yo sonreía.

         Mire hacia el reloj de pared: las 18:46.  El resto de mi familia llegaría cerca de las 19.30 así que tenía tiempo de salir a caminar un poco, como siempre lo hacía. Fui a buscar mi abrigo blanco y luego de decirle a mi madre que saldría, lo hice. Salí de mi casa por la parte trasera, para poder salir a la calle y que la gente pensara que salía de la casa continúa. De todas maneras no había nadie en la calle más que unos niños jugando a la guerra de nieve y sus padres mirándolos.  

         Camine un par de cuadras hasta la plaza del barrio. Era un barrio privado por lo que estábamos protegidos. Me senté en una banca luego de caminar un poco, ya que los tacones eran bastante altos y me dolían un poco los pies.         

         Me quede mirando el árbol gigante de Navidad que había allí. Todo iluminado y con brillos. Me sentía muy poco brillante aquella Navidad. Las cosas con Niall no las había podido solucionar y eso me dolía. Quería poder mandarle un mensaje de cariño y felices fiestas como a los demás pero sabía que si lo hacia se molestaría aun más de lo que ya estaba, por alguna razón que desconozco.

         No era solamente el hecho de estar peleada con la persona que me gustaba el que me hacía sentir así, si no que esa persona era mi amigo y que habíamos tenido una discusión tonta por razones tontas que ni yo sé cuáles son. ¿Había estado bien yo en actuar como lo hice? No lo sabía, y tal vez nunca lo sepa.

         Mi vista no se movía de aquel árbol enorme y brillante frente a mí. Me sentía tan fuera de lugar allí. El árbol brillante, yo tan apagada; era tan enorme y elegante, yo me sentía pequeña, y aunque estaba vestida elegantemente me sentía muy desarreglada; la gente riendo, felices, contentos,  y yo tan triste, perdida y confundida. ¿Tanto le costaba a Niall escucharme?

         Suspire. Tenía que olvidarme de eso. No podía dejarme estar por alguien, no iba a sentirme así por nadie, no quería sentirme así y haría lo que fuera por volver a ser yo misma.

         Me senté frente al piano blanco que se encontraba en la sala continua del living mientras mis padres, tíos, primos y abuelos hablaban entre ellos, tomaban champagne, vino blanco, whisky y demás bebidas alcohólicas caras. Mire las teclas unos segundos antes de colocar suavemente los dedos sobre ellas, sin apretarlas, sin emitir algún sonido. Suspire y comencé a tocar las primeras notas de una de mis dos canciones navideñas favoritas: Winter Wonderland.

         Ante de que empezara a cantar, mi familia ya estaba a mi alrededor mirándome. Comencé a cantar y nadie decía palabra, simplemente me escuchaban atentos, impresionados ya que nunca me habían escuchado cantar ni tocar el piano porque nunca lo hacía frente a nadie. De repente uno de mis primos tomo unos cascabeles y comenzó a hacerlos sonar al ritmo constante y rítmico. Le sonreí levemente mientras cantaba.

         Al terminar de cantar lo único que pude escuchar fueron aplausos de parte de mis familiares, que eran como 25 personas. Nunca había cantado para tantas personas pero en ese momento tenia la necesidad de hacerlo.

-¡otra!-gritaban mis primos y algunos de mis tíos mientras los demás solo aplaudían, sonreían y asentían animándome a cantar otra canción. La única que se me ocurrió en aquel momento fue “Last Christmas” de Wham, la cual sabia tocar en la guitarra de forma acústica. Busque a Lucy con la mirada para pedirle que me trajera una guitarra del cuarto de música.

-Lucy, ¿me podrías traer una guitarra? –le pregunte y ella asintió.

         Minutos después estaba tocando aquella versión mía de la canción, muy concentrada en las cuerdas de mi guitarra y las palabras de la canción.

         Al finalizar, nuevamente estallaron en aplausos y silbidos, felicitándome. No entendía de donde había sacado tanta valentía pero lo había logrado. ¿Sería gracias a los chicos que me animaron a intentarlo? Seguramente si, y tenía que agradecérselo.

         Les sonreí a mis familiares mientras me felicitaban, y entre ellos logre ver a mi padre quien me miraba desde su lugar sonriendo, orgulloso de mí. Le devolví la sonrisa mientras abrazaba a una de mis tías.

         Y no sé porque, pero en ese momento, me sentí libre, feliz y sin preocupaciones.

The Secret [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora